Blogueros con el Papa

UN ROSARIO CADA VIERNES

Cada viernes, hora peninsular entre las 09, 30 y 10:30, en Canarias entre las 08:30 y 09:30, aproximadamente, y en cualquier otra parte del mundo la que mejor puedan elegir, nos unimos en el rezo del Rosario (VER AQUÍ) por la unidad de todos los creyentes, por la familia natural, hombre - mujer, por la vida y por la libertad de educación de los hijos.

Desde tu casa, online, desde tu trabajo, desde tu hospital y enfermedad, desde myfeeling, desde todas los colectivos y asociaciones, desde donde quieras que estés, tú también puedes unirte en este clamor al Padre, unidos a María Santisíma, para que el Espíritu Santo nos dé la capacidad y la luz de salvaguardar la vida y los valores morales y naturales que la dignidad de las personas demanda y hemos recibido de nuestro Padre Dios.

También estamos rezando un rosario cada día que hacemos normalmente en las primeras horas de la mañana aunque a veces, por premuras de tiempo, lo hacemos en otras horas del día. En el icono de la Virgen, debajo del rosario de todos los viernes, puedes encontrar el rosario correspondiente a cada día.

sábado, 6 de enero de 2018

TÚ, SEÑOR, ERES CAMINO, VERDAD Y VIDA


Es importante, muy importante escucharte, Señor. Quizá la estrella de este día es el descubrir la gran importancia de la escucha. Porque, cada día amanece una estrella que nos indica el camino para seguirte. Porque, tu seguimiento nunca tiene fin en este mundo en el que vivimos.

Siempre es Navidad, porque siempre es día de Buena Noticia de Salvación, y porque cada día nace una nueva estrella que te señala el camino hacia el Señor. Tenemos necesidad luz, pero de una Luz que verdaderamente alumbre con sabiduría divina. Esa sabiduría que viene de arriba y no es de este mundo. Esa Luz que es capaz de alumbrar nuestro camino y que nos indique donde vives y donde moras. Porque, queremos, Señor, estar y permanecer en Ti. Ayúdanos a descubrir la estrella de cada día de nuestra historia, y a, fortalecido por tu Espíritu, encontrar la voluntad de seguirte como aquellos magos de oriente.

Gracias por tantas estrellas que me has regalado hasta este momento. Estrellas que ha cumplido con su misión de alumbrar. La Madre Iglesia, los grupos parroquiales, las pequeñas comunidades; la familia y por tantos testimonios que, como fogonazos de  luces, han alumbrado mi camino. Gracias, Señor, por la vida: también por Internet, donde nos fortalecemos compartiendo nuestra fe y anunciando la Buena Noticia de Salvación.

Gracias, Señor, una vez más por todo lo recibido. Te pido que yo también sepa darlo de forma gratuita según lo he recibido. Sin escatimar esfuerzos y dándome plenamente hasta el último momento de mi vida, y según tu Voluntad, porque si es la mía lo estropeo todo.

Gracias, Señor, por ser Tú mi estrella y guiarme, en el Espíritu Santo, hasta donde Tú has tomado nuestra naturaleza humana, Belén, y te has hecho Hombre, naciendo del vientre inmaculado de nuestra Madre María, para entregando tu Vida pagar por nuestros pecados y merecer para nosotros la salvación.

viernes, 5 de enero de 2018

SEÑOR, A PESAR DEL RUIDO DEL MUNDO, QUIERO QUE SEAS LO PRIMERO

HOY A LAS 09:00 HORA PENINSULAR, 08:00 HORA CANARIA, REZO DEL SANTO ROSARIO POR LA DEFENSA Y UNIDAD DE LA VIDA Y LA FAMILIA. ÚNETE A LA HORA QUE PUEDAS Y DESDE DONDE PUEDAS.


Mucho ruido, las calles llenas de gente. Huele a fiesta, a regalos, a alegría, a roscón, a ilusión...etc. Y está muy bien, pero no a todos les ocurre lo mismo. Hay quienes sufren, y lo hacen, no sólo en estas fiestas, sino que vienen sufriendo todo el año pasado, y continúa ahora también. Ellos, los que sufren, no tienen garantías de nada.

 No reciben regalos. Peor, no tienen ni lo más necesario para sostener una vida digna y carecen de casi todo. Ellos no tendrán fiesta, ni regalos, ni alegría, ni roscón, ni tampoco ilusión. Cuesta saber eso y dejar entrar la alegría dentro de tu corazón. No sabes qué hacer ni qué decir. Ganas de gritar y de protestar por tantas cosas mal hechas en este mundo. Ganas de gritar por tantos niños mal tratados, abandonados, carentes de comida, de techo, de cuidados, de toda clase de peligros, y de condenados a muerte en el seno de sus madres.

No, esta noche no es noche de reyes para todos los niños. Ni tampoco para muchos padres y madres; tampoco para muchos adultos, abuelos y ancianos. Sin lugar a duda, hay mucha gente que sufrió en la noche de la Buena Noticia, y continúa sufriendo hoy. Las palabras brotan de mis dedos como agua clara que corre sin pausa a través del impuso de mis dedos en las teclas. No me siento bien y me uno al sufrimiento en muchas partes del mundo de los que reciben como regalo más sufrimiento.

Por eso, pido al Padre del Cielo que mande luz y sabiduría al mundo para que el mundo sepa repartir paz y dignidad en todos los lugares del mundo. Y yo, no puedo quedarme quieto. Me siento impotente, débil ante la respuesta que debo dar. Yo estoy en el mundo y tengo todo lo que necesito, pero, ¿y los otros? Me siento como una gota en el océano, sin poder hacer nada, sino caminar al ritmo mecido de las olas y compartir mi tristeza por todo lo que sé que está pasando en otros lugares.

Sí, todos tenemos algo de culpa. Unos más inocentes que otros, pero todos estamos pagando esas malas intenciones que unos cometen y otros, en esta concreta situación de noche de reyes, la sufren, tal es el caso de los niños. Quisiera tener poder para derrumbar esas barreras y encender una estrella de ilusión en todos esos lugares donde la luz brilla y abunda las tinieblas. Perdona, Señor, mis pecados.

jueves, 4 de enero de 2018

ABRE TUS OÍDOS

Es posible que hayamos oído hablar de Jesús tanto o más que Andrés y Juan. A ellos les bastó una simple indicación del Bautista y corrieron tras Jesús. A nosotros, que quizás nos han dado una y mil indicaciones, no nos han movido ni un ápice. Posiblemente haya algunas diferencias.

Ellos, Andrés y Juan, estaban preparados. El Bautista les había puesto en guardia y les anunciaba la venida del Mesías prometido. Nosotros, posiblemente, no esperamos a nadie, y, por lo tanto, no estamos vigilantes ni prestos a ninguna indicación. Ellos buscaban liberarse del yugo de la esclavitud, aunque estuviesen equivocados en la forma y en la materia; nosotros no advertimos ninguna esclavitud. Es más, nos sentimos a gusto, acomodados e instalados en el bienestar y placer. Ellos dieron el paso y se encontraron con Jesús, y conociéndole quedaron encantados hasta el punto de darlo a conocer a otros.

Nosotros no nos atrevemos a acercarnos y descubrirlo. Nosotros estamos atenasados por el miedo y no le buscamos. Nos tapamos los oídos y miramos para otro lado. Estamos instalados e inmóviles en nuestro mundo. Sometidos, esclavizados y condenados a morir. Por lo tanto, para liberarnos necesitamos despertar y salir al encuentro de Jesús. Y eso exige camino duro y por el desierto hasta madurar y experimentar la necesidad de buscar el encuentro con el Señor.

Posiblemente, el hambre, la enfermedad, el dolor, las tragedias y tempestades de la vida nos devuelva a la realidad y siembren, a pesar del dolor y sufrimiento, la semilla del deseo de buscar la liberación y el encuentro con el Señor. Porque, sólo Él es el Camino, la Verdad y la Vida. Pidamos, pues, esa Gracia con verdadera necesidad y fe. Tengamos presente que el Señor nos ha sugerido pedir y llamar -Mt 7,7-, diciéndonos que quien pide recibirá, y a quien llama se le abrirá.

No perdamos la esperanza ni la confianza. El Señor está con nosotros y nos escucha. Y nos espera para llevarnos a donde Él Vive y enseñarnos el camino que, con su Gracia, podamos recorrer en su Palabra injertados y fortalecidos por y en el Espíritu Santo. Amén.