Blogueros con el Papa

UN ROSARIO CADA VIERNES

Cada viernes, hora peninsular entre las 09, 30 y 10:30, en Canarias entre las 08:30 y 09:30, aproximadamente, y en cualquier otra parte del mundo la que mejor puedan elegir, nos unimos en el rezo del Rosario (VER AQUÍ) por la unidad de todos los creyentes, por la familia natural, hombre - mujer, por la vida y por la libertad de educación de los hijos.

Desde tu casa, online, desde tu trabajo, desde tu hospital y enfermedad, desde myfeeling, desde todas los colectivos y asociaciones, desde donde quieras que estés, tú también puedes unirte en este clamor al Padre, unidos a María Santisíma, para que el Espíritu Santo nos dé la capacidad y la luz de salvaguardar la vida y los valores morales y naturales que la dignidad de las personas demanda y hemos recibido de nuestro Padre Dios.

También estamos rezando un rosario cada día que hacemos normalmente en las primeras horas de la mañana aunque a veces, por premuras de tiempo, lo hacemos en otras horas del día. En el icono de la Virgen, debajo del rosario de todos los viernes, puedes encontrar el rosario correspondiente a cada día.

martes, 18 de noviembre de 2014

SUBIR AL ÁRBOL PARA BAJAR CAMBIADO



Subir al árbol en lenguaje, se me ocurre decirlo así, Zaqueoniano, es tener una actitud de búsqueda y encuentro con Jesús. ¿Quién es ese Jesús del que tanto se habla? Imagino que se preguntaría Zaqueo. Y su curiosidad no se paró ahí. Llegado el día de la entrada de Jesús en Jericó, Zaqueo pasó a la acción.

No se quedó en casa. Salió a la calle y viéndose en inferioridad, por su pequeña estatura, para ver a Jesús, tuvo la astucia de subirse a un árbol y superar respetos humanos, ridículos, risas u otros temores que pueden frenar nuestra curiosidad e interés de ver y conocer a Jesús. Realmente Zaqueo quería ver a Jesús.

Pero cuando Jesús, adivinando sus buenas intenciones, le descubrió encima del árbol, le invitó a bajar y le pidió que lo invitara a su casa a comer. Y Zaqueo no se negó. Actitud de acogida. Al contrario, se pudo contento, alegre y hasta orgulloso de que Jesús lo eligiese a él para visitar su casa y comer juntos. No puedo evitar preguntarme: ¿Estoy dispuesto yo también a acoger a Jesús en mi corazón? Porque es esa la invitación que Jesús me hace, quiere vivir dentro de mí activamente y cambiar mi corazón.

Daría todo lo que tengo por conocer esa hermosa conversación de Jesús con Zaqueo. Sí, para eso me pondría en cola todo el tiempo que fuese necesario. Zaqueo cambió su corazón, y derramó generosidad, desprendimiento y justicia. Zaqueo empezó a amar. 

Yo, Señor, también quiero cambiar. Quiero escucharte como Zaqueo. Dame unos oídos y corazón como Zaqueo, capaz de cambiar bruscamente como él, y derramar por todo mi corazón, generosidad, justicia y desprendimiento. Es lo que busco en mi vida con más ahínco e interés. Quizás como Zaqueo, pero mi humanidad se resiste, se instala, se acomoda, se avergüenza, se derrumba, y permanece siempre en el mismo lugar. Llevo el cartel de cristiano, pero dudo mucho que lo sea.

Sin embargo, no pierdo las esperanzas y confío en tu Bondad y Misericordia. Estoy aquí, Señor. Subido a mi particular árbol esperando que Tú pases y me invites. Quizás lo hayas hecho ya, pero lamentablemente yo no me he dado cuenta. Dame tu Gracia, Señor, y despiertame. Amén.

lunes, 17 de noviembre de 2014

PRIMERO LA LUZ DE LA FE, Y...



Primero, Señor, la Luz de la Fe. Es la más importante, porque de nada me vale ver la luz del sol y los colores de este mundo, y perder la verdadera Luz que da la Vida Eterna. Dame Señor la Luz de la Fe, porque esa Luz me hará ver los colores verdaderos que el sol atesora y la Vida Eterna.

Gracias Señor por todo lo recibido. Despierta en nosotros la gratitud de sabernos mimados por tu Amor, a pesar de nuestras dificultades y defectos. Todo es Gracia tuya, Señor, porque las dificultades y los defectos nos empuja a estar pendiente, como el ciego Bartimeo, a tu paso para pedirte curación. ¿Qué sería de nosotros si estuviésemos sanos? No sería muy difícil oírte y verte pasar, Señor.

Por eso, te damos gracias por todo lo que hemos recibido. Tanto lo bueno como lo aparentemente malo, porque lo verdaderamente importante es descubrirte y verte a Ti. Como hizo Bartimeo, y no dejar de insistir a pesar de las recriminaciones y de las dificultades. Esa es la Luz que hoy queremos pedirte, Señor. Abre los ojos de nuestro corazón para que, no sólo vean la luz del mundo, sino la única y verdadera Luz que salva para la vida eterna.

No permitas, Señor, que abandonemos y defallezcamos por las recriminaciones de los que no quieren que te insistamos o te molestemos. Tú has venido, Señor, para salvarnos y a Ti recurrimos y gritamos para que nos salves. Danos la sabiduría y aumenta nuestra fe para que nunca desistamos de estar vigilantes y atentos a tus pasos. Amén.

domingo, 16 de noviembre de 2014

REZAR PARA ACTUAR



Poner tus talentos a rendir implica riesgos. Riesgos que se derivan de tu propia condición humana y que no están exentos del error o la equivocación. Por lo tanto estás dispuesto tanto al éxito como al fracaso. Ahí se esconden los miedos y las posibles pasividades que nos inducen a esconder o enterrar nuestros talentos.

Parece claro que arriesgarte a ganar o perder hace temblar, y ante el peligro optas por retenerte y guardar lo que tienes. No sólo de tipo económico, sino también intelectual o espiritual. Sin embargo, descubrimos y pensamos que siempre será mejor el riesgo. La vida es riesgo y vivirla supone enfrentarte a ello. Pero aquí está el secreto. La clave es ir bien asesorado y dejarte asesorar.

Eso también tiene sus por qué y sus riesgos. Tal como están las cosas, asesorarse está muy bien, pero la cuestión es. ¿De quién? O, ¿con quién? Y ahí aparece de nuevo el peligro. Para el creyente en Jesús todo queda claro y se simplifica mucho. Ponerse en Manos del Espíritu Santo, bajado del Cielo para asesorarnos, es condición ineludible para emprender el camino de salvación. En Él no tendremos peligro de fracaso. Eso no nos eximirá de sufrir riesgos, incertidumbres, errores, padecimientos y...etc. 

No nos va a ser fácil. El camino no nos será mejor que otros, ni seremos ningunos privilegiados. Sólo tendremos la garantía que el Espíritu Santo velará por nosotros y nos dará la esperanza de enderezarnos, de construir nuestros errores y, levantados y esperanzados, emprender el camino a Casa, confiados en la Bondad, Misericordia y Amor del Buen Padre que nos espera. 

Así nos lo enseña Jesús, el Hijo amado, en la parábola del Padre Bondadoso con el hijo prodigo. No se cansa de esperar y de desear el regreso del hijo. Pidamos al Padre Bueno del Cielo que nos dé la luz de entenderle y de no separarnos nunca de su lado. Amén.