Blogueros con el Papa

UN ROSARIO CADA VIERNES

Cada viernes, hora peninsular entre las 09, 30 y 10:30, en Canarias entre las 08:30 y 09:30, aproximadamente, y en cualquier otra parte del mundo la que mejor puedan elegir, nos unimos en el rezo del Rosario (VER AQUÍ) por la unidad de todos los creyentes, por la familia natural, hombre - mujer, por la vida y por la libertad de educación de los hijos.

Desde tu casa, online, desde tu trabajo, desde tu hospital y enfermedad, desde myfeeling, desde todas los colectivos y asociaciones, desde donde quieras que estés, tú también puedes unirte en este clamor al Padre, unidos a María Santisíma, para que el Espíritu Santo nos dé la capacidad y la luz de salvaguardar la vida y los valores morales y naturales que la dignidad de las personas demanda y hemos recibido de nuestro Padre Dios.

También estamos rezando un rosario cada día que hacemos normalmente en las primeras horas de la mañana aunque a veces, por premuras de tiempo, lo hacemos en otras horas del día. En el icono de la Virgen, debajo del rosario de todos los viernes, puedes encontrar el rosario correspondiente a cada día.

viernes, 16 de agosto de 2019

POR, EN Y CON LA ORACIÓN SALVAMOS TODOS LOS OBSTÁCULOS


Resultado de imagen de Mt 19,3-12
HOY A LAS 09:00 HORA PENINSULAR, 08:00 HORA CANARIA, REZO DEL SANTO ROSARIO POR LA DEFENSA Y UNIDAD DE LA VIDA Y LA FAMILIA. ÚNETE A LA HORA QUE PUEDAS Y DESDE DONDE PUEDAS. 

Recibir el Sacramento del matrimonio es aceptar la invitación del Señor a acompañarnos durante el viaje de nuestra vida matrimonial y proyecto juntos. No es cualquier cosa casarse por la Iglesia. Es algo muy serio que responde a nuestro compromiso de amor y para el que pedimos el auxilio de la presencia del Señor entre ambos. Los cónyuges reciben el privilegios de invitar a quien todo lo puede y a quien se ha comprometido con ellos hasta el final. No sólo para compañarles, sino para darles la plenitud del verdadero amor y para ofrecerles el mayor regalo que se puede ofrecer en esta vida, la Gloria de la Vida Eterna.

Por eso, el día a día de la vida conyugal es el mayor regalo que se puede recibir, pues, por él tenemos la posibilidad de ir conquistando, día a día, nuestra madurez, nuestra felicidad y descubriendo nuestro verdadero amor. Nace, día a día, nuestra confianza y crece el genuino y verdadero amor entre los cónyuges. Un amor que no está basado en caricias, afectos, pasiones, caprichos y regalos, sino un amor que se apoya en el compromiso de serte fiel y de unir cada día un poco más nuestras voluntades.

Indudablemente, ¡difícil tarea! Tan difícil que solos y cada uno por su lado no se puede conseguir. Tarea de sacrificios, de paciencia, de incomprensiones, de desengaños, de inconsideraciones, de insinceridades, de falta de fidelidad y hasta responsabilidad de aquellos en el que yo descansaba o había puesto todas mis esperanzas. Percibes que tú solo o sola no puedes. Descubres que necesitas al Señor y para eso lo llamas, le pasas invitación para que venga a tu matrimonio, a tu casa, a tu unidad conyugal y les asesore, les ayude y auxilie.

Sí, tenemos que ser insistentes y ponerse cada uno a un lado dejando sus individualidades, sus proyectos, sus angustias y sus penillas para soportar con paciencia las inclemencias del otro y para, ofreciéndote por amor, suplicar al Señor que les ilumine y les haga ver que amar es dar la vida por el otro, no satisfacerse ni someter a tu voluntad al otro. Pidamos esa luz para que cada día mi matrimonio sea un lugar de paz y de verdadero amor. Amén.

jueves, 15 de agosto de 2019

LAUDES DEL JUEVES - ASUNCIÓN DE MARÍA

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H I M N O

Hoy sube al cielo María,
que Cristo, en honra del suelo,
traslada la casa al cielo,
donde en la tierra vivía.

Levantad al cielo el vuelo,
de Dios lo fuisteis, y Dios,
por no estar en él sin vos,
traslada la casa al cielo.

Amor con divino modo
os trasplanta, bella flor,
y, porque prendáis mejor,
os llevan con tierra y todo.

A su Hija abraza el Padre,
a su Madre, el Redentor,
y a su Esposa coronada
el Espíritu de Amor. Amén.

miércoles, 14 de agosto de 2019

ENSÉÑAME, SEÑOR, A ORAR

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Nos has recomendado, Señor, el Padrenuestro, y nos has enseñado a rezarlo. Pero, mi experiencia me interpela y me sugiere que no debo rezarlo como una oración más del día y dentro de un cumplimiento piadoso y sistemático de cada día, sino como una oración vivida y prolongada en el tiempo de cada día donde esas palabra,s que me has enseñado, se vaya vivenciando en cada instante de mi vida.

Dame, Señor, esa capacidad vivencial de hacer de cada momento de mi vida que tus Palabras se hagan vida en mi vida. Dame, Señor, la sabiduría para que mis palabras se conviertan en una plegaria y súplica al Padre de petición por mis necesidades, tanto materiales como espirituales. Dame, Señor, la fortaleza de abrir mi corazón a tu Reino y no al que yo me voy construyendo desde mis apetencias y egoísmos. Dame, Señor, la sabiduría de convencerme y aceptar tu invitación a pedir por mis necesidades, porque, si me has invitado es porque quieres escucharme y auxiliarme. De no ser así sería, Señor, un falso e hipócrita.

Luego, ¿por qué me cuesta tanto convencerme y creerte Señor? Dame, Señor la fe que tanto necesito y fortalece mi espíritu débil y seducido por las cosas de este mundo. Dame, Señor, la perseverancia y paciencia de aguardarte y esperar tus respuestas pacientemente, sin desfallecer y sin abandonar. Dame también, Señor, la luz para injertado en la comunidad rezar junto a otros hermanos aprovechando así, porque Tú nos lo has prometido, tu Palabra de que estás presente entre nosotros, y pedirte, cara a cara, por todas nuestras carencias y necesidades que Tú conoces mejor que cada uno de nosotros.

Enséñanos, Señor, a rezar, que no es otra cosa que creer en tu Palabra y confiar en Ti. Enséñanos, como si de niños se trata, a dejarnos llevar por tus consejos, por tus advertencias de cada día en las Palabras de tu Evangelio y por la acción del Espíritu Santo que nos guía y auxilia. Amén.

martes, 13 de agosto de 2019

Martes, XIX semana del Tiempo Ordinario

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Himno
Señor, el día empieza. Como siempre,
postrados a tus pies, la luz del día
queremos esperar.
Eres la fuerza
que tenemos los débiles, nosotros.

Padre nuestro,
que en los cielos estás, haz a los hombres
iguales: que ninguno se avergüence
de los demás; que todos al que gime
den consuelo; que todos, al que sufre
del hambre la tortura, le regalen
 
en rica mesa de manteles blancos
con blanco pan y generoso vino;
que no luchen jamás; que nunca emerjan,
entre las áureas mieses de la historia,
sangrientas amapolas, las batallas.
 

Luz, Señor, que ilumine las campiñas
y las ciudades; que a los hombres todos,
en sus destellos mágicos, envuelva
luz inmortal; Señor, luz de los cielos,
fuente de amor y causa de la vida.

Gloria al Padre, y al Hijo y al Espíritu Santo.
Amén.

lunes, 12 de agosto de 2019

SALMO 83: AÑORANZA DEL TEMPLO

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Ant: Dichosos los que viven en tu casa, Señor.
Aquí no tenemos ciudad permanente, sino que andamos en busca de la futura (Hb 13,14)
¡Qué deseables son tus moradas,
Señor de los ejércitos!
Mi alma se consume y anhela
los atrios del Señor,
mi corazón y mi carne
retozan por el Dios vivo.

Hasta el gorrión ha encontrado una casa;
la golondrina, un nido
donde colocar sus polluelos:
tus altares, Señor de los ejércitos,
Rey mío y Dios mío.

Dichosos los que viven en tu casa,
alabándote siempre.
Dichosos los que encuentran en ti su fuerza
al preparar su peregrinación:

Cuando atraviesan áridos valles,
los convierten en oasis,
como si la lluvia temprana
los cubriera de bendiciones;
caminan de baluarte en baluarte
hasta ver a Dios en Sión.

Señor de los ejércitos, escucha mi súplica;
atiéndeme, Dios de Jacob.
Fíjate, oh Dios, en nuestro Escudo,
mira el rostro de tu Ungido.

Vale más un día en tus atrios
que mil en mi casa,
y prefiero el umbral de la casa de Dios
a vivir con los malvados.

Porque el Señor es sol y escudo,
él da la gracia y la gloria;
el Señor no niega sus bienes
a los de conducta intachable.

¡Señor de los ejércitos, dichoso el hombre
que confía en ti!

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.
Ant: Dichosos los que viven en tu casa, Señor.

domingo, 11 de agosto de 2019

DESPIERTO Y PREPARADO EN TODAS LAS VIGILIAS


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El día, en aquella época, estaba dividido en cuatro vigilias y en las cuatro debes estar preparado para no ser sorprendido. Si embargo, hay unas, entrada ya la noche y plena oscuridad, en las que estás más predispuestos a relajarte y dormirte que otras, y esas te exigen más vigilancia y sostener una actitud tensa y de permanecer atento y vigilante. De la misma forma, la vida tiene etapas que nos exigirán más preparación, más vigilancia y más fortaleza para sostenernos despiertos y preparados.

Hoy, desde está página y consciente de que unos momentos son más delicados que otros, te pedimos, Señor, que nos des fortaleza y una actitud vigilante para superar esas horas de tedio, de apatía, de debilidad y tentaciones que pueden relajarnos bajando nuestra guardia y vigilancia ante tu llegada. Danos, Señor, esa sabiduría y voluntad para mantenernos erguidos, fieles y con nuestra lámpara encendida para que cuando llegues podamos estar preparados a tu llamada.

El mundo nos amenaza con dormirnos, pues, tiene poder de seducción en nosotros. Nuestra naturaleza humana sometida al pecado es seducida por el mundo y, por nuestra debilidad, caemos adormilados en sus manos. Y quedamos fuera de juego y en peligro de ser sorprendidos con nuestra lámpara apagada. Por eso, Señor, recurrimos a Ti para que nos levantes y nos sostengas. Somos tus hijos y queremos permanecer a tu lado. Por eso, insistimos tu ayuda, tu fortaleza para rechazar todas esas seducciones con las que el mundo nos tienta.

Queremos, Señor, estar vigilantes y ser sorprendidos en el cumplimiento de tus mandatos. No queremos ser sorprendidos incumpliendo tu Palabra, sino todo lo contrario, viviendo en ella por amor y dando nuestra vida por los demás. Pero, Señor, somos débiles y necesitamos fortaleza y luz para discernir y ver lo que a cada hora tenemos que hacer. En tus Manos, Señor, tratamos de abandonarnos pacientemente y en la confianza de poder ir respondiendo a tu Amor y Misericordia. Amén.

sábado, 10 de agosto de 2019

MORIR PARA VIVIR

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En alguna ocasión he pensado que el morir no tiene sentido. Es decir, nacer para luego sufrir con la muerte parece algo fatalista y sin mucho sentido. Pensar que eso viene de la Mano de un Dios que definimos como Amor y Misericordia menos se puede comprender. De modo que ante esa realidad de la muerte te quedas algo perplejo y confuso.

Sin embargo, por la Gracia de Dios, el Espíritu Santo te va iluminando y aclarando su significado. Poco a poco empieza a comprender que la muerte es la semilla de la verdadera vida. Porque, primero tendrás que demostrar tu amor, para luego ganarte la confianza y el amor de los demás. Sabido es que el primer contacto es de puro tanteo en un clima de conservación y desconfianza. 

Primero tendrás que pasar la prueba o examen para luego alcanzar el premio prometido. San Juan de la Cruz habla de que al atardecer de la vida nos examinaran del amor. Porque, esa es la consecuencia fundamental de tu esencia de libertad. Eres libre y en consecuencia responsable de tu elección de vivir para ti o de vivir para los demás. Dependiendo de lo escogido tu vida sera salvada o condenada. 

Las palabras sobran y necesitarás demostrarlo, pues las palabras se las lleva el viento y son las obras las que garantizan tu palabra. Por lo tanto, tienes dos camino:, o te entregas a ti mismo de manera egoísta, o te das, por amor, al servicio de los demás. Esa es la elección. Seguir a Xto. Jesús nos lleva a decir el camino elegido, el de la vida o la muerte. El de morir para dar frutos o el de vivir para perder la verdadera vida. 

Esa fue la opción que Jesús planteó al joven rico y a tantos otros. Y también la que te plantea a ti y a mí. Jesús no quiere medias tintas no componendas. O estás con Él o contra Él. No se puede servir a dos señores nos dice, porque al final sucederá que dejas a uno para servir al otro. Está claro, seguirte, Señor, me exigirá morir a mis egoísmos y entregarme, por amor, a servir a los demás injertado en Ti. Gracias, Señor, en tus Manos me abandono. Amén.