Blogueros con el Papa

UN ROSARIO CADA VIERNES

Cada viernes, hora peninsular entre las 09, 30 y 10:30, en Canarias entre las 08:30 y 09:30, aproximadamente, y en cualquier otra parte del mundo la que mejor puedan elegir, nos unimos en el rezo del Rosario (VER AQUÍ) por la unidad de todos los creyentes, por la familia natural, hombre - mujer, por la vida y por la libertad de educación de los hijos.

Desde tu casa, online, desde tu trabajo, desde tu hospital y enfermedad, desde myfeeling, desde todas los colectivos y asociaciones, desde donde quieras que estés, tú también puedes unirte en este clamor al Padre, unidos a María Santisíma, para que el Espíritu Santo nos dé la capacidad y la luz de salvaguardar la vida y los valores morales y naturales que la dignidad de las personas demanda y hemos recibido de nuestro Padre Dios.

También estamos rezando un rosario cada día que hacemos normalmente en las primeras horas de la mañana aunque a veces, por premuras de tiempo, lo hacemos en otras horas del día. En el icono de la Virgen, debajo del rosario de todos los viernes, puedes encontrar el rosario correspondiente a cada día.
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jueves, 18 de septiembre de 2014

TE NECESITO EN TODO MOMENTO



Contemplando la escena del fariseo Simón y la pecadora agradecida me quedo perplejo y apesadumbrado. Porque, yo, Señor, me identifico con el fariseo, pero también quiero estar en el lugar de la mujer agradecida. Sí, Señor, me reconozco fariseo, pero también pecador arrepentido y agradecido.

Por eso, te repito, Dios mío, que no puedo permanecer ni un segundo sin Ti. Te necesito tanto para cuando me identifico con Simón el fariseo, suficiente, rico, soberbio y seguro de sus fuerzas. Mal intencionado y acusador de las debilidades de otros. Cumplidor fiel de las leyes y enemigo de aquellos que no alcanzan ni pueden cumplirlas. Y sólo, Señor, yo haré lo mismo que él. Te necesito para que transformes toda esa soberbia y prepotencia en misericordia y amor.

Pero también, cuando me identifico con la pecadora, quizás me limito sólo a rezar, a cumplir unas normas establecidas, como en tu tiempo era acostumbrado ofrecer agua para lavar los pies, ungüentos perfumados y el beso de bienvenida y paz. Y con eso me puedo quedar contento y satisfecho. 

Sin Ti, Señor, me olvidaré de los que sufren, de los que no te conocen, de los que necesitan amor, atenciones, oportunidades para descubrirte y acercarte a Ti. Sin Ti, Señor, no entenderé ni podré, no sólo hacer lo que debo, sino también sufrir las consecuencias de realizarlo. Porque sólo lo que duele tiene aroma y sabor a amor. Y lo que no huele así, quizás esté más en la órbita de Simón el fariseo, aquel que quería invitarte para sólo presumir de tu presencia.

Dame Señor, la sabiduría de descubrir la necesidad de tu presencia, y la paciencia para, aceptando tu Voluntad, vivirla con fe y esperanza. Amén.