Rezar por la familia es rezar por el bien de todos los pueblos, y eso significa que rezamos por el bien del hombre y de la humanidad. Porque, los pueblos están formados por familias, y protegiendo y salvaguardando a las familias, protegemos y salvaguardamos los pueblos. Nada puede estar más claro. La célula de la sociedad es la familia.
No me cansaré de advertir, porque aunque lo saben, no lo hacen, que el mejor proyecto político de un gobierno es proteger en toda su dimensión a la familia. Porque son las familias las que sostienen el paro, dan trabajo, educan a los hijos, forman y forjan hombres y mujeres de bien, perpetuán la especie, edifican los pueblos, hacen la paz y construyen una sociedad justa, solidaria y en paz.
No hay ningún otro proyecto que se le iguale. Le dan muchas vueltas a otros planteamientos políticos que son incompletos, porque sólo en la familia se consigue atender a todos los problemas en su conjunto. Es la familia, hombre y mujer, la que hace que los pueblos progresen y crezcan, no sólo económicamente, sino en espíritu y fraternidad. Porque sólo en la familia el hombre es educado para vivir en la verdadera libertad que busca el bien común.
Juan Pablo II, en su Carta apostólica El Rosario de la Virgen María, ha vuelto a destacar la importancia capital que tiene la familia como fundamento de la Iglesia y de la sociedad humana, y nos ha pedido que recemos por la familia y que recemos en familia con el Santo Rosario para revitalizar esta institución. Si la familia va bien, la sociedad y la Iglesia irán bien.
Desde este rincón para orar, cada viernes, rezamos un Rosario en defensa de la familia y de la vida. Pidamos luz para los gobernantes para que se decidan a proteger a la familia como la mejor solución para proteger a los pueblos. Amén.