Blogueros con el Papa

UN ROSARIO CADA VIERNES

Cada viernes, hora peninsular entre las 09, 30 y 10:30, en Canarias entre las 08:30 y 09:30, aproximadamente, y en cualquier otra parte del mundo la que mejor puedan elegir, nos unimos en el rezo del Rosario (VER AQUÍ) por la unidad de todos los creyentes, por la familia natural, hombre - mujer, por la vida y por la libertad de educación de los hijos.

Desde tu casa, online, desde tu trabajo, desde tu hospital y enfermedad, desde myfeeling, desde todas los colectivos y asociaciones, desde donde quieras que estés, tú también puedes unirte en este clamor al Padre, unidos a María Santisíma, para que el Espíritu Santo nos dé la capacidad y la luz de salvaguardar la vida y los valores morales y naturales que la dignidad de las personas demanda y hemos recibido de nuestro Padre Dios.

También estamos rezando un rosario cada día que hacemos normalmente en las primeras horas de la mañana aunque a veces, por premuras de tiempo, lo hacemos en otras horas del día. En el icono de la Virgen, debajo del rosario de todos los viernes, puedes encontrar el rosario correspondiente a cada día.

miércoles, 6 de marzo de 2019

LÍBRAME, SEÑOR, DEL LUCIMIENTO Y DE LA ALABANZA

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Somos proclives a la alabanza y al lucimiento. Nos gusta destacar y ser reconocidos y nos cuesta mucho pasar desapercibidos ante los demás. Gustamos de que nos vean, nos admiren nos hagan lisonjas. Nuestra naturaleza está herida en ese sentido y necesitamos sobreponernos a esa apetencia que nos amenaza y nos inclina al lucimiento.

Nos cuesta callarnos y no hablar de nosotros mismos, y, sobre todo, manifestar todas las cosas buenas que hacemos con el fin de ser alabados y ensalzados. Y, solos, nos será difícil. Por eso, recurrimos a Ti, Padre del Cielo, para que nos afirmes en la voluntad de abstenernos de lucimiento y seguir tus consejos de que la mano derecha no sepa lo que hace la izquierda. Eso te pedimos, que nos llenes de humildad y de amor para darnos en silencio y fuera del alcance de la vista de los demás evitando los elogios y alabanzas.

Danos, Señor, el verdadero sentido de justicia y donde termina ésta, la suficiente caridad para amar, tal y como Tú nos ama. Porque, en justicia nosotros no merecemos nada, y Tú, Señor, nos has dado la vida y la oportunidad de alcanzar la Vida Eterna junto a Ti. Para eso, Señor, te pedimos que nos fortalezcas y nos des la sabiduría de esforzarnos en despojarnos de todo aquello que nos debilita y nos aleja de Ti. En ese sentido, la Cuaresma es una buena oportunidad para preprararnos y esforzarnos en ser más orantes, más caritativos y más dispuestos a abstenernos de todo aquello que nos instala en las comodidades y el olvido de los que lo pasan mal.

Convencidos, Señor, de que eso sólo lo conseguiremos estando junto a Ti y en contacto diario contigo a través de la oracíón, ayúdanos a perseverar y a caminar a impulsos del Espíritu Santo. Amén.

martes, 5 de marzo de 2019

MUCHOS PRIMEROS ÚLTIMOS, Y MUCHOS ÚLTIMOS PRIMEROS


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Las últimas palabras con las que termina el Evangelio de hoy nos ponen en guardia y, hasta cierto punto, nos da miedo. Pero, lejos de eso, debe servirnos para estar en guardia y en constante revisión cada día y cada tiempo litúrgico. En este camino de nuestra vida no hay tiempo de descanso ni de relajación. Es una constante prueba de revisión, de reflexión y de entrega en medio de un mundo lleno de tentaciones, de persecuciones e invitaciones a abandonar el seguimiento a Jesús. Como ves, las tentaciones ni persecuciones no faltaran y eso te irá indicando la medida de tu donación y de tu fe.

Porque, cuando el seguimiento cuesta, exige y duele te está revelando que realmente está en el buen camino y tu decisión de seguir a Jesús es seria y firme. Es la señal de que esa es la puerta estrecha -Mt 7, 13 - que Jesucristo nos indica y nos invita a entrar por ella. La puerta que lleva al encuentro con Él. Pero, tenemos que darnos cuenta de una cosa muy importante, vital diría yo. No te atrevas a ir sólo ni apoyado en tus fuerzas, porque el diablo está al acecho y caerás en sus manos.

Embarcate en la barca de la Iglesia y lleva como remos los sacramentos, de manera especial y fundamental la Penitencia y Eucaristía, son los remos que nos empujan, nos vigorizan, nos sostienen y nos protegen de todas aquellas tentaciones que nos amenazan con hundirnos y zozobrar. Y siempre acompañado por el Espíritu Santo, el paráclito defensor, asistente, auxiliador, que nos sostiene y nos protege de todas las tempestades que nos amenazan con derrumbarnos y alejarnos del camino verdadero.

Pidamos al Padre estar en esos últimos que Él pondrá como primeros. Pidamos al Padre quedarnos para el final y dar todo lo que tengamos, dejando todo aquello que nos retiene, nos carga y no nos deja avanzar y dándonos, desprendido de todo, para el bien de los demás. Tal y como Él hizo a su paso por este mundo. Padre, porque, queremos seguirte siendo últimos, para que por tu Gracia, Amor y Misericordia estar a tu derecha el día de nuestra partida. Amén.

lunes, 4 de marzo de 2019

CUMPLIR PARA AMAR

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Mc 10,17-27
Dame, Señor, la fortaleza en mi débil voluntad para amar en la misma medida que Tú, Señor, me amas. Y eso, Dios mío, no lo puedo lograr yo por y con mi fuerza, sino con la asistencia de tu Espíritu. Sé la atracción que en mi pobre naturaleza, herida por el pecado, ejercen las fuerzas y las pasiones de este mundo, pero no quiero dejarme vencer y someterme al vacío que produce el no corresponder a tu amor, Señor.

Sí, sé que esperas y necesitas, porque así lo has querido, que yo ponga todo lo de mi parte, y mientras no lo haga, Tú, Señor, no moverás un dedo. Por eso, consciente de la libertad que me has dado, me esfuerzo, confiado en tu generosidad y misericordia, en abrir mi corazón y dejarme conducir por tu Espíritu. Has depositado en mí unas capacidades y unos talentos, y quieres que yo los ponga en juego. No te gusta que los entierre y me cruce de brazo. Entonces estaré perdido.

No quiero instalarme en la comodidad de quedarme en el mero cumplimiento. Sufro, con confiada paciencia, las tentaciones que el mundo, demonio y carne me presentan y con las que experimento mis debilidades y el sometimiento que padece mi humanidad herida por el pecado. Eso descubre la necesidad que siente mi corazón de abandonarme en tus brazos y, a pesar de mis oscuridades, seguirte y seguirte.

Sé lo difícil que es seguirte, Señor, cuando mi corazón está apegado a las riquezas. Tú ya me lo has dicho: «¡Qué difícil es que los que tienen riquezas entren en el Reino de Dios!». Y eso es lo que yo te pido. No me des riquezas si eso es para mi perdición. Y si me las das, dame un corazón desprendido y generoso para ponerlas para el bien de los que realmente las necesitan. Amén.