Blogueros con el Papa

UN ROSARIO CADA VIERNES

Cada viernes, hora peninsular entre las 09, 30 y 10:30, en Canarias entre las 08:30 y 09:30, aproximadamente, y en cualquier otra parte del mundo la que mejor puedan elegir, nos unimos en el rezo del Rosario (VER AQUÍ) por la unidad de todos los creyentes, por la familia natural, hombre - mujer, por la vida y por la libertad de educación de los hijos.

Desde tu casa, online, desde tu trabajo, desde tu hospital y enfermedad, desde myfeeling, desde todas los colectivos y asociaciones, desde donde quieras que estés, tú también puedes unirte en este clamor al Padre, unidos a María Santisíma, para que el Espíritu Santo nos dé la capacidad y la luz de salvaguardar la vida y los valores morales y naturales que la dignidad de las personas demanda y hemos recibido de nuestro Padre Dios.

También estamos rezando un rosario cada día que hacemos normalmente en las primeras horas de la mañana aunque a veces, por premuras de tiempo, lo hacemos en otras horas del día. En el icono de la Virgen, debajo del rosario de todos los viernes, puedes encontrar el rosario correspondiente a cada día.

lunes, 28 de agosto de 2017

CONFIESO MIS PECADOS Y ME ACOJO A TU MISERICORDIA

No puedo evitar confesarme temeroso y asustado. Soy consciente de mi pobreza y mis pecados, y me arrepiento por todo el mal ejemplo que he podido y doy en cada instante de mi vida. Sí, siento miedo y tiemblo por mis malos testimonios y pecados. Me confieso arrepentido, pero tan débil que temo repetir mis pecados y dar mal ejemplo. Por eso, Señor, te pido fortaleza, voluntad y la Gracia de no dejar hacer, no sólo el bien, sino hacer todas mis obras bien.

Pero, también Señor, descanso en tu Misericordia. Sé, por boca de tu Hijo, nuestro Señor, que eres Infinitamente Misericordioso, y eso me da confianza y me tranquiliza. No, por eso, me abandono sólo en tus Manos, sino que tomo conciencia que debo esforzarme en trabajar y poner todo lo que está de mi parte para, aprovechando los talentos que me has dado, ponerlo en hacer el bien, haciendo mis obras bien.

Y ello me lleva a suplicarte toda la Gracia que necesito para cumplir tus mandatos y ser luz que alumbre a otros y les ayude a hacer otro tanto lo mismo. Ser puente, Señor, que me lleve a soportar el peso de todos aquellos, que puestos en mi camino, lleguen por mis pobres y humildes ejemplos y obras a Ti. Que no ocurra lo contrario, levantar barreras y murallas que les impida verte.

Sé, Señor, que nada soy y todo lo que soy está en estar injertado en Ti. Sé, Señor, que mis obras, hechas desvinculado de Ti son oscuridad que no alumbran lo suficiente para llevar hacia Ti a todos aquellos que caminan en la oscuridad. Dame la valentía, la sabiduría y la fortaleza de caminar en la Luz y reflejarla con humildad y caridad hacia los demás.

Líbrame, Señor, de tus reproches y de se obstáculo para impedir a otros entrar en el Reino de los Cielos. Quiero ser puente y camino para que otros te encuentren y descubran la alegría y felicidad de conocerte, pues Tú eres el Camino, la Verdad y la Vida. ¡Señor, en tus Manos pongo mi pobre y humilde vida! Amén.

domingo, 27 de agosto de 2017

TÚ ERES EL HIJO DE DIOS VIVO

Mi respuesta es clara, me uno a Pedro y digo y pienso lo mismo que él. Sin embargo, sigo tropezando, teniendo mis debilidades y experimentando que mi respuesta, si bien de palabra es firme, no se ve concretada en mis obras. Siempre vivo con la inquietud de no hacer todo lo que puedo, o de no dar debido cumplimiento a lo que pienso y quiero. También me identifico con Pablo cuando dijo que no hacía lo que quería, y sí lo que no quería -Rm 7, 20--

Por eso, Señor, ruego al Espíritu Santo que me asista y me dé fuerzas para soportar con paciencia y fe firme las tribulaciones y tentaciones que me sale al paso en el camino. En Él me sostengo y confío pacientemente y lleno de esperanza con alegría y serenidad. Y también en la Iglesia, en el sacramento de la confesión, que nos limpia y nos fortalece para levantarnos de nuestras caídas y debilidades.

Danos, Señor, la sabiduría de sabernos en tu presencia y de conocer tu amor y tu acción salvadora, que nos purifica y nos renueva. Gracias, Señor, por tu providencia y por los Sacramentos de tu Iglesia, que a través de Pedro nos has dejado como Gracias que nos santifican y nos salvan. Ilumina, Señor, nuestro camino y nuestras acciones e inúndanos de paciencia y de discernimiento, para que podamos siempre distinguir la senda por donde encontrarte y no alejarnos de tu presencia.

Despierta en nosotros el deseo y la esperanza de encontrar en tu Iglesia la Misericordia que has dejado en el perdón del Sacramento de la Penitencia. Y por el perdón que has dejado en tu Iglesia, danos siempre la firmeza y obediencia de descargar todas nuestras faltas, debilidades y pecados con la esperanza renovada de volver a empezar. Sin ánimo de venganza, de cansancio, de resignación y de frustración, sino todo lo contrario, con la esperanza de ser renovados totalmente como hombre nuevos, llenos de plenitud y felicidad eterna.

Con esta esperanza y confianza, Señor, confesamos tu Divinidad como Hijo de Dios Vivo, el Mesías enviado para salvar y rescatar a los hombres de la esclavitud del pecado. Amén.

sábado, 26 de agosto de 2017

SIN JUSTICIA NI MISERICORDIA

Cuando se actúa sin justicia ni misericordia se descubren malas intenciones y engaños. Porque, quien es injusto no es bueno y esconde malas intenciones. No hay verdad en aquel que no hace justicia ni comprende las debilidades de los otros. Posiblemente, él no las haya experimentado, porque tampoco las ha hecho. Gusta de mandar a otros, pero él no ha movido un dedo para experimentar el esfuerzo y el dolor del trabajo y del peso de la carga.

Las leyes son para que otros las cumplan y las padezcan, pero ellos las acomodan a su manera particular de entender la vida. Descuidan lo esencial de la Ley: la justicia, la misericordia y la fidelidad, y la aplican a los demás. Ellos, al parecer, quedan exentos.

Por lo tanto, no por eso descuidemos nosotros la Ley, ni tampoco dejemos de ser justos, misericordiosos y fieles a la Palabra de Dios, aunque salga de sus bocas. Pero, no les imitemos, sino tratemos de ser fieles a la Palabra de Dios. Él es nuestro único Guía, nuestro único Señor y Padre. Pongámonos en sus Manos y dejémonos conducir por la acción del Espíritu Santo, que nos asiste, nos aconseja y nos mueve a cuidar de la obra creadora del Padre, que ha puesto en nuestras manos para que la trabajemos para el bien de todos los hombres.

Demos gracias a Dios, nuestro hacedor, que nos ha regalado todo lo que somos y tenemos. Despertemos y descubramos que todo lo que nos rodea es obra del Creador, Señor y dueño de todo lo visible e invisible. Y todo nos ha sido dado gratuitamente, para que también nosotros hagamos lo mismo. Nada nos pertenece y todo lo debemos trabajar con la humildad de compartirlo y ofrecerlo para el bien y disfrute de los demás. Todo con verdadero respeto, cuidado y generosidad.

Pidamos a Dios que nos alumbre el verdadero camino, que nos dé la luz y la sabiduría necesaria  para, con nuestros esfuerzos, poner todo al servicio de los demás. Y, también, ser coherentes con nuestras palabras, que lo que decimos se corresponde con lo que hacemos. Que sepamos ser humildes y confesar nuestras debilidades y pecados y dejarnos ayudar con verdadera obediencia y fidelidad. Amén.