Blogueros con el Papa

UN ROSARIO CADA VIERNES

Cada viernes, hora peninsular entre las 09, 30 y 10:30, en Canarias entre las 08:30 y 09:30, aproximadamente, y en cualquier otra parte del mundo la que mejor puedan elegir, nos unimos en el rezo del Rosario (VER AQUÍ) por la unidad de todos los creyentes, por la familia natural, hombre - mujer, por la vida y por la libertad de educación de los hijos.

Desde tu casa, online, desde tu trabajo, desde tu hospital y enfermedad, desde myfeeling, desde todas los colectivos y asociaciones, desde donde quieras que estés, tú también puedes unirte en este clamor al Padre, unidos a María Santisíma, para que el Espíritu Santo nos dé la capacidad y la luz de salvaguardar la vida y los valores morales y naturales que la dignidad de las personas demanda y hemos recibido de nuestro Padre Dios.

También estamos rezando un rosario cada día que hacemos normalmente en las primeras horas de la mañana aunque a veces, por premuras de tiempo, lo hacemos en otras horas del día. En el icono de la Virgen, debajo del rosario de todos los viernes, puedes encontrar el rosario correspondiente a cada día.
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sábado, 10 de marzo de 2018

CONCIENCIA TRANQUILA, MAL SÍNTOMA

Resultado de imagen de Lc 18,9-14 por Fano
No es buena señal tener la conciencia tranquila. Se oye mucho decir, tengo la conciencia tranquila y duermo como un lirón, pero, para un cristiano comprometido con su compromiso de Bautismo no es bueno estar tranquilo y relegado, porque el camino a recorrer exige esfuerzo, crecimiento y conversión, y eso despierta inquietud y desasosiego en el buen sentido de la palabra.

No se trata de vivir angustiado, pero sí en constante movimiento interior. En constante crecimiento de conversión y en permanente actualización de perfección. Por lo tanto, no es muy bueno, o mejor, nada bueno tener la conciencia tranquila, porque eso supone e indica que no necesitas médico de conciencia y que por ti mismo te bastas. Ese es el resultado de la parábola que hoy nos expone Jesús.

El uno, es decir, el fariseo se considera  un hombre bueno por todo lo que hace, como lo hace y cumple. Pero, se olvida de compartir su amor y misericordia con los que lo necesitan. Su acción es cumplir lo prescrito por la Ley sin más preocupación. El otro, el publicano, se manifiesta preocupado por sus faltas, sus limitaciones, sus torpezas y pecados. Y pide perdón.

Y Jesús nos dice que es el segundo, es decir, el publicano, quien sale justificado. Y agrega: Os digo que éste bajó a su casa justificado y aquél no. Porque todo el que se ensalce será humillado; y el que se humille será ensalzado. 

Gracias, Señor, por esta lección de humildad. Necesito ser humilde y reconocer que sin Ti nada soy, ni nada puedo. Necesito escudriñar en mi interior y descubrir todas mis lacras y lepras que minan mi alma y esclavizan mi cuerpo sometiéndome al pecado. Por eso, quiero pedirte perdón y suplicarte la Gracia de ser humilde y de experimentarme pecador. 

Pecador necesitado de conversión, que sólo Tú me puedes dar. Yo, Señor, te prometo esperar; no apartarme de tu lado y aguardar pacientemente tu señales e indicaciones, porque sé que lo que quieras de mí, con tu Gracia y por tu Espíritu estaré capacitado para cumplirlo. Amén.

martes, 7 de mayo de 2013

A PESAR DEL DOLOR DE TU PARTIDA, ¡GRACIAS SEÑOR!



Se nos viene el mundo encima, pero no hay otro camino. Es necesario que seamos capaces de tomar el reto de nuestra propia cruz. Es necesario morir para darnos en amor y por amor como hizo nuestro Señor. Sin muerte no hay frutos, y tomar ese camino de entrega total hasta la muerte si es preciso, no se puede superar sin la asistencia del Defensor, del Paráclito, de la asistencia del Espíritu Santo.

¡Ven Espíritu Santo, y dirige nuestros pasos por el camino de nuestra vida! Despejanos el horizonte y marcanos la ruta a seguir aunque aparezca a nuestra vista difícil y dura de recorrer. Contamos con tu fortaleza, con tu paciencia, con tus consejos, con tu inteligencia, con tu entendimiento, con tu sabiduría. Somos consciente que tenemos al mejor Defensor, único e invencible, y en, con y por Él saldremos victorioso de la batalla de nuestra vida.

Te damos gracias, Señor, por tus desvelos, por no dejarnos abandonados, por la promesa del Paráclito defensor y de tu ayuda incondicional que nos desvela el amor inmenso de tu Padre Dios que te ha enviado para liberarnos del Príncipe de este mundo.