Blogueros con el Papa

UN ROSARIO CADA VIERNES

Cada viernes, hora peninsular entre las 09, 30 y 10:30, en Canarias entre las 08:30 y 09:30, aproximadamente, y en cualquier otra parte del mundo la que mejor puedan elegir, nos unimos en el rezo del Rosario (VER AQUÍ) por la unidad de todos los creyentes, por la familia natural, hombre - mujer, por la vida y por la libertad de educación de los hijos.

Desde tu casa, online, desde tu trabajo, desde tu hospital y enfermedad, desde myfeeling, desde todas los colectivos y asociaciones, desde donde quieras que estés, tú también puedes unirte en este clamor al Padre, unidos a María Santisíma, para que el Espíritu Santo nos dé la capacidad y la luz de salvaguardar la vida y los valores morales y naturales que la dignidad de las personas demanda y hemos recibido de nuestro Padre Dios.

También estamos rezando un rosario cada día que hacemos normalmente en las primeras horas de la mañana aunque a veces, por premuras de tiempo, lo hacemos en otras horas del día. En el icono de la Virgen, debajo del rosario de todos los viernes, puedes encontrar el rosario correspondiente a cada día.
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miércoles, 26 de julio de 2023

ORACION: TÚ MI LUZ, SEÑOR

Aquí estoy, Jesús, como el ciego del camino. Pasas a mi lado y no te veo. Tengo los ojos cerrados a la luz y siento en ellos como duras escamas que me impiden ver.

Cura mi ceguera para ver tu rostro con ojos limpios y abrir mis ojos a la luz de tu Evangelio. Cura mi ceguera para descubrir la alegría y la vida que esconden el dolor y la muerte, para encontrar tu huella en las cosas. Cura mi ceguera para reconocer en cada hombre a un hermano, para mirar mi vida como tú la ves: con amor y esperanza.

Como el ciego del camino, así te busco. Toca mis ojos con tus dedos y ábrelos a la luz. Entonces el camino, mi camino, tendrá rumbo. Amén.

Desde mi parroquia, por el párroco
D. Juan Carlos Medina Medina.

domingo, 8 de septiembre de 2019

SOY CONSCIENTE DE QUE TE NECESITO, SEÑOR

Resultado de imagen de Lc 14,25-33
El Evangelio de hoy me destartala y me deja fuera de combate. Soy consciente, Señor, de que necesito de Ti. Mi pobre naturaleza, pecadora y sometida al pecado, me arrastra, me vence e impide que, aunque quiero seguirte plenamente, acercarme a Ti. Experimento que mis fuerzas me flaquean y me siento vencido por mis apetencias y egoísmos.

Entonces, Señor, soy conciente que sin Ti no soy nada. Eso es lo que quiero decirte hoy. Quiero aprovechar la ocasión para decirte que te necesito para que me des las fuerzas y poder seguirte plenamente con todo mi corazón, con toda mi alma, con toda mi mente y con todo mi ser. Quiero pedirte que cambies mi corazón egoísta y apegado a los placeres y satisfacciones de este mundo que me impide seguirte de forma plena como a mí me gustaría.

Ahora entiendo a Pablo en la Epístola a los - Romanos 7, 14-20 - cuando habla sobre el poder del pecado que nos obliga a hacer lo que no nos gustaría hacer. Por eso experimentamos arrepentimiento y dolor de corazón. 

Confío, Señor, que por tu Infinita Misericordia hagas que mi corazón, fortalecido en tu Espíritu, se haga fuerte y pueda vencer los obstáculos que se me presenta en el camino de mi vida. Soy consciente, Señor, de mi debilidad y de que sin Ti nada puedo hacer y estaré vencido y a merced del demonio, del mundo y de la carne. Por eso, consciente de mi pobreza y pequeñez te imploro, Señor mío, que me des la sabiduría y la fortaleza necesaria para hacer, no mi voluntad, sino la tuya.

Y apoyado y confiado en tus Palabras de pedir y se les dará, buscad y hallaréis, llamar y se les abrirá - Mt 7, 7 - insisto en suplicártelo en la esperanza de que transformarás mi pobre corazón. Amén.

lunes, 15 de julio de 2019

SEÑOR, DAME LA FE QUE NECESITO PARA SEGUIRTE

Resultado de imagen de Mt 10,34--11,1 por Fano
Creo y pienso, Señor, que Tú me das esa fe que te pido, pero que yo no la sé recibir o impido que llegue a mí. Y lo digo, porque Tú, Señor, eres el amigo que nunca falla. Casualmente, hoy me han dado una estampa con la figura del corazón de Jesús y que por detrás dice:  Enséñame, Señor, a ser dulce y delicado en todos los acontecimientos de la vida, en los desagrados, en la inconsideración de otros, en la insinceridad de aquellos en quienes confiaba, en la falta de fidelidad de aquellos en quienes yo descansaba.

Déjame que yo me ponga a un lado, para pensar en la felicidad de otros, que oculte mis penillas y mis angustias para que así sea yo el único en sufrir sus efectos. Enséñame a aprovecharme del sufrimiento que se me presenta en mi camino. Déjame que lo use de tal manera que sirva para suavizarme, no para endurecerme ni amargarme; de modo que me haga paciente, no irritable; generoso en mi perdón, no mezquino, altivo e insufrible.

Que nunca alguien sea menos bueno por haber percibido mi influencia. Que nadie sea menos puro, menos veraz, menos bondadoso, menos digno, por haber sido mi compañero de camino en nuestra jornada hacia la Vida Eterna. En tanto que voy dando vueltas de una distracción a otra, déjame susurrar de rato en rato una palabra de amor a Ti. Que yo viva mi vida en lo sobrenatural, llena de energía para el bien y vigorosa en su empeño de santidad.

Enséñanos, esto ya lo digo yo, a saber posponer todo aquello que cerca de nosotros nos interrumpa nuestro camino hacia Ti, porque Tú tienes que ser lo primero en nuestras vidas y lo primero significa que todo lo demás, padre, madre, hermano, hermana, suegro, nuera y todas las cosas del mundo están después de Ti. Tú, Señor, eres nuestro primer Amor y en Ti descansa y se apoya nuestra vida. Aumenta nuestra fe para que siempre te sigamos como la primera opción y centro de nuestro corazón. Como el Tesoro más grande de nuestra vida. Amén.