Tomás se rendirá ante el Señor, y dirá “Señor mío y Dios mío”
|
quiero expresarte, como Tomás el Apóstol, mi sometimiento a tu Voluntad. Tú, mi Señor, eres la Verdad, el Camino y la Vida, y tu Palabra es mi ley.
Quiero conocerte, más no me es concedido verte, pues así lo has creído Tú mejor. Pero quiero pedirte que mi curiosidad y deseos de conocerte no sea flor de unos días. Te pido, Señor, por tu Misericordia, que me mantengas mi curiosidad siempre encendida, con fuertes deseos de saber más de Ti, y de vivirte, injertado en Ti, según tu Voluntad.
Quiero intimar Contigo en la Eucaristía y alimentarme de tu Cuerpo y tu Sangre. Quiero, Señor mío, que mi fe aumente e imaginarte vivo frente a mí desde tu Sagrario. Quiero sentir tu Rostro y tu Mirada en la Sagrada Hostia Inmaculada cuando es depositada en mis manos pecadoras a la hora de comer tu Cuerpo.
Quiero, Dios mío, escuchar tus Palabras, tu voz suave y dulce que me exhorta y me anima a vivir tu amor tal y como nos enseñó tu Hijo Jesús. Quiero atreverme a intentarlo, pero, claro, yo sólo no porque sería inútil, más sé que injertado en tu Hijo y asistido por la Gracia del Espíritu Santo seré capaz de lograrlo.
En tus Manos, Señor mío y Dios mío me pongo, confiado que son las mejores Manos en las que puedo estar y esperanzado de que nunca dejarlas dejaré. Amén.