Respira en mí, oh Espíritu Santo, para que mis pensamientos puedan ser todos santos.
Actúa en mí, oh Espíritu Santo, para que mi trabajo también pueda ser santo. Atrae mi corazón, oh Espíritu Santo, para que solo ame lo que es santo.
Fortaléceme, oh Espíritu Santo, para que defienda todo lo que es santo. Guárdame pues, oh Espíritu Santo, para que yo siempre pueda ser santo
(S. Agustín).
Desde mi parroquia, por el párroco
D. Juan Carlos Medina Medina
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