¡Te entrego, Padre, todas mis preocupaciones, mis dudas y mis incertezas, te entrego mi fe y lo pongo todo en tus manos para que seas Tú, por medio de tu Santo Espíritu, el que guíe mis pasos, el que me indique que senda seguir, el que haga los milagros que creas convenientes!
¡Abre, Señor, mi corazón de par en par para que en el centro de Él se derrame toda Tu misericordia!
¡Concédeme, Padre, que toda mi mente y mi corazón de piedra acepten tus dictados y vayan siempre en la misma dirección que tu plan divino sobre mi!
¡En tus manos, Padre, pongo mi frágil y sencilla vida, en tus manos pongo mis sueños y mis esperanzas, en tus manos pongo toda mi inocencia, en tus manos lo pongo todo para que Tú lo ampares y lo llenes de tu presencia!
¡Bajo la infinitud de tu gracia, Padre, te entrego mi vida para que se haga todo según tu voluntad! Amén.
