Blogueros con el Papa

UN ROSARIO CADA VIERNES

Cada viernes, hora peninsular entre las 09, 30 y 10:30, en Canarias entre las 08:30 y 09:30, aproximadamente, y en cualquier otra parte del mundo la que mejor puedan elegir, nos unimos en el rezo del Rosario (VER AQUÍ) por la unidad de todos los creyentes, por la familia natural, hombre - mujer, por la vida y por la libertad de educación de los hijos.

Desde tu casa, online, desde tu trabajo, desde tu hospital y enfermedad, desde myfeeling, desde todas los colectivos y asociaciones, desde donde quieras que estés, tú también puedes unirte en este clamor al Padre, unidos a María Santisíma, para que el Espíritu Santo nos dé la capacidad y la luz de salvaguardar la vida y los valores morales y naturales que la dignidad de las personas demanda y hemos recibido de nuestro Padre Dios.

También estamos rezando un rosario cada día que hacemos normalmente en las primeras horas de la mañana aunque a veces, por premuras de tiempo, lo hacemos en otras horas del día. En el icono de la Virgen, debajo del rosario de todos los viernes, puedes encontrar el rosario correspondiente a cada día.

domingo, 18 de noviembre de 2018

PENULTIMO DOMINGO DEL AÑO LITURGICO

Resultado de imagen de Luades del XXXIII domingo del tiempo ordinario

Himno

Es domingo; una luz nueva
resucita la mañana
con su mirada inocente,
llena de gozo y de gracia.

Es domingo; la alegría
del mensaje de la Pascua
es la noticia que llega
siempre y que nunca se gasta.

Es domingo; la pureza
no solo la tierra baña
que ha penetrado en la vida
por las ventanas del alma.

Es domingo; la presencia
de Cristo llena la casa:
la Iglesia, misterio y fiesta,
por él y en él convocada.

Es domingo; «este es el día
que hizo el Señor», es la Pascua,
día de la creación
nueva y siempre renovada.

Es domingo; de su hoguera
brilla toda la semana
y vence oscuras tinieblas
en jornadas de esperanza.

Es domingo; un canto nuevo
toda la tierra le canta
al Padre, al Hijo, al Espíritu,
único Dios que nos salva. Amén.


LAUDES del XXXIII domingo del tiempo ordinario

sábado, 17 de noviembre de 2018

PEDIR ES NECESARIO

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No podemos pasar esta vida sin pedir. Lo necesitamos imperiosamente y de forma vital. Imprescindible, diría yo, pues nuestro camino es lucha diaria por avanzar desde la imperfección a la perfección. Y eso no podemos lograrlo sin el auxilio del Espíritu Santo. Somos seres imperfectos y, por nosotros mismos, no podemos perfeccionarnos. Se hace necesario el auxilio de la Perfección - el Espíritu Santo -  para alcanzar la perfección.

Ese es el camino hacia la santidad, ser perfectos como mi Padre Celestial es Perfecto - Mt 5, 48 - nos dice el Señor. Y ese debe ser nuestro objetivo y camino. De ahí la necesidad de nuestra insistencia y lo vital y fundamental que es para nuestro camino y vida. Y lo importante que esté apoyada en nuestra fe. Una fe que se deja ver en los gestos y actuaciones de nuestro camino.

Pedirle al Padre en justicia y verdad lo que verdaderamente necesitamos, tanto para la vida como para alcanzar esa santidad querida y perseguida como objetivo principal y primero de nuestro camino y como consecuencia de nuestra fe. Y, en esa lucha y camino de cada día no desfallecer, a pesar de que no veamos respuestas ni resultados, porque el Señor sabe el cómo y cuándo, la hora y el momento que nos conviene.

Una cosa es segura, el Señor nos escucha y nos responderá siempre. A nosotros nos toca aguardar con verdadera paciencia y, sobre todo, fe. Aprovechamos este momento del rincón de oración para pedirle, eso, fe y mucha paciencia y confianza. Sabemos, Padre, que eres bueno, que nos quiere y nos escucha, y que nos darás todo aquello que nos viene bien para nos desviarnos del verdadero camino que nos lleva a tu Casa.

Danos, Señor, la fuerza, la voluntad, la sabiduría, la perseverancia y la constancia de no desfallecer, e insistir con fe y confianza en pedirte lo que verdaderamente necesitamos, para alcanzar el Perdón y la Misericordia y permanecer a tu lado en gozo y plenitud hasta la Eternidad. Amén.

viernes, 16 de noviembre de 2018

¿SABEMOS REALMENTE QUÉ BUSCAMOS?



Resultado de imagen de Lc 17,26-37
HOY A LAS 09:00 HORA PENINSULAR, 08:00 HORA CANARIA, REZO DEL SANTO ROSARIO POR LA DEFENSA Y UNIDAD DE LA VIDA Y LA FAMILIA. ÚNETE A LA HORA QUE PUEDAS Y DESDE DONDE PUEDAS.


Pararnos y preguntarnos ¿a dónde vamos? es algo que necesitamos urgentemente. Sobre todo los que no lo hacen, porque, sucede que caminamos y no sabemos a dónde realmente vamos. El camino, a pesar de que parece largo y no se ve el horizonte, engaña y está más cerca de lo que creemos. Para muchos puede estar a la vuelta de la esquina, y para otro un poco más lejos. Pero, tanto para uno como para otros llega sin darnos cuenta. Y cuando llega ya no hay tiempo ni remedio.

Eso nos exige estar preparado, porque el final todos lo conocemos, pero no sabemos la hora, el momento ni tampoco el resultado. Resultado que estará en consonancia con lo que has hecho de tu vida respecto al tiempo. ¿Dónde lo has gastado? ¿Cómo lo has empleado y de qué forma? En base a eso tendrás tu respuesta. Porque, te puede ocurrir que lo has tomado para ti, para satisfacer tus caprichos, tus apegos, tus satisfacciones y diversiones, pensando solamente en ti. Y, claro, has tenido ya el cielo, por decirlo de alguna manera que has elegido y querido.

La advertencia de hoy de la Palabra de Dios es escalofriante. Y no quiere asustarnos sino advertirnos, porque estaría mal cogernos por sorpresa sin avisarnos. Nos advierte con toda buena intención de lo que nos puede pasar. Somos libres y podemos gastar nuestra vida como queramos, pero también somos responsables y tendremos que asumir el camino que hemos elegido. 

Por eso, consciente de lo que nos cuesta enderezarnos y vivirlo en la Voluntad de Dios, unidos en oración, elevamos al Padre nuestras súplicas para pedirle que nos ilumine, nos dé sabiduría y fortaleza para gastar nuestro tiempo en servir y ayudar al necesitado. Es un camino duro, preocupante y de servicio. Sobre todo de renuncia, pero seguro de que cuando llegue el momento final seremos gratamente sorprendidos y acogidos en la Gloria de Dios Padre. Eso te pedimos, Señor, confiados en tu Amor y Misericordia. Amén.

jueves, 15 de noviembre de 2018

DENTRO DE MI CORAZÓN

Resultado de imagen de Lc 17,20-25
El hombre no puede escapar a la incertidumbre de su destino. Sabe con certeza que le llegará la hora de su muerte y, mirar para otro lado es echar más angustia a su destino vital. La vida, nuestra vida mundana, tiene un tiempo y, como todo tiempo, se acaba y se agota. La pregunta que brota desde lo más profundo de nuestros corazones es: ¿Vale la pena tanta ambición, poder, riquezas o bienes para luego perder el alma, la vida eterna en gozo y plenitud?

Esa es la cuestión, medir bien nuestros pasos y reflexionar sobre el verdadero Tesoro, aquel que da la felicidad, no para un poco de tiempo, sino para siempre, la eternidad. Por lo tanto, no andemos preocupados por las cosas de este mundo ni tampoco por el momento final. El Reino de Dios está presente en nosotros mismos y, desde ese momento, podemos empezar a saborearlo con el gusto de sabernos asistidos por el Espíritu Santo y la Misericordia del Padre Dios.

Es verdad que el camino no es fácil ni cómodo, pero ese es el precio de lo que nos espera y a lo que aspiramos. Seguir a Jesús es el Camino, la Verdad y la Vida, y en Él está el Reino de Dios, que se nos hace presente cada día. Estemos vigilante cada día en la presencia de Dios, que nos ve y sabe todo lo concerniente a nosotros, exteriormente e interiormente. Sabe y ve lo que hacemos y también lo que pensamos. Por lo tanto, tranquilos y confiados en su Manos.

Vigilantes de vivir en su Voluntad cada instante de nuestras vidas y no preocuparnos por su llegada, porque será repentina y clara: «El Reino de Dios viene sin dejarse sentir. Y no dirán: ‘Vedlo aquí o allá’, porque el Reino de Dios ya está entre vosotros». «Días vendrán en que desearéis ver uno solo de los días del Hijo del hombre, y no lo veréis. Y os dirán: ‘Vedlo aquí, vedlo allá’. No vayáis, ni corráis detrás. Porque, como relámpago fulgurante que brilla de un extremo a otro del cielo, así será el Hijo del hombre en su día.

miércoles, 14 de noviembre de 2018

SIMPLEMENTE GRACIAS, SEÑOR

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Pasamos por la vida de forma indiferente sin darnos cuenta de tantas cosas que nos suceden y que tenemos que agradecer. Pocas veces o nunca nos hemos sentido necesitados de dar gracias por la vida, la familia, la sociedad en la que vivimos, los amigos, los hijos, el trabajo, la salud y muchas cosas más. Dar gracias porque, a aunque todo no sea tan perfecto o hayan dificultades y desgracias, tenemos siempre su Palabra de salvación. Gracias Señor.

Gracias porque, a pesar del deterioro de la vida y la certeza de la muerte, tenemos la esperanza de la Resurrección que Tú, Señor, nos has prometido. Gracias, Señor, por ese compromiso de amor que Tú sostienes con paciencia y fidelidad. Gracias, Señor, por la fe, por la voluntad, por la paciencia, por el deseo de seguirte y de servirte en los hermanos. Gracias Señor.

Pero, también aprovechamos para pedirte, Señor. que nos des la humildad de sabernos agradecidos y privilegiados por tu Amor y por tus deseos de salvación para todos. Gracias Señor, no sólo por la salud del cuerpo sino también por la salud del alma. Porque, ella es la importante, la que nos lleva a Ti y la que debemos mantener limpia de todo pecado. Y la que sólo tú nos salva.

Danos, Señor, la sabiduría de ser agradecidos y de darnos cuenta de tu Amor y de que todo lo que tenemos nos viene de tu Gracia y Misericordia. Danos, Señor, la inteligencia para comprender que no merecemos nada y que todo lo recibido es pura Gracia tuya. Perdona, Señor, todos nuestros pecados y nuestras ingratitudes de siervos inútiles que somos. 

Sin saber lo que decir, quiero, Señor, permanecer en silencio ( voluntariamente guardar dos minutos en silencio) delante de Ti como un pobre gesto de postrarme ante tus pies y darte gracias por todo. Amén.

martes, 13 de noviembre de 2018

TODO LO QUE HACEMOS ES NUESTRA RESPONSABILIDAD

Resultado de imagen de Lc 17,7-10 por Fano
No hacemos nada sino lo que realmente tenemos que hacer. Somos siervos inútiles, a pesar de nuestra arrogancia y suficiencia. Todo es pura Gracia de Dios, porque de Él somos y a Él vamos. Pero, la arrogancia del hombre, pura criatura de Dios, es grande hasta el punto de revelarse y rechazar el Amor de Dios. Somos tan necios que pensamos que merecemos por nuestras obras, cuando la realidad es que todo lo que tenemos es puro regalo y don de Dios.

Sobran las palabras y las explicaciones, así que postrados con verdadera humildad damos gracias a nuestro Padre Dios por todo lo que somos y hemos recibido. Le damos gracias por la vida, por la capacidad de trabajar, por el trabajo y todo lo que recibimos de la naturaleza para nuestra vida. Le damos gracias por la solidaridad entre los hombres, por el aire que respiramos, por las plantas, los árboles y la inteligencia que nos ha dado para administrar y utilizar todo los recursos de la naturaleza para nuestro bien.

También te pedimos por la sabiduría de sabernos tus siervos y estar agradecidos por todo lo recibido. Y por sostenernos en tu presencia y gratitud. Te pedimos nos des la humildad de sabernos siervos y no merecer nada sino lo que Tú a bien nos quieres dar. Gracias, Señor, porque sabemos que nos quiere y nos das todo lo que necesitamos para subsistir y peregrinar hacia Ti. Porque, por los méritos de tu Hijo, nuestro Señor Jesucristo, hemos sido rescatados para tu Gloria, Dios Padre, de forma gratuita y sin ningún merecimiento.

Y te pedimos ahora, Señor, aprovechando este rincón de oración, que nos des la fuerza, la fortaleza y la sabiduría de ser agradecidos y de no esperar, creyéndonos con derechos, nada por merecimientos, sino por pura Gracia de tu bondad y misericordia infinita. Y de aceptar y recoger todo lo que Tú, Señor, nos das, porque eso es lo mejor para nuestro bien y felicidad. Gracias Señor. Amén.

lunes, 12 de noviembre de 2018

NECESIDAD DE PERDONAR

Resultado de imagen de Lc 17,1-6
Hay de aquel que escandalice...
Sé que tengo que perdonar, y también sé lo difícil que se hace el perdón. Lo sé por propia experiencia, tanto por cuanto me ha tocado a mí darlo como cuando necesito recibirlo por mis ofensas y pecados. Perdonar es el problema de cada día y la causa de muchas separaciones y enfrentamientos. Por motivos de perdón están los juzgados llenos y los pleitos en todas las esquinas. Indudablemente, la paz es cosa tuya y mía, porque en la medida que perdonemos el mundo será mejor y habrá más paz.

Ahora, ¿te ves tú capaz de perdonar graves ofensas? Empecemos por reflexionar sobre las ofensas que hemos hecho primero nosotros. ¿Nos parecen graves? ¿Y pedimos perdón? ¿Nos gustaría que nos perdonasen? ¿Creemos merecer ese perdón? Sabemos por la Revelación, Jesús, el Señor, nos lo ha revelado en el Evangelio, su Palabra, que la Misericordia de nuestro Padre Dios es Infinita, y que si nos arrepentimos estamos perdonados.

Indudablemente, no por nuestros méritos, sino por los méritos que Él, nuestro Señor Jesús, ha pagado, con su Pasión y Muerte, por el rescate y perdón de todos nuestros pecados. Por tanto, sin merecerlo estamos perdonados. ¿No debemos hacer nosotros un esfuerzo para perdonar también a quienes nos han ofendido? Porque, ese perdón que nuestro Padre Dios nos da será en la medida que nosotros también perdonemos a quienes nos han ofendido. Por lo tanto, vale la pena intentarlo.

Ahora, la diferencia está en que quieras intentarlo tú por tus propias fuerzas o intentarlo agarrado y asistido por la Gracia de Dios. La diferencia está en que te atrevas a intentarlo auxiliado por el Espíritu Santo, porque, con Él podrás supera tu soberbia y tu suficiencia y alcanzar perdonar y ser perdonado. Pidamos esa Gracia, porque el perdón es una Gracia de Dios. Una Gracia que se apoya en nuestra, don del Señor, pero en la que también nosotros tenemos algo de participación por la responsabilidad de nuestra libertad. 

Ser libre implica y exige respuestas responsables. Y, si creemos en la Palabra del Señor y nos agarramos a ella, todo lo demás serán añadidura que podemos ir superando con paciencia y perseverancia. Porque, el Señor es el Camino, la Verdad y la Vida. Amén.