Blogueros con el Papa

UN ROSARIO CADA VIERNES

Cada viernes, hora peninsular entre las 09, 30 y 10:30, en Canarias entre las 08:30 y 09:30, aproximadamente, y en cualquier otra parte del mundo la que mejor puedan elegir, nos unimos en el rezo del Rosario (VER AQUÍ) por la unidad de todos los creyentes, por la familia natural, hombre - mujer, por la vida y por la libertad de educación de los hijos.

Desde tu casa, online, desde tu trabajo, desde tu hospital y enfermedad, desde myfeeling, desde todas los colectivos y asociaciones, desde donde quieras que estés, tú también puedes unirte en este clamor al Padre, unidos a María Santisíma, para que el Espíritu Santo nos dé la capacidad y la luz de salvaguardar la vida y los valores morales y naturales que la dignidad de las personas demanda y hemos recibido de nuestro Padre Dios.

También estamos rezando un rosario cada día que hacemos normalmente en las primeras horas de la mañana aunque a veces, por premuras de tiempo, lo hacemos en otras horas del día. En el icono de la Virgen, debajo del rosario de todos los viernes, puedes encontrar el rosario correspondiente a cada día.

jueves, 28 de febrero de 2019

¡SEÑOR, SOY CONSCIENTES DE MIS DEBILIDADES Y DE MI ESCLAVITUD!

Resultado de imagen de Mc 9,41-50
Nuestra naturaleza está sometida a las inclinaciones de este mundo. No podemos escapar a los sentimientos de venganza, de odio, de envidia, de ambición, de placer, de poder, de riqueza, de vanagloria, de triunfo, de todo aquello que nos haga sentir mejor que los demás. Y, aún sintiendo todo eso así experimentamos que no queremos hacer el mal sino el bien. Y siendo eso así dejamos de hacer el bien y hacemos el mal.

Esa es la lucha a la que está sometida nuestra naturaleza humana, y sólo podemos liberarnos cuando abrimos nuestro corazón al Espíritu Santo. Ese Espíritu Santo que recibimos en nuestro bautismo y que, desde ese momento, nos asiste, nos fortalece y nos ayuda a superar todas esas adversidades. Pero, necesita nuestra colaboración, pues, para eso somos libres. No podemos quedarnos pasivos esperando que nos ayude sino, además de pedirlo, poner todo lo que está a nuestro alcance.

Por eso, Señor, te pedimos que nos des toda la fuerza necesaria para la lucha de cada día contra esos obstáculos y tener la voluntad y la sabiduría de saber cortar todo aquello que nos pueda perjudicar alejándonos de Ti. Saber encontrar las circunstancias, los espacios, los ambientes y todo lo que nos sea favorable para perseverar y mantenernos unidos a Ti.

Tener la firme voluntad de despojarme de todo aquello que intuyo me está debilitando y apartándome de Ti y buscar los espacios de oración, de la frecuencia de los sacramentos y de la Eucaristía. Y la conciencia de saber que todo lo de este mundo pasa menos tu Palabra. Y, sobre todo, de cuidar mi testimonio, mi ejemplo para no escandalizar a los más vulnerables, a los más inocentes y más débiles. Por todo ello, Señor, te pido que me llenes de tu paciencia, tu fortaleza, tu humildad, tu misericordia y compasión para servir y no buscar ser servido

miércoles, 27 de febrero de 2019

LA UNIDAD EN EL AMOR Y EL BIEN

Resultado de imagen de Mc 9,38-40
No importan los grupos, las comunidades y todo lo que exija limitarnos y acapararnos. Eso no significa que son verdaderamente importantes, pero, el hecho de que muchas personas no pertenezcan a ellas y vivan de una forma muy personal su vida, no significa que estén alejadas de Dios, ni mucho menos que no sean agradables a su ojos. Mucho cuidado con eso, pues ya el Señor nos ha advertido al respecto: "Muchos primeros serán últimos y muchos últimos, primeros" - Mt 19, 30 -.

Lo único y verdaderamente importante es hacer el bien y vivir en el amor a los demás. Lo único verdaderamente importante es sentirnos personas y ver en el prójimo lo mismo, una persona quizás necesitada de escucha, de ayuda y de buen trato. Porque, siendo verdaderamente importante la comunidad y el grupo si no nos ayuda a vivir en el amor y la misericordia de nada nos sirve.

Todas nuestras oraciones nos sirven para fortalecer nuestra caridad y nuestra preocupación por el que sufre explotación, marginación, pobreza por la cultura del pecado en la que vivimos. Por la forma de entender esta vida donde es prioritaria la economía ante que las personas. Por eso, ante esta realidad y reconociendo nuestra fragilidad y nuestras debilidades, pedimos al Señor que nos fortalezca y nos haga sensibles a las realidades en las que vivimos.

Precisamente, este mes de febrero, a punto de terminar, estamos rezando por todos aquellos que padecen hambre y cualquier forma de pobreza, para que sean asistidos en las necesidades que demandan y, también, para que la riqueza sea justamente distribuida en este mundo. ¿Qué hacemos nosotros en este apartado? ¿Rezamos al menos y nos sentimos sensibilizados y preocupados? Pues, sucede que otros, que consideramos que están fuera de nuestra comunidad o grupo, lo viven con más presencia y servicio. Pidamos al Señor que nos dé esa fortaleza, sensibilidad y capacidad de servicio para ponernos y preocuparnos por todos aquellos que sufren y lo pasan, por causa de otros, mal. Amén.

martes, 26 de febrero de 2019

LA MIRADA DE LA MUERTE Y RESURRECCIÓN

Imagen relacionada
Estamos muy ciegos y no nos damos cuenta del final de nuestro camino. Asistimos a entierros como uno más de nuestra vida y no pensamos en el nuestro. Quizás ni se nos pase por la cabeza que también llegará. Sí, lo sabemos y lo confesamos pero, ¿realmente nos damos cuenta? Lo mismo ocurre con nuestra fe. Está dormida. Decimos que creemos, pero no estamos activos ni nos movemos de nuestro habita y comodidad establecida. Nuestra fe empieza en nuestros labios y allí mismo termina.

Nos habla Jesús, pero sus Palabra no llegan a nuestros corazones. Estamos muy entretenidos con ocupar los primeros puestos y, ni nos entendemos ni nos enteramos de nada. Es posible que poco podamos hacer por nuestra cuenta, pero, no estamos solos. Él Señor nos ha prometido estar con nosotros y que si creemos en Él podemos hacer muchas cosas. Tantas como Él y hasta más - Juan 14, 12 -.

¿Dónde y cómo está nuestra fe? Esa es nuestra tarea. Dios nos ha dado libertad de elegir y tendremos que elegir, pero necesitamos estar con Él y abrirnos al Espíritu Santo. Es eso lo que tratamos, todos juntos, pedir al Señor ahora en estos momentos de oración y reflexión. Ven Señor, envíanos tu Espíritu y danos la Vida de la Gracia. Inunda nuestros corazones de tu Sabiduría y renuévanos por dentro. Haz que nos demos cuenta de saber distinguirte y conocerte. Haznos entender lo que tu Hijo, nuestro Señor Jesús, nos revela y el Dios Padre que Él nos presenta.

Queremos, Señor, conocer tu Buena Noticia. No la de los hombres ni tampoco sus leyes, sino conocer tu Corazón y tu Misericordia. La misma que tienes con todos nosotros. Haznos descubrir esa necesidad de ser compasivos y misericordioso, porque, en ellas consiste y se esconde la verdadera felicidad. Amén.