Blogueros con el Papa

UN ROSARIO CADA VIERNES

Cada viernes, hora peninsular entre las 09, 30 y 10:30, en Canarias entre las 08:30 y 09:30, aproximadamente, y en cualquier otra parte del mundo la que mejor puedan elegir, nos unimos en el rezo del Rosario (VER AQUÍ) por la unidad de todos los creyentes, por la familia natural, hombre - mujer, por la vida y por la libertad de educación de los hijos.

Desde tu casa, online, desde tu trabajo, desde tu hospital y enfermedad, desde myfeeling, desde todas los colectivos y asociaciones, desde donde quieras que estés, tú también puedes unirte en este clamor al Padre, unidos a María Santisíma, para que el Espíritu Santo nos dé la capacidad y la luz de salvaguardar la vida y los valores morales y naturales que la dignidad de las personas demanda y hemos recibido de nuestro Padre Dios.

También estamos rezando un rosario cada día que hacemos normalmente en las primeras horas de la mañana aunque a veces, por premuras de tiempo, lo hacemos en otras horas del día. En el icono de la Virgen, debajo del rosario de todos los viernes, puedes encontrar el rosario correspondiente a cada día.
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lunes, 8 de agosto de 2016

POR TU PASIÓN Y MUERTE, SEÑOR, NOS HAS SALVADO EN TU RESURRECCIÓN



Ser hijos de Dios es el privilegio y el honor más grande de este mundo, y también del prometido. Porque siendo hijos de Dios gozaremos eternamente de su presencia y en su plenitud. Por eso, Señor, te doy gracias eternamente porque me aceptas como hijo y me amas como Padre.

Un Padre que me das la herencia, la herencia de tu Gloria y coheredero con tu Hijo Jesús si, injertado en Él, padezco con Él a fin de que también sea glorificados con Él. Y eso lo haces extensivo a todos, porque somos todos hijos tuyo, Padre del Cielo.

Estamos, pues, salvados. Lo deciamos el otro día y, en el Evangelio de ayer domingo, nos lo repite de nuevo el Señor: «No temas, pequeño rebaño, porque a vuestro Padre le ha parecido bien daros a vosotros el Reino (Lc 12,32-48). Y es que el Reino de Dios es el Señor Jesús, que ha venido para, en nombre del Padre, entregarse a una muerte de Cruz, que hoy nos la descubre, para pagar el rescate y librarnos de nuestros pecados y darnos la salvación.

Te damos gracias, Señor, poque no hay privilegio mayor. Te damos gracias, Señor, por el privilegio de darnos la enorme grandeza de ser verdadero hijos tuyos. Te damos gracias Señor por darnos tan alta y grande dignidad. Y te pedimos que nos des la sabiduría y la voluntad para superar todos los obstáculos que nos ayuden a ser digno de tan alto galardón y ser fieles a tu Palabra y Voluntad.

Danos, Señor, la fortaleza de responder a tu Misericordia y Salvación siendo buenos hijos. Hijos que cumplan tus mandatos y tus exigencias de amor, que no es otra cosa que simplemente hacer lo que más nos conviene, que es amar. Porque sólo amando encontraremos esa gozosa felicidad que buscamos desesperadamente y que por tu Misericordia y Bondad encontramos en Ti. Gracias Padre. Amén.

sábado, 10 de enero de 2015

¡SEÑOR. TÚ ERES EL VERDADERO Y ÚNICO HIJO DE DIOS!



Mis sentimientos quizás me hablen de un Mesías guerrero; mis sentimientos esperan un Mesías poderoso que imponga la ley de Israel y excluya a los pueblos que la rechacen. Quizás mi humanidad pecadora desee venganza y justicia humana, pero Tú, Señor, vas por otro camino. Tu Reino es un Reino de Amor.

Un Reino de Justicia Divina y un Reino de Paz. Tú, Señor, proclamas el perdón de los pecados, y la Misericordia de Dios. Una Misericordia que está por encima de la justicia humana y que gracias a tu amor y por tu amor somos perdonados.

Porque sin tu Misericordia, Señor, no seremos salvados. Somos pecadores y condenados justamente por nuestros pecados. Sólo por tu Misericordia seremos salvados. Te pedimos, Señor, la Gracia de aceptar humildemente tu perdón y Misericordia. Danos la luz de descubrirla y de acogerla, confiados y esperanzados en tu Amor, para seguir tus pasos a pesar de nuestros pecados y miserias.

Santo Espíritu de Dios, danos perseverancia y paciencia para no desfallecer y permanecer fieles en el Señor, el Hijo de Dios verdadero. Amén.