NECESITO DE TU LUZ PARA QUE PUEDA VER MI CAMINO PARA QUE... |
De vez en cuando se nos nubla la vista, se nos oscurece el camino, se nos desorienta nuestra brújula de santidad. Nos paramos y nos cuesta volver a empezar. Si el ESPÍRITU nos suelta para ver que tal vamos en nuestro camino, para ver nuestra firmeza y crecimiento, notamos enseguida una flojera, miramos rápidamente a derecha e izquierda porque nos notamos solos, débiles, sin apoyo.
Alzamos las manos buscando asidera, apoyo donde agarrarnos y descubrimos la oración, nuestro mejor antídoto para recuperarnos, para levantar nuestro corazón, para hablar con el SEÑOR y contarles nuestras inseguridades, nuestros esfuerzos, nuestros problemas, nuestras inconstancias, nuestras debilidades, nuestras cargas, nuestras preocupaciones... Y, de pronto, como por arte de magia, empezamos a oxigenarnos, a llenarnos de ánimo, de renovadas fuerzas, de gozo y alegría, y el camino, aunque sigue siendo duro y difícil, se hace ligero, suave y llevadero.
No dejemos nunca de hablarle al ESPÍRITU SANTO de nuestras dificultades y desánimos. No nos dejemos tocar por la aparente comodidad e individualidad. No pensemos que no podemos, porque con XTO. JESÚS. siempre somos mayoría que triunfa y vence. Nunca perdemos aunque las apariencias así lo dejen ver. ÉL siempre está ahí, para aparentando perder, ganar. Ese fue su signo, una muerte de Cruz, pérdida y fracaso aparente, que se convirtió en triunfo en la Resurrección.
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