Blogueros con el Papa

UN ROSARIO CADA VIERNES

Cada viernes, hora peninsular entre las 09, 30 y 10:30, en Canarias entre las 08:30 y 09:30, aproximadamente, y en cualquier otra parte del mundo la que mejor puedan elegir, nos unimos en el rezo del Rosario (VER AQUÍ) por la unidad de todos los creyentes, por la familia natural, hombre - mujer, por la vida y por la libertad de educación de los hijos.

Desde tu casa, online, desde tu trabajo, desde tu hospital y enfermedad, desde myfeeling, desde todas los colectivos y asociaciones, desde donde quieras que estés, tú también puedes unirte en este clamor al Padre, unidos a María Santisíma, para que el Espíritu Santo nos dé la capacidad y la luz de salvaguardar la vida y los valores morales y naturales que la dignidad de las personas demanda y hemos recibido de nuestro Padre Dios.

También estamos rezando un rosario cada día que hacemos normalmente en las primeras horas de la mañana aunque a veces, por premuras de tiempo, lo hacemos en otras horas del día. En el icono de la Virgen, debajo del rosario de todos los viernes, puedes encontrar el rosario correspondiente a cada día.

viernes, 16 de febrero de 2018

NACIDOS PARA LA ALEGRÍA Y LA FIESTA

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HOY A LAS 09:00 HORA PENINSULAR, 08:00 HORA CANARIA, REZO DEL SANTO ROSARIO POR LA DEFENSA Y UNIDAD DE LA VIDA Y LA FAMILIA. ÚNETE A LA HORA QUE PUEDAS Y DESDE DONDE PUEDAS.


Por naturaleza el hombre está hecho para la fiesta y para la alegría. De manera innata el hombre busca el gozo y la fiesta. Cada trabajo se conmemora con un buen descanso o una celebración. El hombre se dice, ahora que he terminado voy a descansar o a festejarlo. La fiesta sucede al trabajo. Por lo tanto, el ayuno y sacrificio tienen que tener un fin concreto.

Y realmente lo tienen. El hombre necesita fortalecerse, pues es débil y sus apetitos le inclinan a abandonarse al vicio y a la irresponsabilidad. Y eso genera desorden, caos y muerte. Necesita sobriedad, equilibrio y fortaleza. Y eso exige práctica, control y disciplina. Es ahí donde entra el ayuno y la mortificación. Es un medio que nos ayuda a sostenernos equilibrados y fuertes ante el pecado y la tentación. Nos prepara y nos dispone a estar atentos y agarrados al Señor.

Porque, será una locura emprender ese camino y preparación por nuestra cuenta. Solos estamos vencidos de antemano. Necesitamos ir unidos al Señor, porque es El quien realmente nos salva. Por eso, nuestro ayuno debe  partir con Él y desde Él. Él es el centro y el fundamento de nuestro sentir y obrar, y el motivo por el que nos preparamos para responderle. Nos ha dado esa libertad y eso nos exigirá responsabilidad, compromiso y capacidad de respuesta.

Y no es fácil. Tenemos un margen que Dios ha dejado para nosotros, y ese margen de libertad tendremos que ponerlo nosotros en sus manos. Nadie lo podrá llevar por nosotros, ni siquiera Dios. Él lo ha dejado en nuestras manos. Somos libres y tendremos que responder. Ahora, eso sí, no estamos solos. Tenemos la promesa de su compañía y su asistencia. Su Gracia estará siempre con nosotros y en Él seremos fuerte y venceremos todas las tentaciones que trataran de arrastrarnos e inclinarnos al mal.

Por eso, Señor, te pedimos que nos fortalezcas en el ayuno para que seamos capaces de renunciar y compartir a todos nuestros egoísmos y apetencias. Y, liberados del pecado, descubramos que nuestra meta está en Ti para compartir contigo la eternidad en plenitud de gozo y alegría. Amén.

jueves, 15 de febrero de 2018

SUFRIMIENTO, MUERTE Y RESURRECCIÓN

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Da miedo, claro que sí, pronunciar esas palabras, y da miedo porque el sufrimiento asusta y la amenaza de la muerte más. No hemos sido creados para sufrir, Eso está también claro, pero llegar al éxtasis del gozo y de la felicidad requiere primero pasar por una etapa de sufrimiento y abnegación. ¿Qué cómo se puede soportar eso? No lo sé y a mí también me asusta, pero pienso que huir y mirar para otro lado no arregla ni soluciona nada. De todas formas, la muerte sabemos con certeza que llegará.

El sufrimiento no podrás evitarlo. Sabes que, tarde o temprano, llegará y lo tendrás que aceptar y padecer. Es posible que no te afecte a ti corporalmente, pero te afectará por el padecimiento de otros, quizás familiares cercanos, o incluso hijos, cónyuges, padres...etc. O por tragedias, resultados económicos o situaciones difíciles y trágicas. No tienen que convencernos porque lo experimentamos a cada momento a nuestro derredor o por noticias en los medios. Sabemos por experiencia que eso es así.

Luego, ¿qué pensamos, qué hacemos y a dónde vamos? ¿Pasamos la vida sin interpelarnos ni preguntarnos nada esperando que lleguen los malos tiempos? ¿O tratamos de poner remedio a lo que sabemos que llegará? ¿Pensamos que hemos sido creados para morir y esperamos la muerte resignados? ¿O nuestro corazón nos dice que hemos sido creados para vivir? ¿Qué decides? Y te lo pregunto a ti, porque yo he decidido seguir viviendo.

Creo en Jesús, el Hijo de Dios Vivo, y creo en su Palabra. Él sufrió, murió y también Resucitó, y me ha prometido que yo siguiéndole y padeciendo como Él también resucitaré. No se trata de sufrir por sufrir, sino porque a otros les molesta la verdad, la justicia y el amor de Dios a todos los hombres y tratan de quitarnos del medio como hicieron con Él. Se trata de perseverar, ser fiel a su Palabra, creer y entregar tu vida si hace falta. 

Se trata de ir muriendo cada día en la entrega por servir e ir dándose por construir un mundo mejor en justicia, verdad y paz. Eso te pedimos Señor, fuerza, sabiduría, valor y entrega para no desfallecer ni acobardarnos, sino fortalecidos en tu Espíritu cargar con la cruz que nos ha sido encomendada. Amén.

miércoles, 14 de febrero de 2018

HACER SIN MIRAR A QUIEN NI BUSCAR RECOMPENSA

Diríamos que el criterio del auténtico amor es hacer sin mirar a quien ni buscar recompensa. Porque en esa actitud se esconde la verdad del único y auténtico amor. No mires a quien atiendes ni tratas y ayudas, mira que es un hijo/a de Dios con la misma dignidad que tú y a quien debes amar como te ama el Señor. En eso estriba la Ley y los profetas, en amar como Dios nos ama.

Todo lo que persiga otros fines buscando el propio lucimiento, el destacar y trepar en títulos y cargos y el conseguir fama de santo y elogios y admiraciones es veneno peligros y camino de perdición. Porque el amor es gratuito y la gratuidad conlleva el silencio y el ocultarse a la vista de los demás. Eso no quiere significar que se tenga que hacer a escondida ni ocultarse a la vista de otros, sino que su intención no sea el conseguir que otros te vean y sientan admiración por ti. De ser así ya estás pagado con esa admiración y fama.

Tú esconde tu amor y, simplemente, dadlo gratuito y de forma desinteresada. No busques recompensa ni nada de lo que puedas aprovecharte. Busca sólo el amor de Dios y tal como lo recibes entrégalo a los demás. Esa es nuestra petición de hoy, Señor, llenarnos de tu fuerza y desprendimiento para poder amar como Tú nos amas. Danos, Señor, esa capacidad de renuncia, de sacrificio, de abnegación y de entrega para darnos, sin ningún miramiento ni dependencia al servicio de los demás.

Y enséñanos a orar, tanto comunitariamente como a solas contigo, en el silencio de nuestra soledad, y a encontrar el gozo y la paz de sabernos en tu presencia y mirados por Ti. Llénanos de tu humildad, Señor, y límpianos de toda vanidad y vanagloria, para que podamos ser verdaderos imitadores de tu Amor, sin ninguna impureza que nos haga volver la mirada hacia nosotros para mostrarnos mejores y buenos ante los demás. Haz, Señor que seamos capaces de hacer sin mirar a quien ni tampoco buscar ninguna recompensa.

Nos sabemos débiles y sometidos a muchos perjuicios, ambiciones y vanaglorias, pero también sabemos que, por tu Amor, Señor, y en Ti podemos limpiarnos de toda impureza y desterrar todas esas lepras que nos invade y amenazan con buscarnos a nosotros mismos. ¡Sálvanos Señor!