Blogueros con el Papa

UN ROSARIO CADA VIERNES

Cada viernes, hora peninsular entre las 09, 30 y 10:30, en Canarias entre las 08:30 y 09:30, aproximadamente, y en cualquier otra parte del mundo la que mejor puedan elegir, nos unimos en el rezo del Rosario (VER AQUÍ) por la unidad de todos los creyentes, por la familia natural, hombre - mujer, por la vida y por la libertad de educación de los hijos.

Desde tu casa, online, desde tu trabajo, desde tu hospital y enfermedad, desde myfeeling, desde todas los colectivos y asociaciones, desde donde quieras que estés, tú también puedes unirte en este clamor al Padre, unidos a María Santisíma, para que el Espíritu Santo nos dé la capacidad y la luz de salvaguardar la vida y los valores morales y naturales que la dignidad de las personas demanda y hemos recibido de nuestro Padre Dios.

También estamos rezando un rosario cada día que hacemos normalmente en las primeras horas de la mañana aunque a veces, por premuras de tiempo, lo hacemos en otras horas del día. En el icono de la Virgen, debajo del rosario de todos los viernes, puedes encontrar el rosario correspondiente a cada día.

jueves, 20 de agosto de 2015

GRACIAS SEÑOR POR TU PACIENCIA E INVITACIÓN



Gracias Señor porque me invitas a todas horas. Gracias porque a pesar de encontrarte a la edad temprana, también me esperaste y recibiste cuando perdido regresé a la edad madura y avanzada. Gracias Señor porque indiferente en la plaza de mi vida escuché tu llamada y acudí a tu Viña.

Sé que no merezco esa Gracia, ni tampoco tu Misericordia. Todo es gratuito por tu Amor, y algo que no podré pagar con mis méritos, porque mis méritos son también tuyos, pues de Ti me viene todo, Señor. Tú me sostienes y me das vida, y todo mi aliento viene de tu Gracia y Amor.

Nunca podré decir otra cosa que simplemente gracias, porque, ¿qué sería de mí sin ella? Me has creado, me das y sostienes la vida, y ahora me invitas al Banquete Eterno de tu Hijo Jesús, quien ha dado la Vida para darnos Vida también a todos nosotros. Pero no una vida vulgar y caduca, sino la mismísima Vida Eterna compartiendo el gozo de la felicidad con El.

Nunca nos cansaremos de darte gracias, Señor, porque cada instante de nuestra vida, aunque nos pase inadvertido, se sostiene en Ti. Ocurre que no podemos, ni apreciarlo ni tomar conciencia de la importancia de esos momentos. No estamos preparados para soportar tu Inmensa Presencia. Ya les pasó a Pedro, Juan y Santiago, que quedaron deslumbrados por el resplandor de tu Transfiguración en el Tabor.

Por eso, te pedimos Señor, que nos des la Gracia de descubrirte y de gozar con tu presencia. Y de sentirnos agradecidos por la vida y por tantas cosas que nos parecen nuestras y conseguidas con nuestro trabajo, pero que son en última instancia en regalos de tu Amor. Amén.

miércoles, 19 de agosto de 2015

DAME SEÑOR LA HUMILDAD DE AGRADECER TODO LO RECIBIDO



Suele ocurrir que nunca estamos contentos o, simplemente agradecidos con lo que hemos recibido. No referido al aspecto económico solamente, sino físico, intelectual, afectivo, carácter y... etc. Nos basta echar una mirada al derredor y comprobar los afortunados que somos con respecto a otros, que ya no solo sufren necesidades y carencias, sino que su físico les hace sufrir enfermedad o limitaciones.

Otros, quizás por las circunstancias donde han nacido, padecen conflictos políticos, guerras y hambre, y otros se ven forzados a emigrar y padecer trabajos y explotaciones, y mal remunerados e injustamente tratados. Es la parábola que hoy nos describe Jesús para descubrirnos su Misericordia y su Justicia. Ese es el Amor que Jesús nos enseña y descubre de su Padre. Porque amar es ser justo, misericordioso y vivir en verdad.

Cuando eres capaz, serenamente y reflexionadamente, de contemplar estas diferentes situaciones, tu corazón se abre a la gratitud y aceptación por todo lo que Dios, tu Padre, te ha dado. Cierto que siempre advertimos situaciones de carencias y necesidades, pero las consideramos necesarias y buenas porque ellas nos llevan a la plegaria y a la oración con Dios. Le necesitamos como la cierva busca el manantial de agua fresca. Así nosotros queremos buscarte, Señor, para que sacies nuestra fe.

Gracias Señor por todo lo que hemos recibido de tu Mano generosa;  gracias Señor por tanta vida y tanto amor, y mantenernos la esperanza de salvación intacta y ofrecida por amor. Gracias, Dios mío, porque en Ti encontramos sentido a nuestra vida y esperanza de alcanzar la gloria eterna en tu presencia.

martes, 18 de agosto de 2015

ESCLAVO DE LAS COSAS DE ESTE MUNDO



Sé, Señor, que estoy esclavizado de las cosas de este mundo. El pecado me somete y me esclaviza y me siento incapaz de ser libre y poder elegir. Sí, Tú me has hecho libre, pero mis pecados me esclavizan y mi naturaleza herida se siente inclinada a las tentaciones que este mundo me somete.

Te necesito para poder alcanzar la libertad, la libertad de los hijos de Dios. Esa libertad que Tú me has dado y que experimento encadenada y esclavizada por los apegos y apetencias de este mundo. Necesito alimentar mi libertad con tu Cuerpo, ese Pan de Vida que Tú me has ofrecido para que Viva Eternamente.

Pero te necesito cada día, porque cada día libro una batalla contra las cosas de este mundo y contra el Príncipe de este mundo que trata de tentarnos y alejarnos de Dios. Y ante él estoy perdido porque tiene poder para vencerme. Por eso, Señor, necesito tu Gracia para salir victorioso de esas batallas. Necesito estar unido a Ti y recibirte espiritualmente cada día para, fortalecido en tu Espíritu, ser libre y rechazar todas las tentaciones que el mundo me ofrece.

Danos Señor la libertad y fortaleza para, despojados de las cosas de este mundo, tener como prioridad poner todo mi ser y todos mis bienes en función de tu amor. Y eso significa ponerlo, porque es tu Voluntad, al servicio de los pobres y más necesitado.

Y ese servicio y disponibilidad está muy lejos de mi capacidad y mi fuerzas si no recibo tu Gracia Señor. Por eso acudo a la fuente Eucarística y a la oración de cada día para encontrar la fortaleza y la sabiduría de ser capaz de desprenderme de todo para que, libre y ligero como el viento, seguir tus pasos hasta el Reino de los Cielos. Amén.