Blogueros con el Papa

UN ROSARIO CADA VIERNES

Cada viernes, hora peninsular entre las 09, 30 y 10:30, en Canarias entre las 08:30 y 09:30, aproximadamente, y en cualquier otra parte del mundo la que mejor puedan elegir, nos unimos en el rezo del Rosario (VER AQUÍ) por la unidad de todos los creyentes, por la familia natural, hombre - mujer, por la vida y por la libertad de educación de los hijos.

Desde tu casa, online, desde tu trabajo, desde tu hospital y enfermedad, desde myfeeling, desde todas los colectivos y asociaciones, desde donde quieras que estés, tú también puedes unirte en este clamor al Padre, unidos a María Santisíma, para que el Espíritu Santo nos dé la capacidad y la luz de salvaguardar la vida y los valores morales y naturales que la dignidad de las personas demanda y hemos recibido de nuestro Padre Dios.

También estamos rezando un rosario cada día que hacemos normalmente en las primeras horas de la mañana aunque a veces, por premuras de tiempo, lo hacemos en otras horas del día. En el icono de la Virgen, debajo del rosario de todos los viernes, puedes encontrar el rosario correspondiente a cada día.
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lunes, 29 de febrero de 2016

TÚ LO HAS DICHO, SEÑOR: SEREMOS RECHAZADO COMO TE HA OCURRIDO A TI



Esa es la profecía y es Palabra de Dios. Ningún profeta es bien recibido en su tierra y así le ha ocurrido a Él y ocurrirá con nosotros. Y lo experimentamos en nuestra propia casa, pueblo, ciudad y conocidos. No somos valorados ni tenidos en cuenta.

Son los desconocidos, los forasteros y los de otros lugares los que escuchan nuestras humildes palabras y los que le dan valor. Sucedió con la viuda de Sarepta y Naamán el sirio, paganos, pues no pertenecían al pueblo de Israel. Y, no sólo no escuchan, sino que se llenan de ira y amenazan incluso con la muerte.

Y eso lo sentimos dentro de nuestro propio corazón. Es el sometimiento al mal del pecado original con el que nacemos, pero que podemos purificar con el agua y el Espíritu en el Bautismo. Y que podemos, en la asistencia del Espíritu Santo, mantener alejado de nosotros. Pidamos esa Gracia confiados y esperanzados en la Misericordia de nuestro Padre Dios, para que transforme nuestro corazón de piedra en un corazón de carne abierto a la acción del Espíritu Santo.

En esta esperanza, Señor, ponemos todo nuestros pecados en tus Manos para que, llenos de tu Gracia y de tu Misericordia, queden purificados y limpios de toda mala intención, renovando así nuestros corazones de hombres viejos en hombres nuevos según tu Voluntad. Abiertos a tu Gracia y a la acción de tu Espíritu.

En esa confianza y esperanza permanecemos atentos, perseverantes y sin desfallecer, agarrados a tu Espíritu y constantes en la oración y sacramentos, a pesar de nuestras oscuridades, dudas y tribulaciones, sabiendo que Tú estás con nosotros y tienes Palabra de Vida Eterna. Así de esta forma, Señor, esperamos tu regreso. Amén.

lunes, 9 de marzo de 2015

LO NUESTRO NOS CUESTA MÁS



Supongo que es algo natural, la mancha del pecado original, que nos predispone al rechazo de lo nuestro, de lo cercano y conocido. Porque siempre nos cuesta aceptar más lo que nace de nuestro entorno que aquello que viene de afuera. En este sentido hay refranes que nos ayudan a cambiar esta tendencia natural: "Es mejor un ruin conocido, que un bueno por conocer".

Sin embargo, lo natural es que nos inclinemos al bueno por conocer aún a riesgo de que sea peor que lo que tenemos en casa. Hacemos bueno el refrán: "Nadie es profeta en su tierra". Ocurre, entonces, que nuestro testimonio y predicación tiene mejor acogida fuera de nuestro pueblo que dentro. Así son la viuda de Sarepta y el sirio Naamán, extranjeros, los que se ven beneficiados por el favor del Señor.

Y nos cuesta aceptarlo. Y hoy posiblemente ocurre lo mismo. Muchos que están alejados de la Iglesia pueden estar más cerca del Señor hasta el punto de recibir su bendición. Porque la proximidad o lejanía no responde a las prácticas o rezos, sino a las intenciones del corazón. Y el Señor sabe lo que cada uno realmente guarda en su corazón.

Por eso Señor, te pido perdón de todos mis pecados, y soy consciente de la necesidad que tengo de convertir mi corazón. Experimento mis propias limitaciones y la impotencia de no poder convertirme sin tu Gracia. Doblega mi malas intenciones y transforma mi corazón, para que la proximidad de estar cerca de Ti se corresponda también con el sentimiento y deseos de mi corazón. Amén.