Blogueros con el Papa

UN ROSARIO CADA VIERNES

Cada viernes, hora peninsular entre las 09, 30 y 10:30, en Canarias entre las 08:30 y 09:30, aproximadamente, y en cualquier otra parte del mundo la que mejor puedan elegir, nos unimos en el rezo del Rosario (VER AQUÍ) por la unidad de todos los creyentes, por la familia natural, hombre - mujer, por la vida y por la libertad de educación de los hijos.

Desde tu casa, online, desde tu trabajo, desde tu hospital y enfermedad, desde myfeeling, desde todas los colectivos y asociaciones, desde donde quieras que estés, tú también puedes unirte en este clamor al Padre, unidos a María Santisíma, para que el Espíritu Santo nos dé la capacidad y la luz de salvaguardar la vida y los valores morales y naturales que la dignidad de las personas demanda y hemos recibido de nuestro Padre Dios.

También estamos rezando un rosario cada día que hacemos normalmente en las primeras horas de la mañana aunque a veces, por premuras de tiempo, lo hacemos en otras horas del día. En el icono de la Virgen, debajo del rosario de todos los viernes, puedes encontrar el rosario correspondiente a cada día.
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miércoles, 4 de septiembre de 2019

CUERPO Y ALMA

Resultado de imagen de Lc 4,38-44
No sólo cuenta mi cuerpo, Señor, sino también mi alma. Mejor, diría que mi alma es lo verdaderamente importante y lo que más interesa cuidar y salvar. Sin embargo, aparentemente vive como escondida en mi cuerpo que se hace más visible y más notorio por el dolor y el sufrimiento. No obstante, el cuerpo es corruptible y el alma eterna. Con esto está dicho todo. Por eso, Señor, te pido, por tu Gracia y Misericordia que permanezca eternamente junto a Ti.

Y ese querer, Señor, pasa por pedirte que me limpies de todo pecado que pueda condenar mi alma a estar separado de Ti, mi Señor. También, porque el dolor me hace sufrir, de toda enfermedad que me aleje de tu presencia y sostengas mi alma pura, alimentada, fortalecida en tu Espíritu para que cuando decidas llamarme tenga mi lámpara bien asistida por el necesario aceite - la fe - e  iluminada y encendida para aguardar tu llamada bien preparado y listo a acudir a tu requerimiento.

Soy consciente, Señor, de todas las dificultades que el mundo, demonio y carne me ponen en mi camino. Soy consciente de tantos peligros y de tantos fallos, errores y pecados por mi parte. Soy débil, Señor, y necesito ir bien acompañado. Envíame y dame a conocer  a aquel que me ayude y oriente en mi camino. Tengo miedo de ir solo, pues necesito a alguien que me ayude a sostenerme, a soportar y sortear las enormes piedras que me encuentro en el camino.

Espíritu Santo, oriéntame y señálame por dónde tengo que, y con quien, ir, para caminar fortalecido y bien apoyado frente a las tentaciones de este mundo, del demonio y de mi propia carne. El peligro es inminente y necesito tu cercanía y ayuda. Amén.

jueves, 23 de abril de 2015

HOY, SEÑOR, QUIERO PEDIRTE QUE ME AUMENTES LA FE



Señor, claro que creo en Ti; si no fuera así no estaría escribiendo desde este rincón sobre Ti; si no fuera así, no te pediría que aumentes mi fe; si no fuera así no me esforzaría en hablar contigo cada día y tomar tu Cuerpo en la Eucaristía. Sí, Señor, yo sé que Tú eres el Pan de Vida Eterna a la que aspiro vivir en tu presencia.

Y te lo digo con mis humildes obras cuando voy a dar la catequesis cada lunes en la cárcel. He compartido con ellos que si no fuera porque creo en Ti, no estaría allí con ellos. Te lo intento demostrar también cuando comparto humildes reflexiones con los padres y padrinos que se acercan y piden a tu Iglesia el Bautismo de sus hijos. Pero, aunque son pequeñas pruebas de mi fe, quiero Señor pedirte que la aumentes y me llenes de ella.

Que se haga tu Voluntad Señor, porque eso será siempre lo mejor. Sé que tengo que cargar con mi cruz, y tengo miedo de mí. Me sostiene y me da fuerza y esperanza el saber de tu Amor y de que Tú caminas conmigo. Eres un Dios que te implicas en mi vida, porque sabes de mis debilidades e impotencias. Sin Ti nunca podré vencer al Maligno que me acecha, pero contigo estaré a salvo de sus garras.

Me da paz, serenidad y seguridad el caminar a tu lado y el saber que Tú, no solo me enseñas el camino, sino que lo vas viviendo y recorriendo conmigo. Realmente, eres un Dios Vivo, un Dios que, en tu Hijo Jesús Hecho Hombre, has Resucitado, y permaneces en el Espíritu Santo en mí y en el camino. ¿Cómo voy a temer? ¿A quién voy a temer si Tú, Señor, vas conmigo?

Dame Señor la sabiduría, la paz y la fortaleza de tu presencia para vencer todos los obstáculos que me salen al paso en mi camino hacia Ti. Amén.

miércoles, 22 de abril de 2015

GRACIAS, SEÑOR, PORQUE ERES UN DIOS QUE ME ACOMPAÑAS



Gracias Señor porque me alumbras el Camino que Tú mismo me marcas y me diriges. Hoy me has revelado algo que me hacía mucha falta saber y tener claro. Porque hay tropiezos en el camino que no son fáciles de superar. 

Tú eres un Dios diferente a los demás. Porque cuando los demás enseñan una doctrina para que la cumplan y desaparecen. Tú te implicas en lo que nos has enseñando viviéndolo Tú primero y luego dándote a cada uno de nosotros. Y, todavía más, nos dice que sin Ti no podemos conseguirlo (Jn 15).

Gracias Señor porque eres un Dios que nos demuestra que nos quieres y que nos buscas. Los demás tendrán que buscar a sus dioses, pero Tú te revelas y te presentas al hombre, criatura tuya, por el que demuestra una locura de amor hasta el extremo de entregar a tu Hijo a una muerte de Cruz para ganarnos para Ti. Dios mío, ¡no hay Dios como Tú!

Eres un Dios Padre, Infinitamente Misericordioso que nos perdona entregándote a tu Hijo a la muerte. Gracias Dios mío porque, sin entenderte, experimento tu amor y tu perdón. Y te pido que nos des la sabiduría y la fe necesaria para conocerte mejor y poderte adorar y alabar con todo nuestro corazón y toda nuestra mente. 

Gracias Señor por saberme acompañado, protegido, vigilado, defendido y fortalecido en tu compañía. Gracias por, con tu Gracia y Poder, vencer a los miedos que amenazan con atarme y alejarme de tu confianza. Gracias Señor porque eres un Dios que sales a mi encuentro y me acompañas hasta salvarme.

Dios mío, no permitas que me alejes de Ti por nada de lo que este mundo caduco y mentiroso me pueda ofrecer. Dame la fortaleza y voluntad de perseverar siempre en tu Palabra y junto a Ti fortalecido en la Eucaristía. Amén.