Blogueros con el Papa

UN ROSARIO CADA VIERNES

Cada viernes, hora peninsular entre las 09, 30 y 10:30, en Canarias entre las 08:30 y 09:30, aproximadamente, y en cualquier otra parte del mundo la que mejor puedan elegir, nos unimos en el rezo del Rosario (VER AQUÍ) por la unidad de todos los creyentes, por la familia natural, hombre - mujer, por la vida y por la libertad de educación de los hijos.

Desde tu casa, online, desde tu trabajo, desde tu hospital y enfermedad, desde myfeeling, desde todas los colectivos y asociaciones, desde donde quieras que estés, tú también puedes unirte en este clamor al Padre, unidos a María Santisíma, para que el Espíritu Santo nos dé la capacidad y la luz de salvaguardar la vida y los valores morales y naturales que la dignidad de las personas demanda y hemos recibido de nuestro Padre Dios.

También estamos rezando un rosario cada día que hacemos normalmente en las primeras horas de la mañana aunque a veces, por premuras de tiempo, lo hacemos en otras horas del día. En el icono de la Virgen, debajo del rosario de todos los viernes, puedes encontrar el rosario correspondiente a cada día.
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jueves, 15 de enero de 2015

NECESITO, SOBRE TODO, PACIENCIA, SEÑOR



Hay muchos momentos de desesperación. Desesperación que se traduce en desánimo y deseos de no seguir detrás de Ti, Señor. Supongo que Tú lo sabes, y sin embargo, al menos aparentemente, no mueves un dedo. Porque te pido y te pido y no parece que me oigas o me respondas afirmativamente.

Hay muchos matrimonios con problemas y separados. Te pido por ellos, y todo sigue igual;  hay muchos niños en riesgos de ser abortados, y pidiéndote por ellos, todo sigue igual. Hay muchas familias pasando hambre y necesidades primarias, y me canso de decírtelo y todo sigue igual o peor. Ya sé que yo tengo que hacer algo, pero soy un pecador y no doy la talla. 

Sin embargo, ese leproso te convence y le atiendes. ¿Quizás yo no te pido igual? ¿Quizás mi fe no es como la suya? ¿Quizás él era un testimonio que Tú habías pensado realizar? Podría seguir haciéndome muchas preguntas, y no entendería ninguna. No puedo entenderte Señor, pero si sé que Tú eres el Hijo de Dios y haces lo mejor para cada uno de nosotros. Supongo, y confío en Ti, que eso me basta. Me rindo a tus pies y espero pacientemente a que Tú respondas cuando, como y donde quieras.

Por eso, Señor, te pido paciencia, mucha paciencia. Paciencia para seguir caminando detrás de Ti sin desanimarme; paciencia para continuar pidiéndote como los leprosos, los ciegos, el amigo a media noche, la viuda al juez injusto e insistiéndote aunque parezca molesto y que te canso. No dejes que me calle, que pierda la confianza en Ti y llegue a desesperarme y olvidarte resignándome a vivir sin Ti.

¡Nunca Señor! Nunca, hasta el último segundo de mi muerte, dejes que mi corazón lata sin estar unido y pendiente de Ti. Amén.