Todos cuantos te buscan te tientan
[Poema - Texto completo.]
Rainer María Rilke
Todos cuantos te buscan te tientan. Yo en cambio quiero comprenderte No quiero de ti vanidad alguna Sé que el tiempo No hagas por mí milagros. |
"Despojado de toda distracción y riqueza. Sólo desde la humildad de nuestro corazón, junto a María, llegará nuestra oración al PADRE".
[Poema - Texto completo.]
Rainer María Rilke
Todos cuantos te buscan te tientan. Yo en cambio quiero comprenderte No quiero de ti vanidad alguna Sé que el tiempo No hagas por mí milagros. |
Ten fe y no te preocupes tanto por ti y tu vida, ni le pidas a Dios salud, vive en Él y estarás sano. Porque, estando con Dios estarás vivo, seguro y eternamente feliz. Él es el camino, la verdad y la vida, así que estando en y con Él todo se andará bien. Eso fue lo que experimentaron aquellos discípulos cuando, alarmados por la tempestad que se había levantado en el lago, apelaron a Jesús para que les salvara.
Y, Jesús, siempre está pendiente, aunque aparente dormir. Él ha venido a eso, a acompañarnos en nuestro camino. Sabe de nuestras debilidades y miedos y conoce nuestros errores y fallos. Sabe que necesitamos ayuda y se nos ofrece para enseñarnos el camino, la verdad y la vida. Y dependerá de nosotros no desaprovechar esa oportunidad.
No nos empeñemos en crecer en la fe ni en tener fe. Simplemente, lo que tenemos que hacer es pedirla, porque, ¿no te has dado cuenta que no eres capaz - por mucho que sepas - de volver blanco ni un cabello de tu pelo? Se volverá blanco sin darte cuenta y sin que tú puedas remediarlo ni hacer nada. Todo es poder de Dios y a nosotros nos corresponde estar abiertos y disponibles a la gratuidad de su Gracia.
Todo depende de Dios y todo se hará por su Gracia. Por lo tanto, estar en su presencia y vivir en Él es la mayor seguridad de tu vida aunque se levanten todas las tempestades y peligros que nos puedan amedrentrar y atemorizar. Creamos en el Señor, sostengámonos firmes en Él y mantengamos nuestra fe perenne y perseverante. Para ello, pidamos y supliquemos que venga a nuestros corazones la fe en el Señor y, como prueba de nuestra disponibilidad e interés, vayamos en la barca de la Iglesia junto al Señor, confiados en que junto a Él superaremos la travesía de nuestra vida y llegaremos a buen puerto. Amén.
Solo basta fijarnos en la creación para darnos cuenta y percibir la presencia de Dios entre nosotros. En y con las parábolas descubrimos como actúa Dios en el mundo y como tenemos que servirnos del mundo para percibir y darnos cuenta de su presencia. ¿Es qué no nos damos cuenta del milagro y misterio de la semilla? ¿De dónde viene y quien la ha creado? La sembramos y, sin darnos cuenta crece por su cuenta.
Así lo narra claramente el Evangelio de hoy: En aquel tiempo, Jesús decía a la gente: «El Reino de Dios es como un
hombre que echa el grano en la tierra; duerma o se levante, de noche o
de día, el grano brota y crece, sin que él sepa cómo. La tierra da el
fruto por sí misma; primero hierba, luego espiga, después trigo
abundante en la espiga. Y cuando el fruto lo admite, en seguida se le
mete la hoz, porque ha llegado la siega»... - Mc 4,26-34 -
¿Necesitamos leerlo más claro para reaccionar? Posiblemente, la oscuridad en la que nos mete el pecado nos ciega de tal manera que nos nubla y emborrona la mente hasta el punto de no darnos cuenta o de esclavizarnos de forma que no podamos reaccionar. Nuestra voluntad queda sometida por el pecado y a merced del poder del Maligno.
Pidamos auxilio y fortaleza para poder liberarnos del dominio del mal - pecado - y poder vencerlo expulsándolo de nuestro corazón. Jesús, el Hijo de Dios, ha sido enviado para eso, para liberarnos del pecado y, en, con y por Él somos seguros vencedores. Pero, necesita nuestra libertad, que nos ha sido dada gratuitamente, para actuar y vencer al poder del mal - Maligno - y liberarnos de la esclavitud del pecado. No perdamos más tiempo y pongámonos por obra suplicar al Señor, poniéndonos a su disposición, para, con la asistencia y auxilio del Espíritu Santo, salir victoriosos de esta lucha contra el pecado. Amén.
No es fácil mostrarte tal cual eres en muchos momentos de tu vida. Hay situaciones que decir la verdad supone un gran reto y compromiso, y, quizás, estropea más que arregla. Sin embargo, siempre, aunque en algunos momentos haya que buscar - y eso sea lo mejor - el momento oportuno, hay que estar dispuesto a decir la verdad. Porque, la verdad te da libertad, te hace libre y construye tu vida sobre roca.
Mira, la raíz más profunda del sufrimiento es, precisamente, ausencia de Dios - que es la Verdad Absoluta -. Sin Él toda verdad es limitada, dubitativa, nubosa e insegura. No se ve el camino y el peligro del precipicio es inminente. Necesitas agarrarte a Él - la Verdad con mayúscula - que verdaderamente alumbra tu camino y con el que puedes ver la ruta que debes tomar para llegar al puerto deseado.
Por eso, suplicamos con todas nuestras fuerzas, Señor, luz para nuestro camino. Luz que nos guíe en verdad y justicia para, siendo libres, poder elegir siempre la verdad y mostrarla al mundo. Una verdad que, en muchos momentos nos exigirá lucha, sufrimiento y esfuerzo. Pero, también, una verdad que nos dará gozo, esperanza y felicidad.
Pidamos que esa Luz de tu Espíritu, Señor, nos acompañe durante el camino de nuestra vida y nos auxilie para que en esos momentos difíciles y de vacilaciones sepamos tomar la decisión - a pesar de que nos cueste - acertada y verdadera. Amén.
María dijo esta frase: Hágase en mí según tu Palabra, y se abrió a la Palabra del Señor haciéndose su esclava y sierva. Esa misma posibilidad sucede contigo y conmigo.
Se nos ha dado la libertad para elegir abrir nuestra corazón a la Palabra de Dios y dejar que nos convierta y nos fortalezca para cumplir y hacer su Voluntad, y, también, somos totalmente libres para optar por darle la espalda a Dios y hacer nuestra voluntad y no la que Él nos propone. Porque, si somos libres, Dios, nuestro Padre no nos obliga. Se ata sus Manos ante nuestra libertad.
Y, también podemos hablar de una tercera posibilidad. La tibieza de los propios creyentes, que, creyendo y, hasta incluso practicando, se mantiene acomodados, instalados y situados en una disyuntiva de hacer y no hacer, o de hacer, según me comprometa o no, dependiendo de lo que me exija dar y darme. En resumen, no abiertos incondicionalmente, sino con condiciones. Y ya sabemos lo que dice Jesús de esas actitudes. No valen ni sirven para seguirle.
De cualquier forma, lo verdaderamente importante - según mi humilde opinión - es abrirnos a la acción del Espíritu Santo, que ha bajado sobre nosotros en la hora de nuestro bautismo, y dejarnos conducir por Él, poniendo simultáneamente de nuestra parte todo lo que hemos recibido gratuitamente al servicio de los demás. Y, una de las cosas, la primera, por la que debemos empezar es hablar y decir la verdad. Poner la verdad en conocimiento de todo el pueblo según la Voluntad de Dios. Amén.