Te sentí pasar a oscuras por mi corazón.
Me decías: “Busca, que a tu puerta estoy.” En mi sendero caminabas Tú, Señor, y en mi casa me esperabas Tú, Señor, a cenar contigo, corazón amigo.
Te sentí llegar, callado en mi soledad. Me decías: “Oye, que te quiero hablar”. En el silencio me hablabas Tu, Señor. Tu paciencia me esperaba, ¡Oh Señor! a cenar contigo, corazón amigo. Amén.
Desde mi parroquia, por el párroco
D. Juan Carlos Medina Medina.
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