Blogueros con el Papa

UN ROSARIO CADA VIERNES

Cada viernes, hora peninsular entre las 09, 30 y 10:30, en Canarias entre las 08:30 y 09:30, aproximadamente, y en cualquier otra parte del mundo la que mejor puedan elegir, nos unimos en el rezo del Rosario (VER AQUÍ) por la unidad de todos los creyentes, por la familia natural, hombre - mujer, por la vida y por la libertad de educación de los hijos.

Desde tu casa, online, desde tu trabajo, desde tu hospital y enfermedad, desde myfeeling, desde todas los colectivos y asociaciones, desde donde quieras que estés, tú también puedes unirte en este clamor al Padre, unidos a María Santisíma, para que el Espíritu Santo nos dé la capacidad y la luz de salvaguardar la vida y los valores morales y naturales que la dignidad de las personas demanda y hemos recibido de nuestro Padre Dios.

También estamos rezando un rosario cada día que hacemos normalmente en las primeras horas de la mañana aunque a veces, por premuras de tiempo, lo hacemos en otras horas del día. En el icono de la Virgen, debajo del rosario de todos los viernes, puedes encontrar el rosario correspondiente a cada día.
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lunes, 3 de enero de 2022

SIMPLEMENTE, UNA ORACIÓN

 

 *ORACION*

Señor, dame un corazón humilde y confiado, como el de Simeón y Ana, como el de María.

Ellos no tenían nada y, precisamente por eso, se acercaban a Ti, ponían en Ti toda su confianza, cumplían tu voluntad, observaban la ley.

Señor, líbrame de la idolatría de las riquezas, no dejes que tenga otro Dios fuera de Ti y ayúdame a vivir siempre atento a Ti y a tu palabra.

No permitas que confíe demasiado en las personas, ni siquiera en mis propias fuerzas. Qué sólo confíe plenamente en Ti.

Ayúdame  a estar siempre disponible para caminar hacia Ti, para compartir todo lo que tengo con total generosidad, sin dejarme atar por ninguna propiedad.

Dame sabiduría y fuerza para ser libre de verdad, para renunciar a todo lo que me aparte de Ti, para estar abierto del todo a la plenitud de tu Amor. Amén.

Desde mi parroquia, por el párroco
D. Juan Carlos Medina Medina

jueves, 29 de diciembre de 2016

¡COMO SIMEÓN, PERMITENOS, SEÑOR, VER LA LUZ!

Enciende nuestro corazón, Señor, y permítenos ver la Luz. Esa Luz que nos ilumina y nos, como Simeón, permite morir en paz y esperanzados en tu Gloria. Posiblemente nos falta paciencia y fe. Porque la fe se demuestra en la paciencia y esperanza. Porque la fe se experimenta en la oscuridad y en la desesperación. Podemos mirar a Abrahán, a Job y muchos otros como han perseverado. Y es en Jesús donde se cumple todo y la fe se aproxima para en la Resurrección quitarnos la venda de los ojos.

Ayer lo veíamos al leer que Pedro y Juan entraban al sepulcro ya vacío. Juan entró, vio y creyó. Y nosotros por su testimonio también creemos. Esa es nuestra fe y nuestra esperanza. La vida en este mundo no tiene sentido si no se fundamente en Jesús. Él es nuestra única esperanza. Y no porque no nos queda más remedio, sino porque dentro de nosotros experimentamos esas ansias de felicidad que Él no promete y nos viene a regalar.

No hay paz ni sosiego sin Jesús. Él es el Camino, la Verdad y la Vida. Su Palabra colma todos nuestros anhelos y esperanzas. Demos gracias a Dios por todos estos testimonios, signos y señales que nos hablan de su presencia entre nosotros; que nos hablan de su Amor y Misericordia, y nos invitan, porque somos libres, a entrar en el banquete pleno de gozo y felicidad eterna.

Pidamos al Señor, como Simeón, que nos llene de paciencia y esperanza y nos ilumine para saber esperar y creer en la presencia del Redentor, que ha dado la vida por cada uno de nosotros y nos abre sus brazos y las puertas celestiales donde viviremos eternamente. Amén.

martes, 29 de diciembre de 2015

TE PEDIMOS SABIDURÍA, SEÑOR, PARA SEGUIR TUS PASOS CON FIRMEZA.



Tenemos mucha ventaja porque sabemos muchas cosas del Señor. Conocemos a muchos que, sólo por la acción del Espíritu Santo, han podido conocer y revelar la identidad de Aquel Niño Dios. Tal es el caso de Simeón, del que nos habla hoy el Evangelio. El Espíritu Santo también nos lo ha revelado a nosotros a través de esas personas como Simeón, porque, por su acción, la del Espíritu, hemos podido conocerlo en nuestro tiempo.

Sabemos que no podía ser de otra manera que por una intervención Divina. Simeón no podía saber que el Niño que tenía en sus brazos era el Mesías que él esperaba. ¿Cómo conocerlo? Está más que claro que, tanto en la esperanza de verlo, como el descubrirlo, fue inspirado por la Gracia del Espíritu Santo.

Te pedimos humildemente, Señor, que nos des la sabiduría, fortaleza y paz de también a nosotros para conocer a tu Hijo Jesús, y, no para quedarnos quieto mirándole, sino para seguir sus pasos y esforzarnos en vivir su Palabra tratando de imitarle en su Amor. Te pedimos, Señor, que nos des el don de vivir su amor misericordioso con los demás hombres y mujeres de nuestro tiempo, sobre todo con los más necesitado de ello. Y hacerlo tal y como Tú, Señor, lo haces con cada uno de nosotros.

Somos conscientes de nuestras debilidades, de nuestras limitaciones, y de que no podemos lograrlo sin la mediación de tu Hijo Jesús. Por eso, alegres y agradecidos por su venida al mundo, nos felicitamos por su presentación en el Templo y por su preparación en la Sagrada Familia, para, más tarde, enseñarnos el Camino, la Verdad y la Vida. Amén.