Blogueros con el Papa

UN ROSARIO CADA VIERNES

Cada viernes, hora peninsular entre las 09, 30 y 10:30, en Canarias entre las 08:30 y 09:30, aproximadamente, y en cualquier otra parte del mundo la que mejor puedan elegir, nos unimos en el rezo del Rosario (VER AQUÍ) por la unidad de todos los creyentes, por la familia natural, hombre - mujer, por la vida y por la libertad de educación de los hijos.

Desde tu casa, online, desde tu trabajo, desde tu hospital y enfermedad, desde myfeeling, desde todas los colectivos y asociaciones, desde donde quieras que estés, tú también puedes unirte en este clamor al Padre, unidos a María Santisíma, para que el Espíritu Santo nos dé la capacidad y la luz de salvaguardar la vida y los valores morales y naturales que la dignidad de las personas demanda y hemos recibido de nuestro Padre Dios.

También estamos rezando un rosario cada día que hacemos normalmente en las primeras horas de la mañana aunque a veces, por premuras de tiempo, lo hacemos en otras horas del día. En el icono de la Virgen, debajo del rosario de todos los viernes, puedes encontrar el rosario correspondiente a cada día.
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domingo, 19 de febrero de 2017

SENTIMIENTOS Y VOLUNTADES

Todos experimentamos sentimientos sin poderlo evitar. Entran y salen y vuelven hacerlo cuando les plazca según reciben estímulos o sensaciones del exterior. Y nos hacen sentirnos bien o mal dependiendo del resultado de lo que suceda o nos pase. A un estímulo malo nos enfurecemos y nos violentamos. Y quizás respondemos mal. Y lo contrario cuando recibimos buenos estímulos que nos agradan y nos sientan bien.

Eso hace que, algunas veces estemos bien y otras mal. Eso hace que, algunas veces sonriamos y otras nos pongamos huraños y enfadados. Eso hace que experimentemos odio y deseos de venganza. 

Por eso, es de sentido común pensar que Dios nos haya dotado de voluntad. Voluntad para decidir poner remedio a esos sentimientos. Y eso explica también lo de nuestra libertad. Somos capaces de poder decidir contra esos sentimientos, y tratar de dominarlos. Tanto los buenos como los malos. Porque tanto unos como otros pueden traer consecuencias graves. Los buenos, moderándolos y no dejarlos expresarse de forma muy efusiva o excesiva, y los malos, controlándolos y transformándolos en actos buenos.

Porque de eso se trata cuando hablamos del amor. Amar no consiste en buenas palabras, afectos, caricias, buenas caras...etc. Amar consiste en hacer el bien, y, fundamentalmente, devolver bien por mal. Amar consiste en convertir esos sentimientos malos que nos producen dolor, odio y venganza, en actos buenos, de solidaridad, de paz y bondad. Incluso, a pesar de que dentro sigamos experimentando ese sentimiento de odio y venganza. Es dejarte crucificar en tu propia cruz para devolver, por cada clavo que entra en tu cuerpo, un bien que pueda transformar el corazón del otro.

Pidamos esa sabiduría de saber amar, aceptando eso sentimientos que nos provocan odio y venganza, y, controlándolos, ir los convirtiendo en correspondencia de actos de bondad, de justicia, de paz y de amor. Porque en eso consiste el amar, y esa es la Voluntad de Dios. Amén.

viernes, 14 de junio de 2013

LIMPIA MI CORAZÓN DE MALAS INTENCIONES



Los sentimientos son incontrolables, de tal forma que entran y salen a capricho. Sé que no debo tomar  azúcar, pues será malo para los diabéticos, pero, aún sabiéndolo, somos vencidos por la tentación en muchos momentos. Incluso con todo lo que supone de peligro para nuestra integridad física. 

De la misma forma, ocurre con otras cosas que nos acontece en nuestra vida. Los sentimientos no podemos controlarlos, pero sí aceptarlos o rechazarlos. Con nuestra voluntad podemos dejarlos anidar en nuestro corazón, o por el contrario rechazarlos tratando de que de la misma manera que han entrado, salgan de nuevo por la puerta de atrás. Sin hacer bulla ni escándalo. Sin que se note ni tengan consecuencias.

Para ello tenemos la asistencia del Espíritu Santo que nos ayuda, nos fortalece y nos permite salir victorioso de la batalla de cada día. Somos libres, y tenemos voluntad, pues con ellas podemos luchar para, si no controlar, sí impedir que los sentimientos pecaminosos e impuros se establezcan en nuestro corazón.

Pidamos al Espíritu Santo, por intercesión de nuestra Madre la Virgen, que sepamos confiar, serenarnos, tener paciencia y nunca perder las esperanzas de resistirnos a que los sentimientos del mundo, demonio y carne nos pierdan de aguardar la venida del Señor con la esperanza de sentirnos redimidos y salvados por su Misericordia. Amén.