Blogueros con el Papa

UN ROSARIO CADA VIERNES

Cada viernes, hora peninsular entre las 09, 30 y 10:30, en Canarias entre las 08:30 y 09:30, aproximadamente, y en cualquier otra parte del mundo la que mejor puedan elegir, nos unimos en el rezo del Rosario (VER AQUÍ) por la unidad de todos los creyentes, por la familia natural, hombre - mujer, por la vida y por la libertad de educación de los hijos.

Desde tu casa, online, desde tu trabajo, desde tu hospital y enfermedad, desde myfeeling, desde todas los colectivos y asociaciones, desde donde quieras que estés, tú también puedes unirte en este clamor al Padre, unidos a María Santisíma, para que el Espíritu Santo nos dé la capacidad y la luz de salvaguardar la vida y los valores morales y naturales que la dignidad de las personas demanda y hemos recibido de nuestro Padre Dios.

También estamos rezando un rosario cada día que hacemos normalmente en las primeras horas de la mañana aunque a veces, por premuras de tiempo, lo hacemos en otras horas del día. En el icono de la Virgen, debajo del rosario de todos los viernes, puedes encontrar el rosario correspondiente a cada día.

miércoles, 29 de febrero de 2012

NO DEJES QUE MIS OJOS SE CIERREN, SEÑOR.

No permitas que me aparte de Ti. Del maligno enemigo...

No permitas, Dios mío y Padre mío, que mis debilidades y apegos me separen de Ti. Sé que soy débil y mi flaqueza puede traicionarme en cualquier momento. El mundo está ahí en constante tentación y mi lucha es, segundo tras segundo, un desafío. Me siento perdido y necesito tu Mano para asirme fuertemente y ponerme a salvo.

Prometo y prometo, pero mis promesas son blandas, no tienen consistencias ni memorias. Las flaquezas las borran de mi mente, y cuando las recuerdo me siento fracasado, pecador y muy pobre. Indigno de Ti, Padre mío, pero necesitado de tu Misericordia y tu amor. Solo con ese deseo me levanto y, avergonzado, empiezo de nuevo el camino.

Se me nubla la vista, lo veo todo muy borroso. Necesito limpiar mis ojos para encontrar el camino. No me queda otro remedio que implorarte misericordia y fuerzas. Quiero ir hacia Ti. Quiero volver a casa, a la Casa de mi Padre. Me siento indigno, pero por las enseñanzas de tu Hijo me atrevo, redimido por Él, regresar a tu Casa.

Gracias, Padre bueno, por aceptarme como tu hijo por los méritos de tu amado Hijo, en el que has puesto tu complacencia. Gracias porque con su muerte has permitido que limpiara toda mi basura, mis errores y soberbia. Gracias por recibirme y dejarme entrar a tu Casa, y, encima, hacer una fiesta por mi regreso.

No me dejes sólo, ni me permitas que tu rostro se aparte de mí. Renuévame por dentro con un espíritu nuevo, y haz que mi vida descanse y se mueva en la Tuya. Amén.

martes, 28 de febrero de 2012

Mi Cruz,.. mi mejor oración de vida… simplemente porque amo a Dios, me abrazo en oración a mi Cruz…

…Cuan despreciada, incomprendida e ignorada por el mundo es la Sabiduría de la Cruz… Si el mundo supiera del tesoro que encierra la cruz… correría en pos de ella.
Hacen años que estoy escuchando los argumentos y la publicidad  de las personas de este mundo, “No sufras más”, ¿Por qué sufrir? Suelta tus cruces. ¿Por qué negarte la felicidad terrena? Levántate, ya Cristo tomo tu cruz… eres salvo… ¿para qué seguir mortificándote?
Libérate… libérate,,, suelta la cruz y se feliz… aunque los problemas sigan… aunque la enfermedad sean incurable y de larga prolongación… aunque tengas limitaciones físicas por aquel accidente o por haber nacido con ellas… aunque económicamente andes mal y cada vez más… aunque tienes un hogar donde todo es disfuncional…
Hace poco hablaba con una persona sobre la enfermedad de mi madrecita de 88 años… le comentaba sus limitaciones, le hacia hincapié en lo buena que era cuidarla, porque ella era una paciente de muy buen humor y de paciencia extraordinaria… La persona, a quien conozco hace tantos años, me comento… “entonces la cruz no es para ella sino para ti”… Sus palabras me sacudieron. Nunca he pensado algo así. Me hizo poner los pies en tierra. Todo el tiempo he estado pensando en la cruz de mi pobre madre y he tratado de hacerle sentir lo menos posible esa dolorosa cruz a cargar. ¿Mi madrecita es mi cruz? Jamás…jamás… las cruces duelen, pesan, hacen temblar, sacan lágrimas… yo no vivo esas experiencias con la enfermedad de mi madrecita…y me gozo mis días al lado de mi madrecita querida.  
No puedo pensar ni remotamente que mi madre enferma en cama, es una cruz para mí. La sola idea de ello  flagela mi corazón de hija.  Tener a Jesús  postrado en cama, no es una cruz para mí.  Para mí es un regalo hermosísimo del Cielo poder dedicarle mis días, mis horas, mis minutos a Jesús en la persona de mi madrecita.
No hace mucho alguien de la familia me llamo y dejo ver su asombro porque mami no estaba daba señales para salir de viaje eterno. Ella toda preocupada me decía que yo me iba a consumir a su lado.  Otro golpe a mi corazón de hija.
El mundo y las personas que se abrazan a este mundo todo lo que para ellos signifique “estorbo” para la felicidad terrena hay que desaparecerlo. Si el neo-nacido viene con impedimentos físicos o síndromes… hay que abortar.
Si has llegado a la vejez y eres “estorbo” para el estado o para la familia hay que usar “la eutanasia”… De paso eso de ‘morir con dignidad’ es un  disfraz de “estas estorbando mi felicidad económica y social”. 
Si el marido o la esposa tienen un accidente y quedan vegetal… parapléjico… o contrae una enfermedad incurable pero de larga vida…hay que correr a divorciarse… todavía es muy joven para cargar con una cruz así… o simplemente “No quiero”… el amor da paso al miedo o pánico a perder la felicidad terrena atada a una cruz como esa…”tengo derecho a ser feliz”
Si el hijo o la hija caen en drogas… a lanzarlos a la calle… porque no se puede con esa cruz... es intolerable perder la paz y la felicidad del momento…
Si hay un revés económico y la familia cae en la desgracia aparente de la pobreza… uno de los cónyuges pide divorcio en el acto… la depresión no le permite perder su estatus de vida… hay que regresar a él  aunque conlleve destruir la familia con la separación legal.
Si la enfermedad llega y no hay cura… y Dios no escucha… como les han sucedido a tantas personas que conozco… la persona termina con su vida… no puede tolerar una cruz tan dolorosa y sin razón alguna, que le ha robado la felicidad terrena.
El mundo nos habla de ser felices en esta vida. Sin embargo cada vez que medito en el Testamento de Santa Bernardita comprendo mejor las riquezas y sabiduría de la Cruz.  Cada vez que medito las palabras de nuestra Santa Madre Celestial a Santa Bernardita: “No  serás feliz en esta vida”… entiendo perfectamente a Jesús cuando nos dice: “Bienaventurados los que sufren o lloran porque de ellos es el Reino de los Cielos”,,, se hace clarísimo el valor de las cruces llevadas con amor y por amor.
En esta Santa Cuaresma que nos ha tocado vivir llevar las cruces del diario vivir con la santa alegría y el amor desbordante al gusto divino. Hagamos de nuestras cruces una oración de vida agradable a Dios… que suba como incienso ante el Trono de la Divina Misericordia…
Hermanos…hijos míos… las cruces aceptadas se hace livianas porque el aceptarlas con amor se vuelve una invitación que  Jesús recibe gozoso convirtiéndose en nuestro Cirineo.
Animo… a tomar la cruz diaria con la mirada fija en la Voluntad Divina…  Dios sobre todas las cosas hoy, mañana y siempre.

lunes, 27 de febrero de 2012

NUESTRA VIDA ES EL GRAN TESORO

 El camino de nuestra vida está lleno de obstáculos y tristezas, ...

No advertimos que somos inmensamente ricos. No por los bienes o tesoros de este mundo, porque de una u otra manera todo se perderá y su valor es perecedero y caduco. Nada vale porque nada permanece. Solo la Palabra de Dios es eterna, y Ella, la Palabra, nos ha hablado y prometido que nuestra vida es eterna.

Por eso, nuestro gran tesoro es nuestra vida. Tesoro inmenso porque es eterna y gozosa en plenitud. Por eso, nadie tiene derecho a quitárnosla, porque quitándonosla, no solo no logra nada, sino que pierde la suya propia. 

Pero encontrar ese gran Tesoro cuesta, se hace duro y difícil, porque no se encuentra en la superficie de esta tierra, ni en los bienes y riquezas de este mundo. Es un Tesoro que está dentro de nosotros mismos, pero encontrarlo exige olvidarnos de él y, olvidado, entregarlo y compartirlo con los demás. ¿Cómo? Pues, sirviendo, visitando al que lo necesita, al que está enfermo. Llenándonos de paciencia, de comprensión, de perseverancia, de caridad y misericordia, porque así es Dios con nosotros.

No hay otra vía. Es esa, y por esa si quieres estar a la derecha el día de su venida tendrás que vivir estas virtudes que Él te propone. Se nos hace difícil asumirlo. Experimentamos que nosotros solos no podemos. Estamos muy atados y apegados a los bienes de este mundo y olvidarlo es misión altamente dura y casi imposible. 

Pero, ¿cómo es posible que siendo así, Él se haya atrevido a dejar salir a su Hijo de su Casa para darnos todo sus bienes naturales, olvidando su divinidad, y entregarnos hasta su propia vida en una muerte de cruz. ¿Es posible eso? No cabe duda que Él sabe como soy.  

¿Y sabiéndolo lo ha hecho? Eso me hace pensar y me empuja a responderle, porque si Él confía en mí, ¿cómo no voy yo a confiar en Él? Si Él me lo ha prometido conociéndome, no puedo obviar su Palabra, porque siempre la ha cumplido. Debo responderle porque me ha dado pruebas para ello, su Resurrección.

Por lo tanto, asistido por el Espíritu Santo, prometido por Él, debo confiar que puedo llegar a alcanzar ese Tesoro que todos buscamos y anhelamos. Por eso, juntos podemos alcanzarlo todavía mejor, porque donde dos o más estamos en su nombre, allí estará Él con nosotros.