Blogueros con el Papa

UN ROSARIO CADA VIERNES

Cada viernes, hora peninsular entre las 09, 30 y 10:30, en Canarias entre las 08:30 y 09:30, aproximadamente, y en cualquier otra parte del mundo la que mejor puedan elegir, nos unimos en el rezo del Rosario (VER AQUÍ) por la unidad de todos los creyentes, por la familia natural, hombre - mujer, por la vida y por la libertad de educación de los hijos.

Desde tu casa, online, desde tu trabajo, desde tu hospital y enfermedad, desde myfeeling, desde todas los colectivos y asociaciones, desde donde quieras que estés, tú también puedes unirte en este clamor al Padre, unidos a María Santisíma, para que el Espíritu Santo nos dé la capacidad y la luz de salvaguardar la vida y los valores morales y naturales que la dignidad de las personas demanda y hemos recibido de nuestro Padre Dios.

También estamos rezando un rosario cada día que hacemos normalmente en las primeras horas de la mañana aunque a veces, por premuras de tiempo, lo hacemos en otras horas del día. En el icono de la Virgen, debajo del rosario de todos los viernes, puedes encontrar el rosario correspondiente a cada día.

viernes, 10 de noviembre de 2017

¡DESPIÉRTANOS, SEÑOR!

HOY A LAS 09:00 HORA PENINSULAR, 08:00 HORA CANARIA, REZO DEL SANTO ROSARIO POR LA DEFENSA Y UNIDAD DE LA VIDA Y LA FAMILIA. ÚNETE A LA HORA QUE PUEDAS Y DESDE DONDE PUEDAS.


Posiblemente estemos algo dormidos. Dormidos al mecido que nos provoca este mundo. Un mecido de rapidez, de prisas, de distracciones, de bloqueo que nos impide pensar y descubrir quienes somos y a dónde vamos. Sí, el mundo nos mece a su ritmo y nos embobece sin nos dejamos mecer. 

Por eso, ese grito de súplica: ¡Despiertanos, Señor! Despiertanos de tantas seducciones, atracciones, tentaciones, que este mundo nos presenta y nos pone a nuestros pies. Pero, que nos cobra a un precio muy alto, pues nos quita el espacio de reflexión y nos convierte en verdadero autónomas, sometidos a los intereses de este mundo y dominados por sus pasiones, egos, satisfacciones, ambiciones, riquezas y poder. Y total para nada, para morir en el vacío y sinsentido.

Sí, Señor, te pedimos que nos despierte y que nos pongas en camino. Despierta nuestra astucia y nuestra inquietud, para descubrir el verdadero camino que nos conduce a Ti. Tú, que eres el Camino, la Verdad y la Vida. Tú, que eres el alimento que nos sostiene y que nos aviva y nos das, por tu Gracia, la fuerza y la capacidad para dar todo lo que hemos recibido y ponerlo en función de los demás.

Danos, Señor, la sabiduría y la voluntad de poner en juego todo lo que hemos recibido y sacarle el máximo rendimiento. También, danos el equilibrio de saber la medida de nuestras posibilidades y no prentender ambicionar más ni pasarnos. Aceptar lo que Tú nos has dado y quieres de nosotros dándolo todo sin regatera ni escatimar nada.

Señor, esa es nuestra voluntad y en tus Manos nos abandonamos confiando que, por tu Gracia, iremos creciendo en generosidad y entrega, para, en el Espíritu Santo, derramar todo lo que somos y podemos en beneficio de los demás y para Gloria Tuya. Amén.

jueves, 9 de noviembre de 2017

H I M N O

Basílica de San Juan de Letrán


Piedra angular y fundamento es Cristo
del templo espiritual que al Padre alaba,
en comunión de amor con el Espíritu
viviente, en lo más íntimo del alma.

Piedras vivas son todos los cristianos,
ciudad, reino de Dios edificándose,
entre sonoros cánticos de júbilo,
al Rey del universo, templo santo.

El cosmos de alegría se estremece
en latido vital de nueva savia,
al pregustar el gozo y la alegría
de un cielo y una tierra renovados.

Cantad, hijos de Dios, adelantados
del Cristo total, humanidad salvada,
en la que Dios en todos será todo,
comunión viva en plenitud colmada.

Demos gracias al Padre, que nos llama
a ser sus hijos en el Hijo amado,
abramos nuestro espíritu al Espíritu,
adoremos a Dios que a todos salva. Amén.

La dedicación de la Basílica de Letrán, fiesta
                                                                                                                                                     Común de la dedicación de una iglesia

miércoles, 8 de noviembre de 2017

LA RENUNCIA ES LA LUCHA DE CADA DÍA

Somos invitados al Banquete cada día. Con la noche termina un día, pero con el amanecer empieza otro. Así vamos recorriendo el camino de nuestra vida. Y cada día es una lucha entre la renuncia y la aceptado. Porque hay muchas tentaciones que se nos presentan cada día y que nuestro corazón detecta que son malas, posesivas y egoístas. En él están escrita las buenas y las malas, y sabemos diferenciar lo bueno de lo malo, o en su lugar, discernir y preguntar.

Posiblemente, algunas veces tendremos dudas, pero otros podrán sacarnos de ellas. El discernimiento nos ayuda a distinguir lo bueno de lo malo, y la oración nos ayuda a aclararnos. El Espíritu Santo nos asiste y nos va aclarando el camino. Lo que si es cierto es que tú y yo sabemos cuando el camino se llena de piedras y no nos deja avanzar. Necesitamos limpiarlo y renunciar a todas esas comodidades y egoísmos que nos tientan con sentarnos y pararnos.

Debemos saber medir nuestras fuerzas y cuando apartarnos o desviarnos de los peligros que amenazan con distraernos y hasta confundirnos. Pero, sobre todo, no dejar nunca la poderosa arma de la oración, ella nos hace fuerte y nos llena de luz y sabiduría para discernir bien y saber la medida de nuestras fuerzas. Luego, la voluntad, otra de las grandes virtudes que tenemos, nos libera de seguir ese camino peligroso y optar por el verdadero y auténtico que es Xto. Jesús.

Él es nuestra Referencia y nuestra Salvación. Repetidas veces nos ha llamado e invitado y nos ha dicho que Él es el Camino, la Verdad y la Vida. Pues, no perdamos ni un instante de pedir fuerza y voluntad para renunciar a todo aquello que el mundo nos presenta como excusa y justificación para seguir sus pasos, y seamos firmes y dispuestos a no perderlo nunca de vista. 

Él debe ser nuestra prioridad en todo, incluso antes que nuestra vida, porque, Él es realmente la Vida, y sin Él estamos muertos. Pidamos ser fuertes para renunciar a todo aquello que nos separa de Él. Amén.