Hay escondida en cada persona humana una contradicción. Por un lado buscas la seguridad, la paz y el sosiego. Una vida tranquila, segura y alejada de tormentas y problemas que te puedan desestabilizar y quebrantar tu paz. Pero, por otro, siente la inquietud de no concederte todo lo que deseas y, contra tu propia corriente interior, te enfrentas a una lucha por crecer en perfección y dominio de ti mismo.
Podríamos estar hablando de una lucha constante entre lo que sientes de mal en tu interior, y lo que sientes como bien y piensas debes hacer. Algo así, o realmente si, como lo que dice san Pablo: "Hago lo que no quiero y dejo de hacer lo que realmente quiero".
Esos sentimientos encontrados, que nos vienen de afuera y no los podemos dominar, entran y salen como y cuando quieren, sí los podemos someter con nuestra voluntad, pero a base de esfuerzos, concentración y lucha constante. Creo que de eso se trata la etapa que hoy mismo, la Iglesia, inaugura como la Cuaresma.
O, dicho de otro modo, podríamos definir la Cuaresma como la etapa en la que ponemos en primera página de nuestra vida esa lucha de todos los días con la que tratamos de preparar y disponer nuestra vida para encontrarnos con el SEÑOR.
Una lucha que será constante y siempre. Porque la guardia nunca se puede bajar, pero, de forma especial, tiene una fecha en que se recuerda y se pone toda la atención en ella para que no nos descuidemos y estemos atentos.
Hoy es el día señalado por la Iglesia como principio de la Cuaresma, y nos recuerda que empezamos el camino de conversión. Una conversión que nunca termina y, aunque creamos que vamos bien o que estamos en el camino, debemos siempre preguntarnos si estamos en la actitud de responder a lo que el SEÑOR nos pide a cada uno.
¿Porque una misión tendremos? El Señor nos ha creado, no para hacer número o pertenecer a una familia concreta. Tendremos una misión a la que reponder y esa misión es nuestra responsabilidad descubrirla y realizarla. Por eso, este tiempo nos puede ayudar a eso.
Pidamos al Señor que nos aclare cual es nuestra misión, y qué espera de nosotros. Estemos atento a sus Palabras, y pongamos todo lo que esté de nuestra parte seguros de que el Señor nos responderá.
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