... y corramos con paciencia la carrera que... |
Si nos damos cuenta y observamos, dentro de nosotros están las dificultades. La confianza es poca porque la ponemos en los alimentos, los bienes, las fuerzas... Porque en ellos nos sentimos seguros, al menos lo creemos, hasta que la experiencia nos demuestra nuestro error.
No tenemos la paciencia de esperar y creer en DIOS. Sentimos miedo de padecer hambre y de perder nuestra seguridad. Nos sentimos mejor siendo esclavos, agarrados a la realidad de los sometimientos que nos encadenan nuestras propias esclavitudes. No nos atrevemos a dar un paso hacia la aventura de fiarnos en Aquel que nos promete la libertad y el eterno gozo.
Y, claro, antes de movernos pedimos pruebas, seguridades, señales... ¿Cómo voy a avanzar así en confianza y fe en mi SEÑOR? ¿Cómo me atrevo a pedirle al que me Ama y me da todo lo que soy, pruebas? ¿Por qué no me fío? ¿Por qué no me abandono en ÉL?
Pronto experimentamos que todo viene de ÉL, hasta la misma confianza que necesito para seguirle sin titubeos ni dudas. ¡SEÑOR!, dame la luz, la fuerza y la firmeza de poner toda mi confianza en TI. La fortaleza de no mirar hacia otro lado, solo para TI, y seguirte aunque no perciba un camino llano ni despejado.
Solo así, cuando empiece a darme cuenta que sin TI no doy un paso; cuando sienta que nada puedo yo alcanzar; cuando experimente que a mí solo me toca esperar, aguardar a que TÚ quieras darme la confianza y la fe, empezaré a mover mis pies y seguirte gozoso y sin titubeos.
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