Blogueros con el Papa

UN ROSARIO CADA VIERNES

Cada viernes, hora peninsular entre las 09, 30 y 10:30, en Canarias entre las 08:30 y 09:30, aproximadamente, y en cualquier otra parte del mundo la que mejor puedan elegir, nos unimos en el rezo del Rosario (VER AQUÍ) por la unidad de todos los creyentes, por la familia natural, hombre - mujer, por la vida y por la libertad de educación de los hijos.

Desde tu casa, online, desde tu trabajo, desde tu hospital y enfermedad, desde myfeeling, desde todas los colectivos y asociaciones, desde donde quieras que estés, tú también puedes unirte en este clamor al Padre, unidos a María Santisíma, para que el Espíritu Santo nos dé la capacidad y la luz de salvaguardar la vida y los valores morales y naturales que la dignidad de las personas demanda y hemos recibido de nuestro Padre Dios.

También estamos rezando un rosario cada día que hacemos normalmente en las primeras horas de la mañana aunque a veces, por premuras de tiempo, lo hacemos en otras horas del día. En el icono de la Virgen, debajo del rosario de todos los viernes, puedes encontrar el rosario correspondiente a cada día.

martes, 6 de marzo de 2018

MISERICORDIA, SEÑOR CON MIS HERMANOS

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1ª Lectura (Dan 3,25.34-43): En aquellos días, Azarías, puesto en pie, oró de esta forma; alzó la voz en medio del fuego y dijo: «Por el honor de tu nombre, no nos desampares para siempre, no rompas tu alianza, no apartes de nosotros tu misericordia. Por Abrahán, tu amigo; por Isaac, tu siervo; por Israel, tu consagrado; a quienes prometiste multiplicar su descendencia como las estrellas del cielo, como la arena de las playas marinas. Pero ahora, Señor, somos el más pequeño de todos los pueblos; hoy estamos humillados por toda la tierra a causa de nuestros pecados. 

»En este momento no tenemos príncipes, ni profetas, ni jefes; ni holocausto, ni sacrificios, ni ofrendas, ni incienso; ni un sitio donde ofrecerte primicias, para alcanzar misericordia. Por eso, acepta nuestro corazón contrito y nuestro espíritu humilde, como un holocausto de carneros y toros o una multitud de corderos cebados. Que este sea hoy nuestro sacrificio, y que sea agradable en tu presencia: porque los que en ti confían no quedan defraudados. Ahora te seguimos de todo corazón, te respetamos, y buscamos tu rostro; no nos defraudes, Señor; trátanos según tu piedad, según tu gran misericordia. Líbranos con tu poder maravilloso y da gloria a tu nombre, Señor».

No sé porque razón me ha parecido bueno y necesario publicar esta 1ª Lectura de la liturgia de hoy de la Eucaristía como premabulo de la reflexión del Evangelio. Quizás, el Espíritu me haya movido a ver las circunstancias del pueblo de Dios en aquel tiempo y el ruego y súplica de Azarias pidiendo la misericordia de Dios. Quizás nosotros también debemos empezar por ahí, suplicar y rogar para que el Señor ablande nuestros endurecidos corazones y los empape de humildad para, aceptando su Palabra tratemos de imitarle perdonando como Él nos perdona.

Reflexiónemos para no caer en la tentación de aquel siervo que, perdonado por su rey al conmoverse por su petición de clemencia y de perdón, se encolerizó con su amigo porque le debía unos denarios y le llevó a la cárcel. Tengamos nosotros también presente esa petición de ser sensibles y conmovidos a las ofensas que recibimos de nuestros enemigos y dispongámonos a perdonarles también. 

Conscientes de que no podremos por nosotros mismos, pero confiados que en la fuerza y poder del Espíritu Santo podremos hacerlo, elevemos nuestra súplica al Señor para que nos dé un corazón suave, dispuesto a conmoverse y a perdonar. Sí, Padre, convierte mi corazón y dame la capacidad y la paciencia amorosa de perdonar todas las veces que lo necesite en mi vida, sobre todo a mis enemigos. Perdonar libremente, incondicionalmente hasta la cruz de mi vida. Perdonar y amar, porque en ellos te encontraré a Ti, Padre y en ellos encontraré el gozo y la felicidad en plenitud. Amén.

lunes, 5 de marzo de 2018

SALMO 83: AÑORANZA DEL TEMPLO

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Aquí no tenemos ciudad permanente, 
sino que andamos en busca
 de la futura (Hb 13,14)

Ant: Dichosos los que viven en tu casa, Señor.

¡Qué deseables son tus moradas,
Señor de los ejércitos!
Mi alma se consume y anhela
los atrios del Señor,
mi corazón y mi carne
retozan por el Dios vivo.

Hasta el gorrión ha encontrado una casa;
la golondrina, un nido
donde colocar sus polluelos:
tus altares, Señor de los ejércitos,
Rey mío y Dios mío.

Dichosos los que viven en tu casa,
alabándote siempre.
Dichosos los que encuentran en ti su fuerza
al preparar su peregrinación:

Cuando atraviesan áridos valles,
los convierten en oasis,
como si la lluvia temprana
los cubriera de bendiciones;
caminan de baluarte en baluarte
hasta ver a Dios en Sión.

Señor de los ejércitos, escucha mi súplica;
atiéndeme, Dios de Jacob.
Fíjate, oh Dios, en nuestro Escudo,
mira el rostro de tu Ungido.

Vale más un día en tus atrios
 
que mil en mi casa,
y prefiero el umbral de la casa de Dios
a vivir con los malvados.

Porque el Señor es sol y escudo,
él da la gracia y la gloria;
el Señor no niega sus bienes
a los de conducta intachable.

¡Señor de los ejércitos, dichoso el hombre
que confía en ti!

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

Ant: Dichosos los que viven en tu casa, Señor.




domingo, 4 de marzo de 2018

A VECES MERCANTILIZAMOS NUESTRA FE

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Hay una tendencia muy arraigada de mercantilizar nuestra fe. Y se nos cuela de forma muy discreta haciéndonos ver que es bueno y necesario realizar estas operaciones que inducen a negocio o beneficios para otros. Hay muchas formas de mercantilizar nuestra fe, que se instala y se acomoda como un estado de bienestar y pasa tiempo que nos ayuda a vivir pero no a crecer en conversión.

Hoy el templo, lugar de reunión de los cristianos, se ha convertido para muchos en lugares de encuentros, de reuniones, de intercambio, de ofertas de viaje, de nuevas amistades, de entretenimiento, de excursiones y celebraciones festivas y de muchas cosas más. Hay muchas formas de rentabilizar nuestra fe sin que nos demos cuenta de que podemos estar equivocándonos.

Conviene preguntarnos qué buscamos con lo que hacemos. Conviene analizar si nuestro objetivo es dar la buena Noticia que el Señor nos ofrece y nos ha encargado con nuestro testimonio y nuestro esfuerzo desinteresado, o buscamos fama, provecho u otro interés. Es posible que no lo hagamos con mala intención, o ni siquiera con la intención de aprovecharnos de algo, pero, ¿es esa nuestra misión? De cualquier forma tratemos de catalizar nuestros templos como lugares que nos ayuden a tener una relación gratuita y confiada con Dios.

Y es eso lo que queremos pedir en este domingo tercero de Cuaresma, la Gracia de discernir como estamos utilizando nuestros templos y de como nos percatamos y tomamos conciencia de la presencia de Dios entre nosotros. Una presencia sacramental que nos pone frente a frente al Señor, presente bajo las especies de pan y vino, y transformado espiritualmente como nuestro principal alimento espiritual que nos conforta y nos fortalece.

Danos, Señor, esa Gracia y sabiduría para tomar siempre y en cada momento la actitud y el camino correcto para utilizar ese santo lugar sagrado, donde Tú moras, como lugar donde nos acercamos y citamos para recibirte bajo las especies de pan y vino y estar contigo. Amén.