Blogueros con el Papa

UN ROSARIO CADA VIERNES

Cada viernes, hora peninsular entre las 09, 30 y 10:30, en Canarias entre las 08:30 y 09:30, aproximadamente, y en cualquier otra parte del mundo la que mejor puedan elegir, nos unimos en el rezo del Rosario (VER AQUÍ) por la unidad de todos los creyentes, por la familia natural, hombre - mujer, por la vida y por la libertad de educación de los hijos.

Desde tu casa, online, desde tu trabajo, desde tu hospital y enfermedad, desde myfeeling, desde todas los colectivos y asociaciones, desde donde quieras que estés, tú también puedes unirte en este clamor al Padre, unidos a María Santisíma, para que el Espíritu Santo nos dé la capacidad y la luz de salvaguardar la vida y los valores morales y naturales que la dignidad de las personas demanda y hemos recibido de nuestro Padre Dios.

También estamos rezando un rosario cada día que hacemos normalmente en las primeras horas de la mañana aunque a veces, por premuras de tiempo, lo hacemos en otras horas del día. En el icono de la Virgen, debajo del rosario de todos los viernes, puedes encontrar el rosario correspondiente a cada día.

lunes, 9 de agosto de 2021

SALVAME, SEÑOR, DE LAS DISTRACCIONES DE ESTE MUNDO

 

No pertenecemos a este mundo, pues esperamos llegar a ese mundo que Jesús, el Hijo de Dios, nos ha prometido y nos prepara un lugar tan extraordinario que no podemos imaginar. Pero, el camino no será fácil, nos lo ha estado diciendo en estos pasados días. Son caminos de Pascua y de Pasión. Como Él también tenemos nosotros que padecer y sufrir. Ha y muchos obstáculos que el mundo - este mundo - nos pone para que permanezcamos dormidos a la hora de abrirse esa puerta en la hora de nuestra llamada y, dormidos, perdamos la oportunidad de entrar.

La parábola que el Evangelio nos relata hoy de boca de Jesús nos lo expone muy claramente. Pidamos, pues, la Gracia de permanecer vigilantes mientras caminamos hacia esa puerta. Estemos preparados con nuestras alcuzas bien repletas de aceite para que, llamados por el Novio, acudamos prestos en el momento que se abra la puerta de nuestra hora final.

No nos resultará fácil permanecer vigilantes y preparados. Este mundo donde permanecemos y por el que caminamos hacia el que nos invita Jesús, quiere retenernos y nos seduce con muchas tentaciones que nos distraen y nos entretienen despistándonos hasta adormecernos cuando la puerta de nuestra vida se abra. Tengamos el coraje y la fortaleza de estar siempre vigilantes y atentos y para ello imploremos siempre al Espíritu Santo para que nos dé fortaleza, sabiduría y paz. De modo que, este mundo, no nos distraiga ni nos adormece cuando el Novio abra la puerta y nos llame.

domingo, 8 de agosto de 2021

Laudes - XIX Domingo del Tiempo Ordinario Ciclo B


 

 

Creador sempiterno de las cosas,
Que gobiernas las noches y los días,
Y alternando la luz y las tinieblas
Alivias el cansancio de la vida.

Invocando a la luz desde las sombras
El heraldo del sol alza sus voces:
Nocturna claridad de los viajeros,
Que separa la noche de la noche.

Al oírlo el lucero se levanta
Y borra al fin la obscuridad del aire,
Con lo cual el tropel de los espíritus
Malignos pone fin a sus maldades.

Con esta voz que al nauta reanima
Las olas del océano se calman,
Con esta voz hasta la misma piedra
De la Iglesia se acuerda de su falta.

El gallo canta y llama a los dormidos
Increpa a los poltrones y reprende
A los que se resisten a su canto.
Levantémonos, pues, resueltamente.

Canta el gallo y renace la esperanza,
Retorna la salud a los heridos,
El puñal del ladrón vuelve a la vaina
Y la fe se despierta en los caídos,

Pon tus ojos, Señor, en quien vacila,
Y que a todos corrija tu mirada:
Con ella sostendrás a quien tropieza.
y harás que pague su delito en lágrimas,

Alumbra con tu luz nuestros sentidos,
Desvanece el sopor de nuestras mentes,
y sé el primero a quien, agradecidas,
Se eleven nuestras voces cuando suenen.

Glorificado sea el Padre eterno,
Así como su Hijo Jesucristo
Y así como el Espíritu Paráclito,
Ahora y por los siglos de los siglos. Amén.

sábado, 7 de agosto de 2021

¡DANOS, SEÑOR, LA FE QUE NECESITAMOS PARA CREER EN TI!

 

Por nuestros propios medios no podemos creer. El Misterio del Señor no entra dentro de nuestra cabeza. Eso sí, podemos utilizar nuestra razón para entender que el Señor nos ha creado y nos ofrece esa salvación eterna que experimentamos y sentimos dentro de nuestro corazón. Pero, nuestra naturaleza es débil, fácil de someter por las seducciones mundanas y nuestras propias apetencias. Entonces, necesitamos el don de la fe para poder afirmar nuestra fe y creer, Señor, en tu Palabra.

Las pruebas a las que no somete este mundo nos exigen arriesgarnos, confiar y fiarnos del Señor. Su Palabra nos toca el corazón y nos dice que también nosotros pensamos eso y deseamos eso. Todos anhelamos encontrar la felicidad y la Vida Eterna. Es lo que no ofrece el Señor y, de buena gana, nosotros lo deseamos, lo queremos y lo buscamos. 

Cierto es que caminamos en un mar de dudas y no nos es nada fácil. Experimentamos tentaciones y seducciones de todo tipo y también por nuestras propias apetencias. Caminamos por un campo de minas: avaricias, ambiciones, egoísmos, concupiscencias, pasiones, riquezas, poder...etc. Sin una fe firme y fuerte en Ti, Señor, quedamos a la deriva y a merced del príncipe de este mundo.

Te pedimos, Señor, que nos des una fe firme, fuerte y grande para sostenernos con firmeza en tu Palabra y vivir de acuerdo con tu Voluntad. Danos, Señor, la perseverancia de permanecer fiel a tu Palabra y confiar en recibir de tus manos generosas ese inestimable don de la fe. Esa suficiente fe que necesitamos para mantenernos fieles y firmes a tu lado. Amén.

viernes, 6 de agosto de 2021

CAMINO EN LA OSCURIDAD, SEÑOR,´Y NECESITO TU LUZ

 

HOY A LAS 09:00 HORA PENINSULAR, 08:00 HORA CANARIA, REZO DEL SANTO ROSARIO POR LA DEFENSA Y UNIDAD DE LA VIDA Y LA FAMILIA. ÚNETE A LA HORA QUE PUEDAS Y DESDE DONDE PUEDAS. 

También a mí, Señor, me hace falta de vez en cuando esos momentos taborianos donde tu presencia me sea visible, me conforte y fortalezca para seguir el camino en este mundo de prueba y de constantes tentaciones. 

Sí, Señor, necesito tu Luz y tu presencia. El ritmo que el mismo camino mundano me impone, las propias apetencias que reclama mi naturaleza pecadora y débil y las tentaciones a las que el mundo me somete son pruebas que me debilitan y me hacen desfallecer.

Por otro lado, la pobreza de mi capacidad intelectual y la pequeñez de mi ser, no alcanzan a entender el Misterio de tu grandeza y la Infinita Misericordia de tu Amor. Mis fuerzas se debilitan y desfallecen a cada momento. Te necesito, Señor, y como Pedro, Santiago y Juan necesito un Tabor que me anime, que me fortalezca y que me dé fuerzas para continuar, aun sin entender nada, este camino mundano donde tengo que proclamar tu Infinito Amor, tu Misericordia y tu Salvación de Vida Eterna.

Dame, pues, las fuerzas que necesito para superar esos momentos donde la oscuridad se apodera de mi vida y la obnubila impidiéndole seguir tus huellas, tu Camino, tu Verdad y tu Vida. Amén.

jueves, 5 de agosto de 2021

ENTRE DUDAS Y FE

 

El camino está lleno de trampas y de peligros. La duda está siempre presente, es condición sine qua non y siempre nos acompañará. A nosotros nos toca ponerle resistencia y reafirmarnos en la fe. Para eso contamos con la asistencia y el auxilio inestimable del Espíritu Santo que, recibido en nuestro bautismo, nos acompaña siempre para defendernos, fortalecernos y capacitarnos contra esos peligros y amenazas que nos crea nuestras propias dudas.

Pedro, siempre impetuoso y dispuesto, salta y se lanza a confesar que Jesús es el Hijo de Dios Vivo claramente asistido e impulsado por el Espíritu Santo. No tiene conciencia de lo que dice y se manifiesta unos momentos después cuando se atreve a contradecir a Jesús y discutirle su plan de muerte y Resurrección. Su compromiso es aparente, inconsciente y sin raíces profundas. ¡Y está al lado del Señor!

Tomándole aparte Pedro, se puso a reprenderle diciendo: «¡Lejos de ti, Señor! ¡De ningún modo te sucederá eso!». Pero Él, volviéndose, dijo a Pedro: «¡Quítate de mi vista, Satanás! ¡Escándalo eres para mí, porque tus pensamientos no son los de Dios, sino los de los hombres!»

También nosotros lo tenemos a nuestro lado Eucarísticamente y nos cuesta comprometernos y responderle con un sí firme y decidido. No experimentamos su Pasión, muerte y Resurrección en vivo como ellos, pero sí tenemos sus testimonios y la asistencia del Espíritu Santo como ellos. Quizás tenemos la ventaja de saber y conocer su Resurrección, cosa que ellos no supieron hasta que lo comprobaron con sus propios ojos.

Necesitamos, pues, la fe, esa fe que nos da el Espíritu de Dios y que tendremos que ser capaces de abrirle nuestros corazones. Pidamos, pues, esa Gracia que nos fortalezca, nos ilumine y nos dé la sabiduría de saber sostenernos con firmeza y perseverancia en la fe que alimenta tu esperanza. Amén.

miércoles, 4 de agosto de 2021

ENCIENDE, SEÑOR, LA LLAMA DE NUESTRA FE EN NUESTROS CORAZONES

 

La fe no se presenta de improviso y sin ningún esfuerzo. Necesita tiempo y esfuerzo por nuestra parte. Así sucede en todas las cosas de este mundo. Salvo que el Señor disponga otra cosa, la fe que pedimos necesita insistencia y perseverancia. Y, sobre todo, un gran convencimiento y confianza de que a quien se la pedimos nos la puede dar. Y eso lleva tiempo y esfuerzo. No es cosa de unos días. El tiempo es la prueba y el testigo de que nuestra petición de fe va en serio, a pesar de que al Señor no le hace falta ese tiempo para saberlo.

Igual que el amor no se da ni se demuestra con palabras, la fe no se adquiere porque uno la pida. Solamente la puede dar Dios. Es un don gratuito que Dios nos regala. Pero, y ésta es la cuestión, Él sabe quien la pide con verdadera insistencia y perseverancia. La mujer cananea del Evangelio de hoy nos puede servir de ejemplo.

Pidamos con insistencia, con paciencia y perseverancia y, sobre todo, con fe para que el Señor prenda nuestros corazones del fuego de la fe. Tengamos confianza y no desfallezcamos y, al igual que aquella mujer cananea, siendo de la condición que seamos, insistamos y creamos que el Señor es Señor de todos, de buenos y malos; de cercanos y lejanos; de amigos y enemigos. En definitiva, de todos aquellos que están abiertos a recibir su Amor con mansedumbre y humildad, incluso debajo de la mesa donde se derrama lo que otros dejan caer.

Pidamos humildad, perseverancia y mucha paciencia para no desesperar ni desfallecer. Jesús, el Hijo de Dios, ha venido a salvarnos, a darnos plenitud de felicidad y Vida Eterna. Creamos, pues, que nos dará ese don de la fe para que podamos seguirle, obedecerle y vivir en plenitud su Palabra. Amén.

martes, 3 de agosto de 2021

NO ES LO MISMO CAMINAR CON JESÚS QUE HACERLO A TIENTAS NOSOTROS SOLOS

 

La experiencia del que ha caminado alguna parte de su vida a tientas sabe que hacerlo con Jesús tiene una gran y  única diferencia, le da sentido y plenitud a tu vida. No es lo mismo, pues, caminar junto a Jesús conociendo cada día su Palabra y, tras escucharle, tratar de aplicarla a tu vida, que ir solo por el mundo tratando de aportar soluciones desde tu punto de vista humano, imperfecto y limitado.

Indudablemente que no es lo mismo estar con el Señor que no estarlo. Porque, sin el Señor la vida es corta, sin sentido e injusta. Con el Señor, la vida, a pesar de parecer corta, sin sentido e injusta, no lo es. Es inmensamente larga porque su promesa es ofrecernos la Vida Eterna. Tiene sentido, porque todo lo que pase y nos ocurra va dirigido a hacerlo por y con amor. Lo aceptamos porque la fe nos da esa esperanza de que ese sufrimiento o percance que nos pueda suceder tiene sentido el aceptarlo y ofrecerlo con y por amor.

Porque, todo lo bueno que hagas redundará en mejorar el mundo y, por el contrario, lo malo perjudicará. Así, encontramos sentido a todo lo vivido dándole un carácter positivo. Y, sobre todo, ir con el Señor nos dará la oportunidad de hablar con Él, escucharle, pedirle consejos y apoyarnos en Él para descansar del agobio de cada día y, también, construir un mundo mejor desde la óptica del Evangelio y no desde nuestras propias y limitadas percepciones y razones. En resumen, caminar con Cristo supone darle verdadero sentido a nuestra vida y alejarnos de Él contando solamente con nuestra razón es ir a ciegas por la vida. La diferencia es notable.

Por tanto, pidamos con todas nuestras fuerzas desde este humilde rincón de oración que siempre vayamos unidos al Señor. Recordemos en cada momento de nuestra vida que en nuestro bautismo hemos recibido el Espíritu Santo, el mismo que acompañó a Jesús en el desierto y en su Vida. Abrámonos, pues, también nosotros a su acción cada día en el camino de nuestra vida. Amén.