Blogueros con el Papa

UN ROSARIO CADA VIERNES

Cada viernes, hora peninsular entre las 09, 30 y 10:30, en Canarias entre las 08:30 y 09:30, aproximadamente, y en cualquier otra parte del mundo la que mejor puedan elegir, nos unimos en el rezo del Rosario (VER AQUÍ) por la unidad de todos los creyentes, por la familia natural, hombre - mujer, por la vida y por la libertad de educación de los hijos.

Desde tu casa, online, desde tu trabajo, desde tu hospital y enfermedad, desde myfeeling, desde todas los colectivos y asociaciones, desde donde quieras que estés, tú también puedes unirte en este clamor al Padre, unidos a María Santisíma, para que el Espíritu Santo nos dé la capacidad y la luz de salvaguardar la vida y los valores morales y naturales que la dignidad de las personas demanda y hemos recibido de nuestro Padre Dios.

También estamos rezando un rosario cada día que hacemos normalmente en las primeras horas de la mañana aunque a veces, por premuras de tiempo, lo hacemos en otras horas del día. En el icono de la Virgen, debajo del rosario de todos los viernes, puedes encontrar el rosario correspondiente a cada día.
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domingo, 20 de marzo de 2016

NO VIVAMOS LA PASIÓN COMO UN EXPECTADOR MÁS



Corremos ese peligro, el de creernos del lado de Jesús y de absolverlo de toda condena y amenaza de muerte, pero ni nuestras vidas ni nuestras actitudes, desde lo más profundo de nuestros corazones, están claramente a su favor y dejan muchas dudas e incertidumbre.

Solemos quedarnos, bien acomodados en nuestro sillón del templo, silenciosos, serios, contritos y dolidos, y con propósito de enmienda, pero luego, no seguimos el camino hasta el final de nuestro calvario. Porque el de Él, ya pasó, y Él lo vivió Dignamente, con Gloria y haciendo la Voluntad de su Padre, y perdonándonos en los momentos finales de su Vida en la Cruz: «Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen».

Nos toca a nosotros ahora hacer el nuestro. Pero no a nuestra voluntad, sino a la que Jesús nos propone. Tal y como hizo Él:  "La Voluntad del Padre". Y esa no es otra sino la de ser misericordiosos como es el Padre. Es, precisamente, lo que nos propone para todo este año el Papa Francisco, el esfuerzo de tratar de ser misericordiosos como lo es el Padre.

Y eso se hace caminando. Caminando en presencia de Jesús, y asistidos por el Espíritu Santo y en comunión con toda la Iglesia, a la cabeza de la que está nuestro Papa Francisco. Por eso, a través de este humilde rincón de oración, los blogueros y no blogueros, de muchas partes del mundo, nos unimos virtualmente para rezar, para compartir y fortalecer nuestra fe en nuestro particular camino de conversión, de un corazón de piedra a un corazón contrito, de carne y misericordioso como el Padre.

Eso te pedimos ahora, Padre del Cielo, en el comienzo de la Semana de Pasión de tu Hijo, Jesús, el enviado por Ti para redimirnos y darnos, por tu Gracia, la salvación eterna. Danos la sabiduría y la fortaleza de ser misericordiosos como Tú, porque esa es nuestra meta, que por tu Amor, queremos también nosotros alcanzar. Amén.

martes, 15 de marzo de 2016

GRACIAS PADRE, PORQUE CADA DÍA EXPERIMENTO LA NECESIDAD DE TU GRACIA



En la medida que decides vivir y seguir al Señor, experimentas la pobreza y debilidad de tus fuerzas. Ves la película de tu vida necesitada imperiosamente de la Gracia del Señor. No puedes, ni siquiera atreverte a amar, y más, perdonar, sin su Concurso, sin su Gracia, sin su Amor. SIN MÍ NO PODÉIS HACER NADA (Jn 15,5b), nos dice el Señor en una ocasión.

Experimentas que todo depende y dependerá del Señor. Tú sólo tienes la oportunidad, porque así también lo ha querido Él, de decidir el camino a tomar. Puedes optar por el camino que el mundo te ofrece. Un camino de luces de colores, de éxito, de fama y riqueza; un camino de placeres, pasiones, sentimientos y dulzura limitada y temporal; un camino de alegrías efímeras y gozo inmaduro, imperfecto, intranquilo que conduce a la muerte.

O puedes elegir el camino, simplemente, de Cruz con el que Jesús te invita a recorrer el particular y propio calvario de tu vida. Una Cruz que, en principio, asusta, duele, mortifica, complica, inquieta, desespera, y se hace hasta pesada; una Cruz de dolor, de sudor y sangre, de incomprensiones, de insultos, de críticas que dejan huellas de sufrimiento. Un camino que no se entiende ni comprende sino cuando, a la hora de fruto maduro, el gozo, la paz y la felicidad emergen plácidamente y eternamente. 

Una Cruz que libera, porque viene del Libertador, del Hijo que hace la Voluntad del Padre. Y el Padre quiere, busca y desea el bien de sus hijos. Un Padre veraz, que no engaña, que da la vida de su Hijo, y que nos ama con verdadera locura de Padre dándonos su misma Gloria para compartirla con nosotros.

No se puede pedir más. No sólo pedir, sino que no sabríamos pedirle eso. Él, en el colmo del Amor, se nos ha adelantado y nos ha regalado lo que nosotros no seríamos capaces ni de soñar, y menos pedir. ¡Padre, perdónanos porque no sabemos ni pedir ni, menos, entenderte! Postrados a tus pies te adoramos y bendecimos y, confiados a tu Misericordia, esperamos tu salvación. Amén.

martes, 15 de septiembre de 2015

ACEPTAR MI VIDA DE CRUZ



Cada vida tiene su cruz. Cruz que para unos será mayor que la de otros, pero cruz que cada cual tiene la capacidad y la fuerza necesaria para soportar. Ha de ser así, porque de no serlo sería injusto echarnos tanto peso a nuestras espaldas.

La vida, en su camino, nos presentará nuestra cruz. Todos las tenemos y el camino consiste en aceptarlas y ofrecerlas a los pies del Señor compartiéndolas con Él. Eso es lo que significamos cuando hablamos de cargar con nuestra cruz.

No se trata de buscar cruces, ni de renunciar a ser felices en este mundo. Se trata de aceptar lo que nos viene encima y de compartir con aquellos que la vida les ha dejado desnudos y con más sufrimientos que alegrías. Y esas fuerzas son las que te pedimos, Señor. Fuerzas para renunciar a nuestros egoísmos de vivir despreocupados y mirando sólo para nuestros intereses y comodidades sin tener en cuenta a los demás. Sobre todo a los que sufren.

Danos la Gracia de sabernos débiles y pecadores, y de sacar fuerzas para, renunciando a nuestros egos personales entregarnos al servicio de los demás. No nos cuesta mucho decirlo, Señor, pero cumplirlos es harina de otro costal. Y conscientes de nuestra debilidad te pedimos voluntad y fuerza para, injertado en el Espíritu Santo, ser capaces de vivir coherente con lo que decimos.

Y a ti, Madre del Cielo, intercede por nosotros para que, siguiendo tu ejemplo, nos miremos en tu paciencia y perseverancia esperanzados en la Resurrección del Señor. Amén. 

domingo, 13 de septiembre de 2015

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¡Señor, no quiero mentirte ni defraudarte, porque mi debilidad es manifiesta y temo no cumplir con mi palabra y vivir en la apariencia y el pecado! Dame la sabiduría de descubrirme y avergonzarme, y la voluntad de corregirme y ser coherente entre mi palabra y mi vida. Soy un pecador y te pido perdón.

En Ti confío y, por tu Gracia y Misericordia, confío que me cambies y me des un corazón abierto al amor y la caridad. Disponible y generoso para darse y, a la hora de presentarme ante Ti, mi Señor, darte verdaderos frutos de amor.

sábado, 27 de septiembre de 2014

LA CRUZ MI ÚNICO CAMINO



Me lo ha dicho claro, muy claro. La Cruz es el único camino. Vanos serán mis esfuerzos en querer caminar en otro sentido, porque sólo me salvará el camino de la Cruz. Jesús ha transformado la muerte de Cruz en muerte de liberación. Muerte de Cruz por amor a todos los hombres, a pesar de los rechazos, de las cadenas, de las bofetadas, de los insultos y castigos.

Una muerte de Cruz aceptada libremente por amor según la Voluntad del Padre. Y ese es mi camino. No hay otro. Un camino de difícil recorrido, de renuncias y sacrificios, de oscuridades e incomprensiones, de amarguras y de muerte. Pero un camino bañado de gozo, del gozo del amor entregado en Aquel que ha venido y de la muerte, venciéndola, ha Resucitado para también nosotros resucitar eternamente en gozo y alegría en Él.

Pidamos confiados en la esperanza de ser escuchados y atendidos para, pasada nuestra pasión, injertados en el Señor, resucitemos a la Vida gozosa y feliz eternamente. Amén.