Blogueros con el Papa

UN ROSARIO CADA VIERNES

Cada viernes, hora peninsular entre las 09, 30 y 10:30, en Canarias entre las 08:30 y 09:30, aproximadamente, y en cualquier otra parte del mundo la que mejor puedan elegir, nos unimos en el rezo del Rosario (VER AQUÍ) por la unidad de todos los creyentes, por la familia natural, hombre - mujer, por la vida y por la libertad de educación de los hijos.

Desde tu casa, online, desde tu trabajo, desde tu hospital y enfermedad, desde myfeeling, desde todas los colectivos y asociaciones, desde donde quieras que estés, tú también puedes unirte en este clamor al Padre, unidos a María Santisíma, para que el Espíritu Santo nos dé la capacidad y la luz de salvaguardar la vida y los valores morales y naturales que la dignidad de las personas demanda y hemos recibido de nuestro Padre Dios.

También estamos rezando un rosario cada día que hacemos normalmente en las primeras horas de la mañana aunque a veces, por premuras de tiempo, lo hacemos en otras horas del día. En el icono de la Virgen, debajo del rosario de todos los viernes, puedes encontrar el rosario correspondiente a cada día.
Mostrando entradas con la etiqueta privilegios. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta privilegios. Mostrar todas las entradas

sábado, 30 de mayo de 2020

MUY POR DEBAJO DE MIS POSIBILIDADES

Enseñen a los nuevos discípulos a obedecer todos los mandatos que ...
Soy un privilegiado, pero, quizás, mi mayor problema es que no me ha dado cuenta. Y no sólo eso, sino que tampoco sé dónde está mi privilegio. Porque, si pienso que está en el mundo me equivoco. El mundo me ofrece caducidad en todo lo que me puede dar, y mentiras y espejismos que, igual que aparecen desaparecen y queda el vacío, la desolación y la infelicidad.

Puedo pensar también que mi privilegio está en mis conocimientos, mi formación y preparación. También en el poder o la riqueza, o en la buena vida, las comodidades y los placeres. Pues bien, tanto en unos como en otros, vuelvo a equivocarme. La realidad me lo demuestra porque, en el mejor de los casos y pensando que todo vaya bien, lo que nos espera es la vejez y la enfermedad. Y, por mucho que tarde, son unos cuantos años que se van tan deprisa como que ya tenemos x años y no nos hemos dado cuenta como han pasado.

No, nada de eso. El mundo no me puede ofrecer esa felicidad eterna que busco, ni tampoco esa plenitud de gozo que tanto ansío. No, definitivamente, No. Así sí que puedo decir con toda garantía que no es no, porque mi privilegio es ser hijo de Dios y de tener la oportunidad de poder seguirle en el esfuerzo de hacer y cumplir su Voluntad, porque, sí, en eso consiste la plena felicidad eterna, en estar junto a Él y conocerle. 

Por eso, mi mayor privilegio es descubrir los talentos que me han sido regalados y, siguiendo a Jesús, ponerlos en acción de forma de colaborar al bien y la verdad. Ese es el gran privilegio que tengo que descubrir, que tampoco voy solo, porque solo estaría perdido al quedar a merced del príncipe de este mundo - demonio - sino que me acompaña el Espíritu Santo, enviado por el Padre, para alumbrarme el camino que, Jesús, me ha dejado señalado.

Te pido, Padre, que me des la sabiduría de saber ponerme en brazos del Espíritu Santo para que, dirigido por Él supere todos los obstáculos y peligros que el mundo me presenta. Gracias Señor.

jueves, 25 de julio de 2013

LA LUCHA DE SUBIR Y SUBIR



No podemos evitar querer estar por encima del otro. Nuestra natural inclinación es ser más que el otro y nos satisface estar más arriba y ocupar puestos de mayor relevancia. De forma natural, el prestigio, el título, el reconocimiento y el poder son adornos que nos orgullece y nos atrae poderosamente.

Juan y Santiago, los hijos de Zebedeo, no estaban ajeno a estas inclinaciones. Ambos, que habían sido muy generosos, aspiraban a lo más alto, y por eso su madre le pide a Jesús que les dé el privilegio de estar a su derecha y a su izquierda. Quizás nosotros también, de alguna forma, pidamos privilegios para nosotros sin tener en cuenta a los demás.

Pedimos ser excluidos de pasar por la cruz y de sufrir adversidades en nuestra vida. Es lógico, pero sabemos que tendrán que llegar tarde o temprano. La cruz es el camino que nos conduce a la salvación, y no recorrerlo es negarlo a salvarnos. Pidamos, por tanto, fuerzas y sabiduría para saber recorrerlo y aceptarlo, porque en la medida que, injertados, ¡nunca solos!, en Jesús, como el sarmiento en la vid, podremos avanzar y crecer en Gracia y en la Voluntad de Dios.