Blogueros con el Papa

UN ROSARIO CADA VIERNES

Cada viernes, hora peninsular entre las 09, 30 y 10:30, en Canarias entre las 08:30 y 09:30, aproximadamente, y en cualquier otra parte del mundo la que mejor puedan elegir, nos unimos en el rezo del Rosario (VER AQUÍ) por la unidad de todos los creyentes, por la familia natural, hombre - mujer, por la vida y por la libertad de educación de los hijos.

Desde tu casa, online, desde tu trabajo, desde tu hospital y enfermedad, desde myfeeling, desde todas los colectivos y asociaciones, desde donde quieras que estés, tú también puedes unirte en este clamor al Padre, unidos a María Santisíma, para que el Espíritu Santo nos dé la capacidad y la luz de salvaguardar la vida y los valores morales y naturales que la dignidad de las personas demanda y hemos recibido de nuestro Padre Dios.

También estamos rezando un rosario cada día que hacemos normalmente en las primeras horas de la mañana aunque a veces, por premuras de tiempo, lo hacemos en otras horas del día. En el icono de la Virgen, debajo del rosario de todos los viernes, puedes encontrar el rosario correspondiente a cada día.

jueves, 19 de noviembre de 2015

ANONADADO SIN COMPRENDER NADA



Se te hace difícil comprender la debacle de Jerusalén, y como ha sufrido a lo largo de toda su historia. No llegas a comprender como se puede vivir en esa inquietud e inseguridad, y en medio de tantas guerras y enfrentamientos. Sí, te quedas anonadado y sin comprender nada.

Sin embargo, la profecía de Jesús enciende tu esperanza, porque ves que su Palabra es Palabra de Vida Eterna. A pesar de su lamento, Jesús dice lo que realmente va a suceder, aunque no lo desee. El corazón de hombre, obstinado, soberbio, egoísta, lleno y sometido al odio y la venganza, y, por la Gracia de Dios, libre, se rebela y desobedece a Dios. Y Jerusalén sufre porque no encuentra la paz.

Te damos gracias, Señor, porque nos has dejado tu Iglesia y el colegio apostólico. En y por ellos, por tu Gracia, hemos recibido el Mensaje de Amor que nos salva. Ellos, tu Iglesia, Señor, dirigida por la acción del Espíritu Santo nos llena de esperanza y alegría, y nos aviva y fortalece para continuar la lucha de cada día hasta que Tú, Señor, vuelvas como nos lo has prometido.

Porque sólo Tú, Señor, tienes Palabra de Vida Eterna, y todo lo que nos dice tiene su cumplimiento. En esa esperanza vivimos con gozo y alegría, a pesar de los acontecimientos de terror y guerras que acontecen en este mundo. La Iglesia, tu Iglesia, Señor, asistida por el Espíritu Santo continúa su camino hasta que Tú decidas venir.

Gracias, Señor, por llenarnos de esperanza y de fortaleza para continuar la lucha con ánimos renovados en el Espíritu, y por las comunidades de hermanos donde apoyarnos los unos con los otros para avanzar contra corriente y abrirnos camino hacia Ti.

miércoles, 18 de noviembre de 2015

DAME, SEÑOR, LA SABIDURÍA DE DAR FRUTOS



No sólo basta la intención, hay que poner manos a la obra y saber cómo y qué hacer. En algunos casos, hasta saber asesorarse y dejarse conducir por otros que expertamente te aconsejan. Dar y sacar provecho y buenos frutos no es tarea fácil. Exige esfuerzo, trabajo y también cierta astucia.

Todos, hasta los más desfavorecidos, hemos recibidos unos talentos. Unos talentos que debemos emplear, pero emplearlos con sabiduría y eficacia para que den frutos. Es posible que en algunos momentos no sepamos cómo hacer, pero tenemos la capacidad de darnos cuenta y de conducirnos mejor. Porque eso también se nos ha dado, la capacidad de aprender y de no caer en los mismos errores de otros días.

Sin embargo, ocurre que la soberbia nos puede engañar y hacernos creer que somos los suficientes capaces de no necesitar ayuda, y menos de Dios. Nos bastamos con nosotros mismos, y no queremos ningún rey que nos dirija. Y sucede que ocurre lo que vemos que está ocurriendo. Terminamos a tiros unos con otros. El fanatismo de creernos en posesión de la verdad y que somos elegidos y mejores que los otros terminan por enfrentarnos y acabar mal.

Pidamos, al Señor, la Gracia de sabernos pequeños, pobres y necesitados de aprender. De aprender cómo negociar todos los talentos recibidos, no sólo para sacar frutos, sino para ponerlos al servicio de los que los necesitan y, quizás, no sepan como producirlos.

Pidamos la Gracia de, no sabiendo cómo obtener rendimiento, darlos en interés, al menos en el Banco, para conseguir un beneficio que entregar. Siempre podremos sacar frutos de nuestra vida siendo luz para otros. Simplemente, aceptando nuestra condición limitada y pobre podemos alumbrar muchas vidas de otros que se debaten en la desesperación y confusión. Amén.

martes, 17 de noviembre de 2015

¿TENEMOS NUESTRA TIERRA PREPARADA PARA SER SEMBRADA POR LA PALABRA DE DIOS?



No es cuestión simplemente de escuchar, sino de escuchar después de haber buscado. Hay una gran diferencia. Escuchar es importante, pero si en el momento de la escucha, la tierra no está sembrada, difícilmente la semilla dará frutos. Escuchar supone previamente actitud, para que la escucha sea rumiada y deje la sustancia de lo escuchado preparado para poder asimilarse.

Porque la escucha puede ser accidental, no querida o por casualidad. Entonces entra, pero no encuentra el terreno preparado para echar raíces. Eso le ocurrió al hombre rico, que sentía curiosidad por comprobar si cumplía todo los requisitos para ganar la gloria del cielo, pero se sintió frustrado cuando experimenta que le falta más todavía. Y su decepción le impulsa a pararse y no continuar.

Quizás la escucha estaba ya, de antemano, cerrada. Escucho hasta que coincida con lo que yo pienso; escucho lo que quiero escuchar, pero de ahí no paso. No había una escucha abierta, deseada, dispuesta y sin condiciones. Es lo que ocurrió con Zaqueo. Su corazón estaba seriamente atento y abierto a la verdad, y la Verdad, por la Gracia de Dios, fecundó aquel corazón dispuesto a ser fertilizado. Y los frutos ya los conocemos.

También nosotros, Señor, queremos dejarnos fecundar por tu Espíritu, y alimentados en Él, abrir nuestros corazones para que tu Gracia nos fertilice y demos frutos. Frutos de amor que sirvan para dejar pasar tu Luz que con su calor fertilicen los corazones de todos aquellos que se abran a la Verdad como hizo Zaqueo.

Te  pedimos, Señor, esa Gracia, conocedores de nuestras debilidades, de nuestros fracasos y pecados, y de nuestros egoísmos, que nos impiden seguirte renunciando a todo lo que este mundo, falso e hipócrita, nos ofrece y nos presenta para seducirnos.

En Ti, Señor, permanecemos confiados y, a pesar de nuestras limitaciones, nos proponemos seguir adelante y, como Zaqueo, encaramarnos a la cima de nuestra vida, para ver, más allá, de lo que este mundo nos presenta. Amén.