Aquí estoy, Jesús, como el ciego del camino. Pasas a mi lado y no te veo. Tengo los ojos cerrados a la luz y siento en ellos como duras escamas que me impiden ver.
Cura mi ceguera para ver tu rostro con ojos limpios y abrir mis ojos a la luz de tu Evangelio. Cura mi ceguera para descubrir la alegría y la vida que esconden el dolor y la muerte, para encontrar tu huella en las cosas. Cura mi ceguera para reconocer en cada hombre a un hermano, para mirar mi vida como tú la ves: con amor y esperanza.
Como el ciego del camino, así te busco. Toca mis ojos con tus dedos y ábrelos a la luz. Entonces el camino, mi camino, tendrá rumbo. Amén.
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