…Cuan despreciada, incomprendida e ignorada por el mundo es la Sabiduría de la Cruz… Si el mundo supiera del tesoro que encierra la cruz… correría en pos de ella.
Hacen años que estoy escuchando los argumentos y la publicidad de las personas de este mundo, “No sufras más”, ¿Por qué sufrir? Suelta tus cruces. ¿Por qué negarte la felicidad terrena? Levántate, ya Cristo tomo tu cruz… eres salvo… ¿para qué seguir mortificándote?
Libérate… libérate,,, suelta la cruz y se feliz… aunque los problemas sigan… aunque la enfermedad sean incurable y de larga prolongación… aunque tengas limitaciones físicas por aquel accidente o por haber nacido con ellas… aunque económicamente andes mal y cada vez más… aunque tienes un hogar donde todo es disfuncional…
Hace poco hablaba con una persona sobre la enfermedad de mi madrecita de 88 años… le comentaba sus limitaciones, le hacia hincapié en lo buena que era cuidarla, porque ella era una paciente de muy buen humor y de paciencia extraordinaria… La persona, a quien conozco hace tantos años, me comento… “entonces la cruz no es para ella sino para ti”… Sus palabras me sacudieron. Nunca he pensado algo así. Me hizo poner los pies en tierra. Todo el tiempo he estado pensando en la cruz de mi pobre madre y he tratado de hacerle sentir lo menos posible esa dolorosa cruz a cargar. ¿Mi madrecita es mi cruz? Jamás…jamás… las cruces duelen, pesan, hacen temblar, sacan lágrimas… yo no vivo esas experiencias con la enfermedad de mi madrecita…y me gozo mis días al lado de mi madrecita querida.
No puedo pensar ni remotamente que mi madre enferma en cama, es una cruz para mí. La sola idea de ello flagela mi corazón de hija. Tener a Jesús postrado en cama, no es una cruz para mí. Para mí es un regalo hermosísimo del Cielo poder dedicarle mis días, mis horas, mis minutos a Jesús en la persona de mi madrecita.
No hace mucho alguien de la familia me llamo y dejo ver su asombro porque mami no estaba daba señales para salir de viaje eterno. Ella toda preocupada me decía que yo me iba a consumir a su lado. Otro golpe a mi corazón de hija.
El mundo y las personas que se abrazan a este mundo todo lo que para ellos signifique “estorbo” para la felicidad terrena hay que desaparecerlo. Si el neo-nacido viene con impedimentos físicos o síndromes… hay que abortar.
Si has llegado a la vejez y eres “estorbo” para el estado o para la familia hay que usar “la eutanasia”… De paso eso de ‘morir con dignidad’ es un disfraz de “estas estorbando mi felicidad económica y social”.
Si el marido o la esposa tienen un accidente y quedan vegetal… parapléjico… o contrae una enfermedad incurable pero de larga vida…hay que correr a divorciarse… todavía es muy joven para cargar con una cruz así… o simplemente “No quiero”… el amor da paso al miedo o pánico a perder la felicidad terrena atada a una cruz como esa…”tengo derecho a ser feliz”
Si el hijo o la hija caen en drogas… a lanzarlos a la calle… porque no se puede con esa cruz... es intolerable perder la paz y la felicidad del momento…
Si hay un revés económico y la familia cae en la desgracia aparente de la pobreza… uno de los cónyuges pide divorcio en el acto… la depresión no le permite perder su estatus de vida… hay que regresar a él aunque conlleve destruir la familia con la separación legal.
Si la enfermedad llega y no hay cura… y Dios no escucha… como les han sucedido a tantas personas que conozco… la persona termina con su vida… no puede tolerar una cruz tan dolorosa y sin razón alguna, que le ha robado la felicidad terrena.
El mundo nos habla de ser felices en esta vida. Sin embargo cada vez que medito en el Testamento de Santa Bernardita comprendo mejor las riquezas y sabiduría de la Cruz. Cada vez que medito las palabras de nuestra Santa Madre Celestial a Santa Bernardita: “No serás feliz en esta vida”… entiendo perfectamente a Jesús cuando nos dice: “Bienaventurados los que sufren o lloran porque de ellos es el Reino de los Cielos”,,, se hace clarísimo el valor de las cruces llevadas con amor y por amor.
En esta Santa Cuaresma que nos ha tocado vivir llevar las cruces del diario vivir con la santa alegría y el amor desbordante al gusto divino. Hagamos de nuestras cruces una oración de vida agradable a Dios… que suba como incienso ante el Trono de la Divina Misericordia…
Hermanos…hijos míos… las cruces aceptadas se hace livianas porque el aceptarlas con amor se vuelve una invitación que Jesús recibe gozoso convirtiéndose en nuestro Cirineo.
Animo… a tomar la cruz diaria con la mirada fija en la Voluntad Divina… Dios sobre todas las cosas hoy, mañana y siempre.
1 comentario:
En este mundo que nos ha tocado vivir, el cuidado de los ancianos para muchas personas, hijos incluidos, son cruces porque ese cuidado les hace sacrificarse, a lo que estamos tan poco acostumbrados. Tienes que cambiar hábitos, dejar a un lado lo que tanto te gusta hacer, olvidarte un poco de ti mismo para dárselo al padre o a la madre.
Pero la recompensa en el cielo será infinita.
Un abrazo.
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