Blogueros con el Papa

UN ROSARIO CADA VIERNES

Cada viernes, hora peninsular entre las 09, 30 y 10:30, en Canarias entre las 08:30 y 09:30, aproximadamente, y en cualquier otra parte del mundo la que mejor puedan elegir, nos unimos en el rezo del Rosario (VER AQUÍ) por la unidad de todos los creyentes, por la familia natural, hombre - mujer, por la vida y por la libertad de educación de los hijos.

Desde tu casa, online, desde tu trabajo, desde tu hospital y enfermedad, desde myfeeling, desde todas los colectivos y asociaciones, desde donde quieras que estés, tú también puedes unirte en este clamor al Padre, unidos a María Santisíma, para que el Espíritu Santo nos dé la capacidad y la luz de salvaguardar la vida y los valores morales y naturales que la dignidad de las personas demanda y hemos recibido de nuestro Padre Dios.

También estamos rezando un rosario cada día que hacemos normalmente en las primeras horas de la mañana aunque a veces, por premuras de tiempo, lo hacemos en otras horas del día. En el icono de la Virgen, debajo del rosario de todos los viernes, puedes encontrar el rosario correspondiente a cada día.
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jueves, 21 de octubre de 2021

AMAR, A PESAR DE LAS DIVISIONES Y ENFRENTAMIENTOS

 

El amor, no solo arde y prende ardientemente el fuego amoroso y misericordioso, sino que también nos quema a nosotros mismos en ese fuego de ardiente amor. Xto. Jesús arde en un Amor Misericordioso que le lleva a entregarse por nosotros cada día, dándonos su Misericordia hasta el extremo de ofrecer su Vida en una muerte de Cruz por verdadero Amor. Y de la misma forma nos lo pide a nosotros.

Señor, conocemos nuestra pobreza y debilidades, y, queriendo seguirte, te pedimos la fortaleza y perseverancia para sostenernos en el amor y soportar, superando nuestros enfrentamientos y divisiones, todos esos obstáculos de pecado que nos dividen y nos enfrentan.

Danos, Señor,  esa Gracia y fortaleza para guardarnos del pecado y de la soberbia de ensoberbecernos - valga la redundancia -  enfriando nuestros corazones. Danos el equilibrio y la fuerza para anteponer la verdad y el amor a nuestras comodidades, apetencias, gustos y placeres.

Danos también Señor, la sabiduría de tu Espíritu para, por encima de querer quedar bien y evitar problemas, prioricemos la verdad, la justicia y el amor que Tú nos ofreces y nos  das gratuitamente. Porque, en ellos está esa felicidad eterna que buscamos. Gracias, Señor.

jueves, 20 de octubre de 2016

QUIERO, SEÑOR, QUE MI CORAZÓN ARDA DE AMOR COMO EL TUYO

Eso es lo que quiero, Señor, arder de deseos de amar y contagiar al mundo en el que vivo de esa clase de amor. Pero se me hace difícil, costoso y casi imposible lograrlo. Mi corazón no logra arder lo suficiente para prender a otros. Peor, se enfría y amenaza con apagarse él. Por eso, Señor, recurro a Ti y confío en Ti.

En Ti, Señor, pongo todas mis esperanzas y todas mis fuerzas. Descanso todas mis batallas y luchas que, siendo infructuosas, apoyo en tu Palabra y tu Poder. Recuerdo esos consejos que me dabas haces días, Lc 18, 1-8, y me esfuerzo en ser constante y perseverante en pedirte cada día las fuerzas y voluntad que necesito para sostener mi corazón prendido del tuyo y también quemar a todos aquellos de buena voluntad que se acerquen a mí.

Danos, Señor, la virtud de la perseverancia para no desfallecer a pesar de no ver los frutos y experimentar que el mundo va peor cada día. Danos la confianza y la esperanza de sabernos escuchado, atendidos y protegidos por Ti, y la fortaleza de no abandonarnos ni rendirnos en manos de los enemigos que quieren apara el fuego de amor de nuestros corazones.

Esa es nuestra oración de hoy. Unidos todos los que pasemos por este humilde rincón, y tomados de la mano, elevemos nuestras oraciones al Señor para que el mundo, prendido del fuego de amor del Señor, sea capaz de vivir en paz, justicia, fraternidad y verdadero amor como el Padre y el Hijo viven. Amén.

jueves, 22 de octubre de 2015

PRENDE VERDADERO FUEGO A MI CORAZÓN, SEÑOR



El compromiso nos asusta y nos obliga. Eso no nos gusta, porque en muchos momentos no nos apetece cumplir y nos invade el gandulismo y la pereza. Amén de que nos tiente el placer y el propio egoísmo. Eso enciende una lucha que nos obliga a esforzarnos y a poner todas nuestras fuerzas en ejercitar nuestra voluntad, incluso contra corriente.

Y, claro está, que eso molesta y se hace duro. Por eso, muchas veces miramos para otro lado, activamos nuestros mecanismos de defensa y justificamos nuestra actitud cómoda, indiferente y pasiva. Jesús viene hoy a espabilarnos, y a decirnos que, Él viene a salvarnos, pero no a liberarnos del esfuerzo y la lucha de cada día. Necesitamos poner nuestra total colaboración para, injertados, eso sí, en el Espíritu Santo, triunfar y ganar la guerra contra las fuerzas del mal.

Por eso, el Señor no advierte y nos dice: «He venido a prender fuego en el mundo, ¡y ojalá estuviera ya ardiendo! Tengo que pasar por un bautismo, ¡y qué angustia hasta que se cumpla! ¿Pensáis que he venido a traer al mundo paz? No, sino división. En adelante, una familia de cinco estará dividida: tres contra dos y dos contra tres; estarán divididos: el padre contra el hijo y el hijo contra el padre, la madre contra la hija y la hija contra la madre, la suegra contra la nuera y la nuera contra la suegra». 

Estamos avisados, y sabemos que cuando el camino se pone mal, son síntomas normales del camino. Es natural y lógico que esas cosas van a ocurrir, y que nuestro desierto personal lo tendremos que sufrir, pero sólo en él encontraremos al Señor. Dentro de esas luchas, de esas guerras y enfrentamientos podemos encontrar la verdadera paz, porque la paz del mundo no está en el mundo y sus ruidos, sino en el corazón de aquel que en el silencio de su vida es capaz de dejar todo y escuchar la voz del Señor.

Oh, Señor, danos la sabiduría de discernir y de ver la luz que nos alumbra el camino, a pesar de la lucha que cada día tendremos para avanzar firmes y seguros hacia Ti. Amén.

jueves, 23 de octubre de 2014

CAMINOS DE CONFLICTOS



El conflicto está servido, y es que si no hay conflicto no hubiese habido necesidad de salvación. La ausencia de conflicto significa paz. Si todo está en paz se supone que las cosas están bien hechas, hay justicia y todos nos sentimos bien. Desde el momento que hay conflicto es debido a que hay injusticias. Y esto supone diferencias, desavenencias, choques y egoísmos.

Se necesita paz y salvación. El conflicto es el caldo de cultivo del pecado y ello supone traición, envidia, odio y todo lo que alimenta el conflicto. Todo tuvo un comienzo y ese es el origen, el pecado original. Pues bien, se necesita que en el conflicto haya guerra, pues no sería entonces conflicto. Pero guerra de amor, guerra por defender la verdad que hace justicia y da paz. Y en esa actitud Jesús nos advierte hoy que ha venido a armar conflictos. Conflictos que ardan en deseos de amor, de justicia y de paz.

Claro, Señor, yo no puedo permanecer callado, pasivo, quieto y adormilado en mi rincón de amor. Tengo que salir, salir a las periferias, gritar y armar lío proclamando que Tú eres el Camino, la Verdad y la Vida, y desde ahí mi particular hoguera debe arder constantemente. Claro, todos unidos seremos más fuerte y nos fortaleceremos los unos a los otros.

Pero, sobre todo, Señor, contigo, junto a Ti. Tú en el medio derramando tu Gracia y señalándonos el camino en el Espíritu Santo. Un camino de lucha, de fuego, de verdad y de amor. Amén.

lunes, 25 de marzo de 2013

EUFORIA SUPERFICIAL



No quiero ser fuego que solo quema unas horas; no quiero ser camino que se ahoga en el río; no quiero ser voz que clama solo en primavera; no quiero ser discípulo del pan y pescado; no quiero ser semilla que cae en el camino o se deja ahogar por la maleza... 

Quiero ser fuego que arde sin parar; camino que navega por ríos y atraviesa cañadas; voz que habla ahora y siempre, en primavera y en otoño; discípulo de hambre y sacrificio y semilla que fecunda la tierra y da frutos. Quiero ser, Señor, tuyo y caminar junto a Ti, desde el huerto de los Olivos hasta el monte Gólgota.

Quiero cargar con tu Cruz en la medida de mis fuerzas, porque sé que nunca me dejarás solo y tomarás el peso con el que yo no pueda. Dejarás para mí solo lo que esté en la medida de mis posibilidades. Por eso, quiero apurar todos mis talentos, aquellos que Tú mismo me has dado, para que cuando me reuna contigo, devolvertelos multiplicados, así sea en el esfuerzo y el riesgo de intentarlo. 

Porque sé que Tú siempre estarás detrás de mí, sólo te importa la intención de mi corazón y la entrega voluntaria de mi libertad. Esa que también Tú me has dado gratuitamente. Tú lo sabes todo, Señor, y confiado en tu Misericordia y Bondad, yo me pongo en tus Manos.