Blogueros con el Papa

UN ROSARIO CADA VIERNES

Cada viernes, hora peninsular entre las 09, 30 y 10:30, en Canarias entre las 08:30 y 09:30, aproximadamente, y en cualquier otra parte del mundo la que mejor puedan elegir, nos unimos en el rezo del Rosario (VER AQUÍ) por la unidad de todos los creyentes, por la familia natural, hombre - mujer, por la vida y por la libertad de educación de los hijos.

Desde tu casa, online, desde tu trabajo, desde tu hospital y enfermedad, desde myfeeling, desde todas los colectivos y asociaciones, desde donde quieras que estés, tú también puedes unirte en este clamor al Padre, unidos a María Santisíma, para que el Espíritu Santo nos dé la capacidad y la luz de salvaguardar la vida y los valores morales y naturales que la dignidad de las personas demanda y hemos recibido de nuestro Padre Dios.

También estamos rezando un rosario cada día que hacemos normalmente en las primeras horas de la mañana aunque a veces, por premuras de tiempo, lo hacemos en otras horas del día. En el icono de la Virgen, debajo del rosario de todos los viernes, puedes encontrar el rosario correspondiente a cada día.
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jueves, 27 de julio de 2017

LA OPORTUNIDAD DE HABLAR CON DIOS

No es algo corriente ni pequeño. Se trata de hablar con Dios. ¡Dios mío, hemos perdido la capacidad de asombro y del amor primero! Nos acostumbramos a orar, que consiste en hablar con Dios, y nos parece algo tan común y frecuente que, igual no le damos mucha importancia. De esa manera, posiblemente, nuestra oración no tendrá toda la atención y escucha que necesita. Y, posiblemente, nuestros oídos no oirán, ni nuestros ojos verán.

No es que quiera preocupar ni preocuparme mucho por ello. Soy humano y pecador, y muchas veces, lo confieso, me he culpado de hacer de mis oraciones una rutina diaria. Se me va el santo al cielo y la hago de forma mecánica. Trato de enmendarme, pero experimento que vuelvo a caer. Sin embargo, sigo poniendo toda la atención de la que soy capaz y siendo perseverante. Porque es el Señor quien me dará la Gracia de despertar mi atención y mi conciencia, y el gozo de estar en su presencia.

Por eso, nunca mejor ocasión para suplicarle, pedirle y rogarle que me llene el corazón de su Gracia y me haga sentir el gozo, la alegría y la paz de que mi oración sea cada día más gozosa, atenta y llena de paz. Porque, siendo así, también será más plena y sabia, ya que tendrá la sabiduría que viene de Dios y la que nos hará ver el camino de la verdad y del amor.

Por todo ello, Señor, te pedimos que nos abras nuestros oídos y nuestros ojos, y que estemos atentos a tu Palabra, para, si no entender, si perseverar y confiar en que el Espíritu Santo nos guiará, revelándonos todo lo que necesitamos, para seguir tu Camino y cumplir con tus Mandatos y tu Voluntad. Amén.

miércoles, 12 de abril de 2017

EXPERIMENTAMOS ABANDONO

También nosotros experimentamos abandono. Un abandono de nuestras propias fuerzas; un abandono que nos viene propiciado por nuestras propias debilidades; una abandono derivado de nuestras propias tentaciones. Y hay alguien que está al acecho para aprovechar ese decaimiento y alejarnos, debilitarnos y sumergirnos en esa voluptuosidad mundana que nos aguarda.

Porque cuando nuestras fuerzas se debilitan y la oscuridad nos embauca, todo se vuelve negro y nos abandonamos a la deriva que el mundo nos propone. Y en ese alejamiento perdemos nuestra perspectiva y nuestra dirección.Y el norte de nuestra vida se desdibuja y nuestro rumbo se desorienta y nos pierde.

Pidamos que eso no ocurra en nuestras vidas. Pidamos que siempre permanezcamos alumbrados por la Luz del Espíritu Santo, y que, inmersos en la comunidad, sepamos perseverar, ser pacientes y sostenernos en la presencia del Señor. Incluso en los momentos más confusos y de desasosiego.

Danos, Señor, la constancia, la valentía, la fortaleza y la sabiduría de saber ser fiel a tu Palabra. Danos las virtudes de la humildad, de la sencillez, de la paciencia y de interpretar los signos de nuestra vida y las circunstancias y lugares donde Tú, Señor, nos llamas. Danos la prudencia y la sensatez de tener nuestro corazón atento y en expectante escucha a tu Palabra, para saber en todo momento qué hacer y por dónde ir.

En estos momentos próximos a celebrar tu Pasión, Señor, danos la luz y la sabiduría de, conociéndola, saber interpretarla y, sobre todo, vivirla, para que seamos luz, testimonio y vivencia de buenos frutos y de tu amor. Amén.

domingo, 16 de octubre de 2016

AUMENTA MI FE Y MI CONFIANZA, SEÑOR, PARA NO DEJAR DE PEDIRTE


Pedir requiere perseverancia y fuerza de voluntad. Porque cuando pides y no recibes, te cansas y terminas por abandonar. Experimentamos en nuestra vida silencios, que nos parecen interminables, con respecto al Señor. Supongo que muchos de nosotros estamos cansados o, quizás algo desesperanzado con aquello que llevamos tiempo pidiéndole al Señor. Y no vemos resultados.

Nuestros hijos no se convierte ni cambian de actitud ante la fe; nuestra fe no parece que aumente; nuestro testimonio no llega a nuestros amigos o entorno; no apreciamos adelanto en nuestra forma de vivir y nos parece que siempre hacemos lo mismo. Estas y otras peticiones pueden ser algunas de las nuestras, o, si no lo son, pueden parecerse. En ellas, yo, me veo reflejado.

Y es verdad que se nos pasa por la cabeza que no lo vamos a conseguir. O que Dios no nos va a ayudar o no nos escucha. Y también, muchos se cansan y se alejan. Supongo que hay de todo. Pero una cosa es cierta. Dios nos escucha y sabe que necesitamos. Pero también espera que tú y yo confiemos en Él. Nos ha dado libertad, pero, sobre todo, voluntad para insistir y sostenernos en la fe. Y puede ser que Él espera hasta ver probada esa fe.

Miremos la vida de muchos que le han seguido y perseverado confiadamente en Él. Han aguantado en la oscuridad abandonados en sus brazos. María guardaba estas cosas, quizás incomprendidas, en su corazón y confío siempre en el Señor. Él sabe el momento y nuestra hora y se no revelará cuando sea ese momento que nosotros nunca entenderemos ni sabremos. 

Nos toca ahora escucharle, sentirle y hacer su Voluntad hasta que llegue nuestro momento, que empezará cuando llegue nuestra hora. Una hora que esperamos, quizás con miedo, pero con mucha confianza y esperanza, porque nuestro Padre es Padre Misericordioso. ´Tenemos muchas razones para confiar en Él. Pidámosle que las mantengamos hasta estar en su presencia. Amén.