.Señor Jesús, tú que no temes a la tormenta, y caminas sobre las aguas agitadas del corazón humano,ven a nuestro encuentro en medio de nuestras dudas y temores.
Cuando sople el viento de la incertidumbre y las olas de la tristeza nos cubran, despiértanos a la fe y enséñanos a confiar en tu amor, que nunca duerme. Tú estás en la barca de nuestra vida, aunque a veces no lo veamos. Danos la gracia de no desesperar, de no rendirnos, sino de descubrir que, incluso en el silencio, tú actúas con poder y misericordia.
Padre bueno, acoge el clamor de tus hijos que atraviesan las tormentas de la enfermedad, de la pobreza, del dolor y de la soledad. Amén.
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