Blogueros con el Papa

UN ROSARIO CADA VIERNES

Cada viernes, hora peninsular entre las 09, 30 y 10:30, en Canarias entre las 08:30 y 09:30, aproximadamente, y en cualquier otra parte del mundo la que mejor puedan elegir, nos unimos en el rezo del Rosario (VER AQUÍ) por la unidad de todos los creyentes, por la familia natural, hombre - mujer, por la vida y por la libertad de educación de los hijos.

Desde tu casa, online, desde tu trabajo, desde tu hospital y enfermedad, desde myfeeling, desde todas los colectivos y asociaciones, desde donde quieras que estés, tú también puedes unirte en este clamor al Padre, unidos a María Santisíma, para que el Espíritu Santo nos dé la capacidad y la luz de salvaguardar la vida y los valores morales y naturales que la dignidad de las personas demanda y hemos recibido de nuestro Padre Dios.

También estamos rezando un rosario cada día que hacemos normalmente en las primeras horas de la mañana aunque a veces, por premuras de tiempo, lo hacemos en otras horas del día. En el icono de la Virgen, debajo del rosario de todos los viernes, puedes encontrar el rosario correspondiente a cada día.

jueves, 30 de noviembre de 2017

¿CÓMO SEGUIRTE, SEÑOR?

Decimos muy a la ligera, quiero seguirte, Señor. Pero, ¿nos hemos parado a reflexionar sobre que significa y cómo hacer el seguimiento? Porque, es fácil decir que te sigo, Señor, pero, luego, lo hago de la manera que a mí me parece y a mis gustos y conveniencias. Yo elijo mi misión y lo que menos lata me da. Sería importante mirar hoy para ese lado del significado de mi seguimiento.

Porque, seguir es más duro de lo que pensamos. Seguir, según el diccionario, significa: Ir después o detrás de alguien. Ir en busca de alguien o algo; dirigirse, caminar hacia él o ello.  Proseguir o continuar en lo empezado. Ir en compañía de alguien. Vine con él y le seguí siempre. Cada una de estas definiciones tiene una gran significación e importancia. 

Y a la luz de estas significaciones me puedo preguntar: ¿Voy yo realmente detrás de alguien? ¿Voy yo en busca de alguien? Realmente, ¿camino hacia él? ¿Soy constante y continúo en lo empezado? ¿Soy consciente de que me acompaña alguien? ¿Estoy con él y lo sigo siempre? 

Las respuestas a estas preguntas, reflexionándolas con seriedad, compromiso y verdad, pueden darnos la medida de nuestra fe y perseverancia. Pueden descubrirnos la actitud de nuestra disponibilidad y entrega a dejarnos convertir por el Señor. Es evidente que Andrés, Simón, Santiago y Juan tuvieron esas respuestas y esos compromisos. También sabemos que no todo fue camino de seguimiento llano. Hubo dificultades y adversidades; hubo oscuridades y confusiones; hubo ignorancia e incomprensiones, y hasta negación y abandono, pero, la paciencia y perseverancia dan sus frutos, y se hizo la Luz después de Pentecostés. Las mentes se abrieron y gozaron de la ilusionante gloria de la Resurrección.

Quizás esos pasos nos sirvan para también nosotros plantearnos nuestro seguimiento. Jesús, el Señor, es el artífice y el que hace el milagro de transformarnos. A nosotros sólo nos queda la obediencia, el perseverante seguimiento y la disponibilidad para que Él decida nuestro cambio. Pero, claro, tenemos que sostener nuestra lámpara encendida. Pidamos perseverantes esa Gracia. Amén.

miércoles, 29 de noviembre de 2017

H I M N O (LAUDES)


Estate, Señor, conmigo
siempre, sin jamás partirte,
y, cuando decidas irte,
llévame, Señor, contigo;

porque el pensar que te irás
me causa un terrible miedo
de si yo sin ti me quedo,
de si tú sin mí te vas.

Llévame en tu compañía,
donde tú vayas, Jesús,
porque bien sé que eres tú
la vida del alma mía;

si tú vida no me das,
yo sé que vivir no puedo,
ni si yo sin ti me quedo,
ni si tú sin mí te vas.

Por eso, más que a la muerte,
temo, Señor, tu partida
y quiero perder la vida
mil veces más que perderte;

pues la inmortal que tú das
sé que alcanzarla no puedo
cuando yo sin ti me quedo,
cuando tú sin mí te vas. Amén.



Miércoles, XXXIV
 semana del Tiempo Ordinario, 
feria Salterio: miércoles de la segunda semana

martes, 28 de noviembre de 2017

DANOS, SEÑOR, SABIDURÍA Y PERSEVERANCIA

Da escalofrío leer lo que nos dice el Evangelio de hoy. Pensar que, ahora, en muchos pueblos y ciudades de todo el mundo, muchos ciudadanos se afanan en consumir, en sumergirse en cosas superfluas, en pasar su tiempo dándose culto a ellos mismos y en no pensar en otras cosas sino en pasarlo bien, mostrándose indiferentes a lo que pasa a su derredor y al sufrimiento de otros, es para experimentar pena, miedo y tristeza. Porque, escrito está que llegará el final y todo quedará piedra sobre piedra.

Luego, ¿cómo no pensar en esto? ¿Acaso somos tan necios que no somos capaces de pararnos un poco y pensar que nuestro tiempo está contado? ¿A dónde vamos corriendo? ¿Qué buscamos? No pensamos que cada día que pasa es una nueva oportunidad para permanecer atentos, vigilantes y preparados? ¿Se nos ha olvidado ya la parábola de las diez vírgenes u otras que nos avisan sobre esta necesidad de permanecer vigilantes y preparados? ¿O es que no las conocemos ni nos importa conocerlas?

Luego, llegarán sorpresa, tal y como antes de ayer nos advertía el Evangelio del domingo. Sí, el mundo empieza a dar señales, que no indican que está próximo el final, pero que sí confirman que esos hechos pasarán primero. Porque, abres la televisión, lees la prensa e Internet y escuchas la radio, y adviertes que lo que está pasando en este mundo es lo que nos describe Jesús en el Evangelio. Hay guerras, persecuciones, atentados, enfrentamientos, hambre y sed, enfermedades, amenazas de naciones...etc.

El mundo empieza a descubrirse como un mundo en destrucción y llegará a no quedar nada, sino piedra sobre piedra. Danos, Señor, sabiduría y perseverancia para saber permanecer y perseverar en tu Palabra a pesar de todas estas manifestaciones, seducciones, engaños y confusiones que el mundo, falsamente, nos quiere transmitir. 

Danos la capacidad de discernir y de mantenernos firmes en tu Palabra, aunque los obstáculos y adversidades nos señalen otro camino. Danos la voluntad y la fe de confiar en Ti, Señor, y sosternernos vigilantes y fieles confiados en tu segunda venida. Amén.