... ya conocido, y arriesgarme a saltar al vacío.
|
pero pierdo el ritmo de tus pasos y las huellas de tus pisadas. Quiero seguirte, Señor, pero sin salir de mi habita particular, de mis ideas y proyectos, de mis apegos y apetencias. ¿Cómo te puedo seguir así?
Se me hace imposible caminar a tu lado pensando en mis intereses y en mis planes. Temo dar un paso en falso y arriesgar mis seguridades. Quiero creer en Ti, pero confío luego en mis cosas y en el poder de las cosas. Me autoengaño, me miento y me pierdo en mis apariencias.
Creo que mi fe es muy pequeñita, o mejor insignificante. Hasta tal punto que casi ni existe, porque aunque yo me diga que no, la pospongo a todos mis intereses terrenales. Y lo pero, Señor, es que no me veo con fuerzas para cambiar. Sí, me creo un buen creyente, pero todo es una apariencia porque a la hora de la verdad triunfa mis comodidades, mis apegos, mis temores, mis miedos...
Sólo me queda una cosa, intentar ponerme en tus Manos y pedirte que me des fuerza y aumentes mi fe. Yo sólo nada puedo, pero contigo todo es posible. Necesito de Ti, Señor, para poder salir de mí mismo y darme a los demás en Ti. Y esa es mi fuerza y esperanza: "Nunca dejar de pedírtelo". Amén.