Blogueros con el Papa

UN ROSARIO CADA VIERNES

Cada viernes, hora peninsular entre las 09, 30 y 10:30, en Canarias entre las 08:30 y 09:30, aproximadamente, y en cualquier otra parte del mundo la que mejor puedan elegir, nos unimos en el rezo del Rosario (VER AQUÍ) por la unidad de todos los creyentes, por la familia natural, hombre - mujer, por la vida y por la libertad de educación de los hijos.

Desde tu casa, online, desde tu trabajo, desde tu hospital y enfermedad, desde myfeeling, desde todas los colectivos y asociaciones, desde donde quieras que estés, tú también puedes unirte en este clamor al Padre, unidos a María Santisíma, para que el Espíritu Santo nos dé la capacidad y la luz de salvaguardar la vida y los valores morales y naturales que la dignidad de las personas demanda y hemos recibido de nuestro Padre Dios.

También estamos rezando un rosario cada día que hacemos normalmente en las primeras horas de la mañana aunque a veces, por premuras de tiempo, lo hacemos en otras horas del día. En el icono de la Virgen, debajo del rosario de todos los viernes, puedes encontrar el rosario correspondiente a cada día.

miércoles, 27 de septiembre de 2017

YO TAMBIÉN QUIERSO SER ENVIADO, SEÑOR

No quiero quedarme al margen. Quiero seguirte, y seguirte es alistarme en tu lista, valga la redundancia, para ser también enviado. El problema, Señor, es que no sé qué o cómo hacerlo. Quizás no tenga palabras para expresarme; o quizás no tenga tampoco conocimientos o sabiduría para proclamarte. O, experimente miedo a exponerme delante de otros o confesar mi fe. O muchas más cosas que no descubro, pero que me retienen y me frenan.

Pero, ¡yo quiero, Señor! En muchos otros casos puede ser mi soberbia, mi genio pronto o mi ímpetu incontrolado que me desespera y estropea todo. Son tantas dificultades que termino por borrarme yo mismo de la lista, y me quedo pasivo u olvidado. Cuando leo este Evangelio me quedo algo desilusionado y triste, porque yo quiero contribuir a proclamar tu Evangelio.

Dame, Señor, la sabiduría, no la de este mundo, sino la Tuya, mi Señor. Esa sabiduría de comprender que desde mi lugar, donde Tú me has puesto, puedo proclamar tu Evangelio. Incluso, sin decir palabras, sino con mi paciencia, con mi actitud de disponibilidad con y para aquel que, quizás, me necesite. Con mi entrega a servir, en la medida de mis posibilidades al necesitado. Con mi obediencia y responsabilidad en mis tareas de cada día y tu buen ejemplo de solidaridad apoyada en la verdad y la justicia.

¿Te parece poco? Tu luz alumbrará esa parcela de mundo donde te ha tocado vivir y por donde la vida te lleve. Serás luz con piernas, que se mueve y alumbra el camino por donde desparrama tus servicios, tus atenciones, tus disponibilidades, tus paciencias y esfuerzos en imitar al Señor. Y eso lo harás injertado en el Espíritu Santo. Nunca solo, sino asistido por la fuerza y la acción del Espíritu de Dios.

Por lo tanto, manos a la obra y, unidos todos, pidamos al Señor que nos ilumine, nos llene de sabiduría y de fortaleza para ser luz y testimonio en el camino de nuestras vidas. Amén. 

martes, 26 de septiembre de 2017

YO TAMBIÉN QUIERO SER TU HERMANO, SEÑOR

Yo también quiero emparentarme contigo, Señor. Quiero ser tu hermano y tu amigo, y estoy dispuesto, como tu Madre María, también, por tu Voluntad, ofrecida como Madre mía, a escuchar tu Palabra y poner todo lo de mi parte para cumplirla.

En primer lugar, te pido esa sabiduría de discernir el buen camino para llegar a vivir en tu Palabra. Una sabiduría venida de arriba. No la de este mundo, que pone su acento en los placeres, comodidades, éxito y vivir en el deleite del gozo sensual. 

Una sabiduría que me ilumine y que me empuje a acercarme a Ti para escuchar tu Palabra. Y no quedarme en la simple escucha, sino entendiéndola hacer el esfuerzo de vivirla. Porque, solos aquellos que la escuchan y la cumplen serán llamados hermanos tuyos. Es esa sabiduría y voluntad la que quiero hoy pedirte a través de esta página del "Rincón de Oración".

Quiero pedirte mucha fuerza para poner todo lo de mi parte en cumplir tus mandatos. Sobre todo, aquellos que son adversos y presentan bastante dificultad para mí. Es ahí, Señor, donde está el obstáculo y cuando se pone difícil hacer tu Voluntad. Dame, Señor, la fortaleza para vencer el tedio, la pereza y la debilidad humana que me arrastra y adormece todo mi cuerpo y mi mente. 

Es ahí cuando soy vulnerable y cuando mi debilidad se pone de manifiesto, y cuando tu Voluntad me pesa y se me hace una carga muy dura para llevarla. Entonces, recuerdo tus Palabras, y me apoyo en Ti, y experimento que mi carga empieza a hacerse suave y ligera, y puedo con ella. Gracias, Señor, por tu presencia y por tu ayuda. No podría dar un paso si Tú no estuvieses conmigo.

Por eso, Señor, te pido que me des la capacidad y la fortaleza de poder llevar a cabo en mi vida el cumplimiento de tu Palabra, desde el amor a los hermanos. Porque, sé que así seré también hermano tuyo. Amén.

lunes, 25 de septiembre de 2017

QUIERO SER LUZ PERMANENTE

Quiero ser vasija de barro, modelada por Ti,
para dar luz que alumbre según tu Palabra.
Señor, escucho que Tú nos hablas mucho de la perseverancia, y, pienso, que si lo dices y lo pides es que debe ser muy importante. Yo también lo creo así. Sin perseverancia poco se consigue. Yo trato de ser perseverante. Por un lado, porque así lo siento y lo creo. Y te doy gracias por darme esa virtud, y por otro, quizás la más importante, porque Tú lo dices.

Perseverar es insistir, seguir adelante, tener constancia, a pesar de que la fe empiece a debilitarse y a no ver claro esa insistencia. Perseverar esconde fe y obediencia. Perseverar busca creer y encontrar razones que respalden esa continuidad, a veces ciega, por seguir tu Camino, Señor.

Yo, Señor, quiero ser perseverante. Eso te pido hoy. Quiero citarme contigo todos los días, pero no sólo por la oración y el diálogo contigo, como lo estoy haciendo ahora a través de este blog y esta entrada, sino en un cara a cara contigo en la Eucaristía. Donde te puedo ver con los ojos de mi fe y de mi alma, y tocarte con mi lengua, labios y corazón al comerte como alimento espiritual. No quiero perderme ni un día sin poder recibirte, y me fastidia perdermelo, incluso cuando lo gasto en preparar tu Palabra para nuestra comunidad.

Por eso, Señor, consciente de que eres Tú mi Luz y mi salvación, yo te pido que alumbres mi vida y mis palabras, porque, aunque mi debilidad humana me tienta, no las quiero para mi gloria, pues mi vida aquí tengo que dejarla para reunirme contigo en el mundo, que Tú nos tienes preparado. Así que, necio de mí si así lo pretendo. Sólo busco, incluso contra mis propias inclinaciones humanas, tu Gloria.

Tú, mejor que nadie, sabes leer mi corazón y conocer lo que busca. Pero, yo quiero experimentarlo así y verlo claro si Tú me lo permites. Quiero ser luz para Ti, y buscar tu Luz para otros. Quiero evitar, que por no poner todo lo que está de mi parte, alguien se quede en la oscuridad y no vea la Luz que eres Tú. Por eso, Señor, te pido la sabiduría, no la del mundo, sino la que viene de Ti. Dame, Señor, esa sabiduría que alumbra y da luz para que otros te descubran. Amén.