Blogueros con el Papa

UN ROSARIO CADA VIERNES

Cada viernes, hora peninsular entre las 09, 30 y 10:30, en Canarias entre las 08:30 y 09:30, aproximadamente, y en cualquier otra parte del mundo la que mejor puedan elegir, nos unimos en el rezo del Rosario (VER AQUÍ) por la unidad de todos los creyentes, por la familia natural, hombre - mujer, por la vida y por la libertad de educación de los hijos.

Desde tu casa, online, desde tu trabajo, desde tu hospital y enfermedad, desde myfeeling, desde todas los colectivos y asociaciones, desde donde quieras que estés, tú también puedes unirte en este clamor al Padre, unidos a María Santisíma, para que el Espíritu Santo nos dé la capacidad y la luz de salvaguardar la vida y los valores morales y naturales que la dignidad de las personas demanda y hemos recibido de nuestro Padre Dios.

También estamos rezando un rosario cada día que hacemos normalmente en las primeras horas de la mañana aunque a veces, por premuras de tiempo, lo hacemos en otras horas del día. En el icono de la Virgen, debajo del rosario de todos los viernes, puedes encontrar el rosario correspondiente a cada día.
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miércoles, 22 de mayo de 2019

QUIERO PERMANECER EN TI, SEÑOR, COMO EL SARMIENTO EN LA VID

Resultado de imagen de Jn 15,1-8 según visto por Fano
A veces podemos pensar que nos basta con nosotros mismos. Lo experimentamos, sobre todo, en la misma comunidad cuando observamos que nos atrasamos o encontramos dificultades para avanzar en la poca habilidad de otros o la torpeza en actuar con ligereza y rapidez. Eso nos desesperas y no hace creer que solos podemos avanzar más rápidos o tener mejor rendimiento. Y es posible que así sea, pero no lo mejor ni lo más que nos conviene. Habrá otras circunstancias o situaciones en que ellos, los aparentemente más débiles o torpes nos sean muy necesarios.

Por otro lado, la lentitud o torpeza de unos sirve a otros para poner en práctica su paciencia, su generosidad, su solidaridad, su fraternidad. Es decir, su amor. Eso que Jesús nos ha mandado y que resume como todo el contenido de sus mandatos. Ese mandamiento nuevo que contiene a toda la Ley y los Profetas. Y esa aventura y capacidad de amar no está al alcance de nosotros solos. Necesitamos el concurso pleno del Señor. Necesitamos estar injertados en Él como el sarmiento en la vid.

Por eso, Señor, no tenemos otra alternativa sino la de estar a tu lado. Y lo deseamos y queremos con gran gozo y alegría, porque, Tú nos quieres dar lo mejor, y lo mejor eres Tú mismo, Señor. Porque, en Ti la vida resplandece, se llena de luces y colores que nos llenan el corazón de paz y alegría y podemos dar abundantes frutos. Frutos de verdadero amor que proceden de tu Amor y originados por tu Gracia.

Y es eso lo que te pedimos hoy de nuevo. Permanecer a tu lado y abiertos a tu Gracia. Por nuestra parte hacemos, quizás no todo lo que debíamos o podemos, pero tratamos de esforzarnos. Tú, Señor, lo sabes todo y no podemos engañarte. Por lo tanto, nuestro esfuerzo debe ser sincero y en verdad. Sin tapujos de ninguna clase. 

Danos, Señor, la fuerza y voluntad de perseverar y de permanecer injertado en Ti por medio de la Eucaristía, los sacramentos y la oración, porque ellas serán el abono, el estiércol y la lluvia que regará nuestra alma para que permanezca fiel a Ti durante toda nuestra vida. Amén.

domingo, 3 de mayo de 2015

QUIERO SER SARMIENTO INJERTADO EN LA VID VERDADERA



Señor, Tú tienes Palabra de Vida Eterna y me hablas muy claro. Sé que Tú eres la Vid, pero hoy de forma muy directa me haces oírlo de nuevo de tus mismos labios. Sin titubeos ni dudas me dejas sentir en lo más profundo de mi corazón tu Palabra. Tú eres la Vid y yo el sarmiento. Sólo injertado en Ti puedo dar frutos, y desgajado de Ti quedaré seco y sólo serviré para arder en el fuego.

Dame, Señor, a pesar de las tempestades y huracanes de mi vida, la sabiduría y la fortaleza de permanecer injertado en Ti. Porque solo así podré dar los frutos que tu Padre espera de mí, y considerarme discípulo tuyo como es su Voluntad. No dejes que me engulla este mundo egoísta con sus garras de mentira, de falsa e hipócrita apariencia y espejismo de felicidad apoyada en engaños, envidias, odios, poder y riqueza.

Dame la capacidad de discernir la verdad de la mentira, el bien del mal, y, a pesar de las dificultades, optar siempre por la verdad y el bien, ante la mentira y el mal, a pesar de que eso me exija y obligue a la renuncia de riquezas y poder. Porque en el fondo de todo eso yace el vacío y el sin sentido.

Dame, Señor, la fortaleza de esperar pacientemente injertarme en la Vid de tu Corazón, para fortalecido por Ella, ser sarmiento vigoroso y fértil que dé frutos abundantes. Tan abundantes que, por tu Gracia, alcance la dicha de ser limpiado por tu Padre para quedar fértil y dar nuevos frutos. 

No cesaré de rogarte Señor esa gracia, porque sé que de mí no depende. Lo que tengo, que es lo que Tú mes has dado, mi libertad y mi voluntad, lo pongo en tus Manos, para que Tú, la Vida Verdadera, la riegues con tu savia y me inundes de tu Gracia para dar esos frutos que tu Padre espera. En tus Manos Señor pongo todas mis esperanzas. Amén.

miércoles, 23 de julio de 2014

INJERTADO EN TU VID SEÑOR



Señor, Tú eres la Vid y yo quiero ser sarmiento. Sarmiento injertado en Ti, pegado y unido a Ti para recibir tu Gracia y tu Alimento diario con el que poder alimentarme y dar frutos. Necesito esa Gracia que me aferre a tus Sacramentos, con los cuales fortalecerme y sostenerme junto a Ti.

No es fácil perseverar ni mantenerse a tu lado. El mundo, ese campo enorme donde Tú nos has plantado, tienes sus peligros. Nos has dado libertad para saber superar los obstáculos del camino, pero sólo con nuestras fuerzas experimentamos que no podemos. ¡Y gracias por nuestras debilidades!, porque en ellas descubrimos la necesidad de caminar sin separarnos de Ti.

Y, también en compañía de tu Madre, ¡nuestra Madre!, con el santo Rosario en la mano, la frecuente confesión, la oración, la escucha atenta a tus indicaciones a través de la Palabra y la Eucaristía, diaria a ser posible, o semanal, conseguiremos sostenernos y perseverar a tu lado. Y no importan las caídas que podamos sufrir, pues nos sabemos queridos y perdonados por tu Inmensa Misericordia.

Porque Tú Señor, no has venido a acusarnos, sino a defendernos y a perdonar nuestros pecados. Y, con tu ayuda, en el Espíritu de Dios, recorrer el camino de nuestra cruz hasta llegar a Ti. Amén.