GRACIAS POR EL DON DE LA FE

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 - Gracias, mi Señor… por el don de la fe… por creer...

porque sé, Dios mío, que por tu Gracia puedo entender, ver y oír el misterio de tus enseñanza y tu Verdad. No entiendo cómo muchas personas y amigos no te conocen ni te buscan. No entiendo como pueden vivir sin Ti y que sentido pueden darle a la vida sin Ti. Se me hace difícil descifrarlo.

Y me doy cuenta que todo es por tu Gracia y por tu amor. Pero Gracia que necesita dejarla entrar, que necesita de nuestra colaboración, pues por eso nos has hecho libres. Has querido que mi respuesta sea libre y consentida. Y yo te la he dado, aunque sin entender nada, pero confiado en tu Palabra.

Ahora, frente a los que cierran sus ojos y tapan sus oídos, entiendo que abandonado en Ti, Tú me los abre y me permites oír tus Palabras. Es el don de tu Gracia a aquellos que, como tu Madre, se hacen humildes y abren su corazón a tu Palabra.

No permitas, Dios mío, que me cierre a tus palabras, ni me aleje de Ti. Amén.

ESA ES MI LUCHA, SEÑOR...

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 - ... dios lo quiso yo quiero ser :guia turistico,policia o lo que Dios

dominar mis ansías de destacar, de estar en los primeros puestos y de ser servido aunque quiera servir. Porque mi pecado me inclina a hacer lo que no quiero y dejar de hacer lo que quiero. Por eso, necesito tus consejos, tu fuerza y gracia para poder dominarme y purificar mi egoísmo.

Perdóname Señor por mis malos deseos y porque llevado por mis apetencias sólo pienso en mí. Me doy cuenta que sigo deseando ser de los primeros, de los que, aparentando, trato de trepar, de llamar la atención, de ser centro y admiración de otros. ¿Dónde está mi servicio?

También me confundo, no encuentro luz, y ante ciertas situaciones me violento, me desespero y pierdo la serenidad y la paz. 

Señor, guíame, dirige mi vida, mis ímpetus y mis deseos, y señálame el camino por, dónde y en qué lugar debo ir. Amén.

TE NECESITO, SEÑOR...

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 - Tengo que decirte que te necesito; que una vez que he podido disfrutar

porque me doy cuenta que cada día soy mayor, que cada día tengo más limitaciones, que me hago viejo y que nada soy sin Ti. 

Si cuando era joven te encontré, ahora que soy mayor te necesito. Todas mis esperanzas están en Ti. Sé que Tú lo sabes todo de mí, y sabes mis necesidades, mis pecados, mis fallos y errores, pero a mí me gusta decírtelos porque de esa manera hablo contigo.

También sabes que te digo la verdad, bueno mi verdad, lo que yo creo que me pasa y necesito. Pero también sé que la verdad sólo la tienes Tú, y eres solamente Tú quien sabe lo que verdaderamente me conviene y necesito.

Por eso, Señor, dejo todo en tus Manos, y acepto que lo que Tú dispongas en mi vida es lo mejor para mí, y me alegro porque sé que Tú quieres eso, y me lo darás. 

Sólo me queda darte las gracias y aceptar tu Voluntad, como hizo tu Madre María. Vivir en la esperanza de que todo acabará un día y llegaré a tu Casa, Señor, es la dicha que me mantiene vivo y en paz. Amén.