Blogueros con el Papa

UN ROSARIO CADA VIERNES

Cada viernes, hora peninsular entre las 09, 30 y 10:30, en Canarias entre las 08:30 y 09:30, aproximadamente, y en cualquier otra parte del mundo la que mejor puedan elegir, nos unimos en el rezo del Rosario (VER AQUÍ) por la unidad de todos los creyentes, por la familia natural, hombre - mujer, por la vida y por la libertad de educación de los hijos.

Desde tu casa, online, desde tu trabajo, desde tu hospital y enfermedad, desde myfeeling, desde todas los colectivos y asociaciones, desde donde quieras que estés, tú también puedes unirte en este clamor al Padre, unidos a María Santisíma, para que el Espíritu Santo nos dé la capacidad y la luz de salvaguardar la vida y los valores morales y naturales que la dignidad de las personas demanda y hemos recibido de nuestro Padre Dios.

También estamos rezando un rosario cada día que hacemos normalmente en las primeras horas de la mañana aunque a veces, por premuras de tiempo, lo hacemos en otras horas del día. En el icono de la Virgen, debajo del rosario de todos los viernes, puedes encontrar el rosario correspondiente a cada día.

jueves, 6 de junio de 2019

EL PODER DE LA ORACIÓN

Resultado de imagen de Jn 17,20-26
A veces nos extraña que, a pesar de tantas dificultades, la Iglesia, y con ella todos los que la formamos, los bautizados, sigamos adelante en este mundo hostil, duro y lleno de tentaciones que nos debilitan y amenazan a cada instante de nuestro camino. Se hace difícil comprenderlo y como se puede mantener y sostener a raya ese cúmulo de provocaciones, tentaciones y ofertas que son deseadas por nuestra naturaleza herida y tocada por el pecado.

No hay ninguna explicación que lo pueda justificar salvo el poder de la oración. La Oración por excelencia que hace Jesús al Padre y que está llena de amor por y para cada uno de nosotros: En aquel tiempo, Jesús, alzando los ojos al cielo, dijo: «Padre santo, no ruego sólo por éstos, sino también por aquellos que, por medio de su palabra, creerán en mí, para que todos sean uno. Como tú, Padre, en mí y yo en ti, que ellos también sean uno en nosotros, para que el mundo crea que tú me has enviado. Yo les he dado la gloria que tú me diste, para que sean uno como nosotros somos uno: yo en ellos y tú en mí, para que sean perfectamente uno, y el mundo conozca que tú me has enviado y que los has amado a ellos como me has amado a mí».

Es verdad que dejamos mucho que desear. ¡Para qué negarlo! Somos pecadores, pero también es verdad que la Iglesia, compuesta de movimientos, parroquias, grupos y comunidades de muchos colores, carismas, y talentos van intentando y esforzándose en vivir esa unidad teniendo como referencia al Padre y al Hijo. Esa es nuestra meta y esa es nuestra batalla día a día. Y, a pesar de ser perseguida, criticada, estar formada por miembros pecadores y tener muchos errores, La Iglesia une, salva y libera al hombre de la esclavitud, de la opresión, de la injusticia, de la mentira y la condena. 

Es verdad que no consigue todo lo que quisiera, pero este mundo es un poco mejor porque la Iglesia, a pesar de ser perseguida y excluida se mantiene firme y la defensa de los más pobres, esclavizados y oprimidos. Por eso, precisamente, es perseguida. Pero, nuestra esperanza nunca se debilita porque está sostenida por la Oración del Señor al Padre. Y nosotros, injertados en ambos, confiamos y esperamos que su Gracia nos de la capacidad de amar para, como ellos, ser uno frente al mundo. Amén.

miércoles, 5 de junio de 2019

UN MUNDO DESORIENTADO

Resultado de imagen de Jn 17,11b-19
Si observamos con serenidad y sinceridad, ¿qué vemos? Podemos hacernos varias preguntas, ejemplo: ¿Es el mundo feliz? ¿Dónde busca el mundo la felicidad? ¿Alguien o algunos la han alcanzado siguiendo las indicaciones del mundo? Vemos personas que se enfrentan unas a otros por dinero, por poder, por bienes...etc. Vemos personas enfrentadas por envidias, odios, venganzas, pasiones...etc. Vemos acoso, explotaciones, injusticias, abusos y muertes. Vemos un mundo frustrado y lleno de violencia. Y vemos personas que tras luchar por conseguir la felicidad según las ofertas y seducciones del mundo terminan frustradas y perdidas.

Por eso, es cuestión muy importante buscar la felicidad, no donde nos indica el mundo, sino donde nos señala Jesús. Él es el Camino, la Verdad y la Vida, y sólo por dónde Él nos señala encontramos la verdadera felicidad. Esa felicidad que coincide con la que interiormente todos buscamos. Porque, la felicidad no se encuentra en el dinero, los bienes, las pasiones, las comodidades, el poder, la fuerza y otros, sino en el verdadero amor, que consiste en buscar el bien del otro a cambio de nada. Ese nada te dará el gozo y la verdadera felicidad.

¡¿Verdad que parece un constaste o un contra sentido? Sin embargo, es así. Por eso se necesita la fe. La fe de creer que tras el compromiso de amar buscando la verdad y el bien se esconde la felicidad. Buscando la alegría de Jesús. Una alegría diferente y distinta del mundo, porque no es del mundo. Una alegría que está por encima del mundo y aunque no nos exima de las dificultades, de los peligros y dolores del mundo, si nos llena del gozo y de la esperanza de recorrer el mismo camino de Jesús que terminará en la Casa del Padre junto a Él, desde donde pide al Padre por todos nosotros.

Confiemos en la Palabra de Jesús, que sentado a la derecha del Padre intercede por nosotros para que, estando en el mundo, no nos dejemos influir por él y podamos superar todas sus tentaciones  y seducciones con las que trata de separarnos del camino del Señor. Amén.

martes, 4 de junio de 2019

ES LA HORA

Resultado de imagen de Laudes del martes de la VIII semana

LAUDES

H I M N O

¡El mundo brilla de alegría!
¡Se renueva la faz de la tierra!
¡Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo!

Ésta es la hora
en que rompe el Espíritu
el techo de la tierra,
y una lengua de fuego innumerable
purifica, renueva, enciende, alegra
las entrañas del mundo.

Ésta es la fuerza
que pone en pie a la Iglesia
en medio de las plazas
y levanta testigos en el pueblo,
para hablar con palabras como espadas
delante de los jueces.

Llama profunda, 
que escrutas e iluminas
el corazón del hombre:
restablece la fe con tu noticia,
y el amor ponga en vela la esperanza
hasta que el Señor vuelva