Blogueros con el Papa

UN ROSARIO CADA VIERNES

Cada viernes, hora peninsular entre las 09, 30 y 10:30, en Canarias entre las 08:30 y 09:30, aproximadamente, y en cualquier otra parte del mundo la que mejor puedan elegir, nos unimos en el rezo del Rosario (VER AQUÍ) por la unidad de todos los creyentes, por la familia natural, hombre - mujer, por la vida y por la libertad de educación de los hijos.

Desde tu casa, online, desde tu trabajo, desde tu hospital y enfermedad, desde myfeeling, desde todas los colectivos y asociaciones, desde donde quieras que estés, tú también puedes unirte en este clamor al Padre, unidos a María Santisíma, para que el Espíritu Santo nos dé la capacidad y la luz de salvaguardar la vida y los valores morales y naturales que la dignidad de las personas demanda y hemos recibido de nuestro Padre Dios.

También estamos rezando un rosario cada día que hacemos normalmente en las primeras horas de la mañana aunque a veces, por premuras de tiempo, lo hacemos en otras horas del día. En el icono de la Virgen, debajo del rosario de todos los viernes, puedes encontrar el rosario correspondiente a cada día.
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jueves, 1 de septiembre de 2016

¿SOMOS CONSCIENTES DEL ALCANCE DE LA REALIDAD?



¿Nos damos cuenta de lo ocurrido? ¿Damos crédito a lo que leemos? Ante un acontecimiento así, lo primero que se me ocurre es proponerle a Jesús una sociedad para pescar. Con una sabiduría así, donde aquellos marineros expertos no había sido capaces de pescar nada, Jesús en un abrir y cerrar de ojos consigue llenar hasta rebosar todas las redes.

Dios mío, parece más milagros que aquellos pescadores dejaran todo lo que tenían y siguieran a Jesús sin la tentación de proponerle una sociedad para hacerse ricos. ¿No nos ocurre a nosotros eso? ¿Estamos más pendiente a las cosas que podamos conseguir con y de Jesús que al mismo Jesús? ¿Estaríamos dispuestos a oír la propuesta de Jesús, tal y como ocurrió con aquellos pescadores?

Hay muchas preguntas que responder y que respondernos. Y la primera sería aceptar esa invitación de Jesús a subirse a nuestra barca. A la barca de nuestra vida. ¿La aceptas? ¿La aceptamos? Y dejar que descanse en nosotros y nos diga dónde y cuándo echar las redes. Las redes de nuestro corazón, de nuestro trabajo, de nuestras ilusiones, de nuestra esperanza y de nuestra fe. 

Las redes están en nosotros, pero su finalidad es salir de nosotros para llegar al ustedes, al vosotros, y arrastrarnos a la Luz. La Luz que ilumina, que santifica y que salva. La Luz que nos da la Vida Eterna que tanto buscamos sin saber donde echar las redes. Danos, Señor esa Luz que ilumina nuestra vida y la vigoriza para responderte como los apóstoles y dejar todo para seguirte.

Danos la sabiduría de obedecerte y bogar mar adentro, hasta lo más profundo de nuestro interior, para salir, de la superficialidad de la vida, al interior más profundo del único y verdadero Amor que está en Ti. Para romper con la monotonía y la rutina que nos esclaviza y nos ancla en la orilla sin posibilidad de echar las redes. Amén.

miércoles, 12 de agosto de 2015

CUESTA OBEDECER



Cuando nos reprende ocurre que en lo más profundo de nuestro corazón comprendemos nuestro error, pero en nuestra cabeza se entabla una lucha soberbia contra la humildad de aceptar dicha corrección. Cuesta no ensoberbecerse, sobre todo cuando nuestro corazón se hincha de suficiencia y prepotencia.

En estas circunstancias rechazamos la reprimenda y no nos doblegamos a la corrección fraterna. Nos cuesta. Quizás necesitamos algo de tiempo para desahogarnos como hizo Pedro, llorar amargamente hasta doblegar su corazón y ponerlo en Manos de la Misericordia del Señor. Sin embargo, hay muchos que no son capaces de doblegarlo y llegan a consecuencias fatales de remordimiento y de muerte.

Pidamos al Señor que nos dé un corazón capaz de entender y de ser humilde; capaz de dejarse transformar por la acción del Espíritu Santo y aceptar la corrección fraterna que los hermanos nos hagan con buenas intenciones y por el bien nuestro y de los demás. 

Dejarse corregir es una forma también de amar, porque no sólo amas cuando te das, sino cuando eres capaz también de recibir, y en este caso una corrección de alguien que te conozca bien y busque tu bien, es un acto de amor el saberlo recibir y agradecer. Pero eso no es fácil. Exige mucha humildad, sobre todo a aquellos que se sienten superiores y mejores que los otros. Recibir una corrección les será casi imposible.

Jesús padeció mucho de esto. Aquellos fariseos y judíos de su mismo pueblo, que le conocían como el hijo de José y María, no podían aceptar que fuera el Pan bajado del cielo. ¿Cómo el hijo del carpintero dice ahora que es el Pan bajado del Cielo? ¿No nos ocurre hoy algo igual?

Pongamos nuestro corazón soberbio a disposición del Espíritu de Dios con la actitud de dejarnos transformar en un corazón humilde y manso capaz de acoger y aceptar la corrección de todos nuestros errores. Amén.