Blogueros con el Papa

UN ROSARIO CADA VIERNES

Cada viernes, hora peninsular entre las 09, 30 y 10:30, en Canarias entre las 08:30 y 09:30, aproximadamente, y en cualquier otra parte del mundo la que mejor puedan elegir, nos unimos en el rezo del Rosario (VER AQUÍ) por la unidad de todos los creyentes, por la familia natural, hombre - mujer, por la vida y por la libertad de educación de los hijos.

Desde tu casa, online, desde tu trabajo, desde tu hospital y enfermedad, desde myfeeling, desde todas los colectivos y asociaciones, desde donde quieras que estés, tú también puedes unirte en este clamor al Padre, unidos a María Santisíma, para que el Espíritu Santo nos dé la capacidad y la luz de salvaguardar la vida y los valores morales y naturales que la dignidad de las personas demanda y hemos recibido de nuestro Padre Dios.

También estamos rezando un rosario cada día que hacemos normalmente en las primeras horas de la mañana aunque a veces, por premuras de tiempo, lo hacemos en otras horas del día. En el icono de la Virgen, debajo del rosario de todos los viernes, puedes encontrar el rosario correspondiente a cada día.

lunes, 6 de febrero de 2012

HACER TU VOLUNTAD, DIOS MÍO, MUEVE LA MÍA

“Mi alimento es hacer la

Voluntad del que me ha enviado…

y llevar a cabo su obra.”



En nuestra vida cotidiana, en el hacer de cada día, en esos compromisos y responsabilidades que son el pan diario de nuestras vidas esta la facilidad pero también la disponibilidad de convertirlo todo en oración.  

Las palabras de nuestro amado Jesús, “Mi alimento es hacer la Voluntad del que me ha enviado…y llevar a cabo su obra”…,su gran obsesión es el Padre, y en esas palabras podemos hacer nuestro itinerario espiritual, nuestra agenda de oración… 

Esas palabras las hago mías, muy mías y puedo decir con Jesús: “Mi alimento es hacer la Voluntad de mi Padre”… el Padre que me ha enviado al tiempo y espacio al crearme y darme la oportunidad de existir. Estoy viva porque mi Padre lo ha querido… estoy viva porque mi Padre tiene planes maravillosos para conmigo… para contigo…  

Mi alegría y mi gozo es saberme hija de Dios y saber a Dios mi Padre. Y una buena hija siente la necesidad de obedecer ciegamente a su Padre porque su Padre lo es todo para ella. Por lo tanto obedecer al Padre es vivir esa corriente de vida, ese sentimiento filial que fortalece los lazos y regala al alma la gracia de sentirse unidad cada vez más al Padre.

Convertir todo lo que se hace en oración… por amor al Padre. No importa la labor, tarea, trabajo que se realice por grande o pequeño, por difícil o fácil que sea, por especial o por rutina… todo, todo hacerlo complaciendo al Padre… ¿Cómo no complacer al Padre que nos ama tanto y lo espera todo de cada uno de sus hijos? ¿Cómo negarle la alegría de ver que sus pequeños hijos lo convierten todo en oración? ¿Nos podemos imaginar la alegría del Padre al contemplar que sus pequeños todo lo hacen con un derroche de amor ofreciéndolo todo a Él?  

“Padre mio, por amor a Ti, recojo este alfiler del piso”  “Me toca fregar, lo hago pensando en Ti, Padre, lo hago porque te amo, y quiero hacerlo lo más perfecto posible, con alegría, con entusiasmo y derrochando amor en cada plato que lave. Padre pensaré que estoy lavando un alma en pecado… pensaré que no es agua la que uso, que es la sangre de tu Hijo, amado mi Cristo”  “Papá estoy tan cansada, tan cansada y me toca atender unas personas que han venido de lejos a visitarme, por tu amor, Papá las atenderé, miraré sus rostro y adivinaré el tuyo. Escucharé sus voces y oiré tu dulce voz escondida en la suyas… los atenderé con un derroche de amor y alegría, porque es a Ti a quien atiendo y a quien veo.” 

…”llevar a cabo su obra”… la obra de nuestro Padre es la obra de Amor… Dios es Amor… y sus hijos deben construir en esa dimensión exquisita… dimensión que edifica, libera, sana, eleva el espíritu y nos santifica. La obra de Amor de Papá manifestada en todo lo que hacemos… porque todo lo que hacemos es convertido en oración de amor hacia Aquel que nos dio la facultad y la herencia de amar en su propia dimensión… dándolo todo, hasta la vida por amor a Dios y a los hermanos. Y damos la vida minuto a minuto, diariamente, en todo momento en lo que hacemos por amor al Amor…

domingo, 5 de febrero de 2012

EN ÉL ENCONTRAMOS LA FUERZA REGENERADORA

Marcos 1, 29-39. Cuando salió de la sinagoga, fue con Santiago y Juan a casa ...

Decíamos que toda nuestra vida es un ir y correr hasta sentirnos muchas veces agobiados. Y en ese devenir no encontramos salidas a nuestras preocupaciones hasta el punto de cansarnos y desanimarnos. ¿Dónde descansar y liberarnos de tantas esclavitudes?, porque en el fondo de todo lo que nos pasa nos sentimos atados, encadenados por apegos, sentimientos y formas de pensar que nos encadenan.

JESÚS es nuestra liberación. ÉL viene a salvarnos de nuestra esclavitud y a darnos la libertad de conducirnos libremente y no encadenados por todo aquello que nos alegra al principio, pero que después no esclaviza y entristece. 

Tengamos la confianza de alargarle nuestra mano, de confiar, como Simón le llevo a su suegra, en que ÉL nos aliviará y nos dará las fuerzas para continuar el servicio, la lucha, la batalla, pero sin agobios, sin desesperanzas. Quizás lleguemos a cansarnos, pero nunca a desesperarnos ni a perder el ánimo y las fuerzas para continuar el camino.

Pidamos a JESÚS que interceda por todos nosotros al PADRE, pues se retiró a hacer oración, algo que nunca faltó en su vida, y que tampoco debe faltar en la nuestra. Nos da ejemplo y nos señala el camino y la forma.

sábado, 4 de febrero de 2012

SEÑOR...ENSÉÑANOS A ORAR

Primera Parte


 Es de imaginar a los apóstoles acostumbrados a ver a Jesús sumergido y abismado en esa oración intima, sabrosa, en ese dialogo amoroso con el Padre Dios, haya despertado en ellos el deseo irresistible de vivir la experiencia de oración a lo Jesús. ¿Y quién no? Que no daríamos por tener esa experiencia divina de orar como Jesús. 

¿Pero es que los apóstoles no sabían orar, no tenían ni la más remota idea de oración? ¿Acaso no asistían a las Sinagogas participando de la oración de los sacerdotes del templo, de los fariseos, de los saduceos, de los maestros de la ley? 


He ahí la gran diferencia para los apóstoles… comparar la oración de Jesús con la oración de los demás. La pregunta apremiante que nos hacemos… ¿Cómo sería la oración de Jesús que provoca deseos de poseer?  

¿Pero es que los apóstoles no sabían orar, no tenían ni la más remota idea de oración? ¿Acaso no asistían a las Sinagogas participando de la oración de los sacerdotes del templo, de los fariseos, de los saduceos, de los maestros de la ley? 
He ahí la gran diferencia para los apóstoles… comparar la oración de Jesús con la oración de los demás. La pregunta apremiante que nos hacemos… ¿Cómo sería la oración de Jesús que provoca deseos de poseer?  

Primeramente los apóstoles conocían el gusto de Jesús por la oración. Siempre buscaba la oportunidad y el lugar para orar, para detenerse en el camino, hacer un alto y recogerse en oración.  A Jesús le gusta orar, no hay dudas.  Jesús siente la necesidad de orar.  Les queda muy claro a los apóstoles. Jesús consulta todo con el Padre.  Escucha al Padre y obedece al Padre en sus consejos y en sus deseos… su voluntad era realizada plenamente.  Se percibe una amistad intima, calidad, indisoluble y una confianza plena en el Padre como nadie.  Jesús les había dicho: “El Padre y yo somos uno.”   

Si al serafín San Francisco de Asís sus discípulos lo vigilaban escondidos a distancia, cuando el santo se retiraba a orar; con más razón los apóstoles habrán buscado la oportunidad,  mas de una,  de llegar hasta Jesús y desde la distancia contemplarlo en plena oración. 

Jesús en oración… ¿Cómo sería esa oración? ¿Cómo sería ese dialogo amoroso entre Hijo y Padre? Él que conocía tan bien al Padre.
Si a Moisés después de hablar con Dios en el monte Sinaí,  el rostro se le encendía irradiando luz,  ¿Cómo sería el rostro de Jesús en plena oración, Él que contemplaba “cara a cara” al Padre?
Podemos imaginarnos esa oración de fuego… esa oración ardiente… esa oración donde las palabras sobran… y si las hay son música al oído… esa oración donde el alma es una porque siempre lo ha sido… con el Padre.
Si los habitantes de Asís, corrieron hacia el monte porque ardía en fuego, encontrando a santa Clara de Asís y san Francisco de Asís en plena contemplación, en oración subida… ¿Cómo sería Jesús y el Padre en esa oración mutua?...un verdadero holocausto de Amor divino…  Imaginemos a Jesús en plena oración y los apóstoles contemplando a distancia la hermosura de tan celestial acontecimiento. ¿No es para quedar embriagados en esa corriente y desearla beber también en la medida propia?

La oración de Jesús, ese rostro encendido por el Amor pleno y eterno que se desborda en manifestaciones delicadas, exquisitas de corazón del Hijo al corazón del Padre.

Esa presencia viva del Espíritu Santo… corriente de Amor consumiendo y dando vida al mismo Amor.

¿Cómo no pedirle a Jesús le enseñe a gustar del manjar que saborea y alimenta su espíritu? ¿Cómo no desear con ardor, con locura esa experiencia enriquecedora que es deleite de corazones divinos?
Señor…por favor… por piedad… ten compasión…enséñame a orar con el gusto…con el deseo…con la necesidad apremiante…con la pasión desbordante…con la alegría nupcial…con la pureza de intención…con los detalles delicados y exquisitos del Amor… con la simplicidad y sencillez de corazon…

Señor enseñarme a orar como Tu oras, colocándome en las manos del Padre, postrándome en la presencia del Padre, bajándome hasta mi nada para ser subida y encerrada en el corazón del Padre.
Señor  enséñame a orar, pero enséñame tomando mi corazón y amando al Padre con mi pequeño y pobrísimo corazón.

Señor, enséñame a orar, dejándome penetrar en tu corazón, alimentándome de tu Amor, encendiéndome y consumiéndome en esas llamas eucarísticas de ese corazón divino que ama tanto, tanto, para así poder amar al Padre como Tu le amas. Señor, como Tu le amas… en mi pobre medida… colmada con tu divina medida…

Señor, tu espíritu nos consuma en el fuego de tu oración para gloria del Padre…, para salvación propia…para salvación de las almas…