Blogueros con el Papa

UN ROSARIO CADA VIERNES

Cada viernes, hora peninsular entre las 09, 30 y 10:30, en Canarias entre las 08:30 y 09:30, aproximadamente, y en cualquier otra parte del mundo la que mejor puedan elegir, nos unimos en el rezo del Rosario (VER AQUÍ) por la unidad de todos los creyentes, por la familia natural, hombre - mujer, por la vida y por la libertad de educación de los hijos.

Desde tu casa, online, desde tu trabajo, desde tu hospital y enfermedad, desde myfeeling, desde todas los colectivos y asociaciones, desde donde quieras que estés, tú también puedes unirte en este clamor al Padre, unidos a María Santisíma, para que el Espíritu Santo nos dé la capacidad y la luz de salvaguardar la vida y los valores morales y naturales que la dignidad de las personas demanda y hemos recibido de nuestro Padre Dios.

También estamos rezando un rosario cada día que hacemos normalmente en las primeras horas de la mañana aunque a veces, por premuras de tiempo, lo hacemos en otras horas del día. En el icono de la Virgen, debajo del rosario de todos los viernes, puedes encontrar el rosario correspondiente a cada día.
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lunes, 12 de marzo de 2018

MILAGROS CUANDO LA CIRCUNSTANCIA LO DEMANDAN

Resultado de imagen de Jn 4,43-54
Lo frecuente, quizás por nuestra vulnerabilidad y debilidad humana, es pedir milagros. Queremos ver cosas espectaculares que nos emocionen y nos asombren. Queremos ver para convencernos, y no cualquier cosa nos convence. Necesitamos milagros. Quizás, esa sea la razón, por la que acudimos a grandes oradores que nos aviven nuestra curiosidad y despierten nuestra fe estancada en las pruebas y milagros. Quizás sea esa la razón por la que buscamos lugares donde ocurran cosas extrañas o hayan curaciones.

Sí, sin lugar a duda, queremos ver algo excepcional y extraordinario que nos haga creer. Pedimos, no conversión, sino que se nos convierta con pruebas y milagros. Pero, Jesús, prefiere la fe. No hace milagros para convencernos, sino por compasión y necesidad de aquellas personas que lo necesitan. Tal es el caso del hijo del funcionario real del Evangelio de hoy. Jesús nos pide fe en Él, porque la fe exige confianza que nos dice la Verdad y que sus Palabras tienen verdadero cumplimiento.

Preguntarnos, ¿qué busco yo en Jesús? ¿Busco acaso que me demuestre que es Dios? ¿Busco que me pruebe su Poder y su Amor? ¿Busco que me convenza con pruebas, testimonios y milagros? Realmente, ¿qué busco? Sería una muy buena reflexión que me podría ayudar a encontrar el lugar de mi camino. Por donde voy en mi conversión. ¿He salido ya de Egipto?, ¿O estoy en el becerro de oro? 

¿Acepto la travesía por mi desierto y confío que el Señor me conduce a la tierra prometida? ¿Creo que Jesús es la Obra del Padre en el que ha puesto toda su complacencia y su Amén? ´¿Creo que Él es la Alianza del Padre y en Él tiene la plenitud de los tiempos? ¿O, todavía espero más pruebas, más milagros que me convenzan de que Jesús es el verdadero milagro de salvación?

Pidamos al Señor, convencidos como el funcionario real, que nos aumente nuestra fe y que creamos en Él sin pedir nada más. Porque, Él es el verdadero Hijo de Dios, el Mesías enviado, el amado y predilecto del Padre, que nos señala el camino y nos indica qué debemos hacer. Escuchémosle como nos dice el Padre en la presentación de Jesús en el Jordán. Amén.

miércoles, 24 de agosto de 2016

LLAMADOS A VER COSAS MAYORES



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Es promesa de Jesús, y su Palabra siempre tiene cumplimiento. De modo que, veremos cosas mayores. Y, de hecho, las estamos viendo, porque, ¿no es un milagro nuestra comunidad bloguera? ¿No es un milagro que nuestra fe se sostenga día tras día? ¿Y no es un milagro que la Iglesia siga firme y presente en el mundo pese a las persecuciones de todos los tiempos y de los actuales?

Lo que debe importarnos es responder a esa llamada de Jesús como lo hizo Natanael. ¿Somos nosotros personas sin dobleces, sin segundas intenciones? ¿Somos personas de las que se puede fiar otro? ¿Somos personas sinceras, transparentes y cargadas de buenas intenciones y limpio corazón? Porque para responder al Señor necesitamos tener un corazón de esa magnitud.

Por eso, y por muchas más cosas, Señor, te pedimos que nos transformes y nos des un corazón como el de Natanael, cargado de buenas intenciones y de honradez. Un corazón capaz de abrirse a la verdad y rendirse ante lo justo y verdadero. Un corazón capaz de descubrirse y proclamar: «Rabbí, tú eres el Hijo de Dios, tú eres el Rey de Israel».

Danos, Señor, la Gracia de poder proclamar tu Palabra y confesarte como el Hijo de Dios a todos los hombres que caminan en nuestra vida. Abre mi vida a la verdad y justicia, para que transmita verdad y justicia y transparente tu Palabra, Señor, para que todos los hombres te conozcan como el Hijo de Dios Vivo. Amén.