Nos cuesta luchar contra nosotros mismos. Estamos inclinados a dejarnos llevar por la corriente. Por la corriente de los instintos, de las apetencias y del camino fácil. De aquellos caminos que no nos exigen esfuerzos ni luchas ni trabajos. Es más fácil, y una gran tentación, dejar crecer la hierba tal le venga en ganas, sin preocupaciones ni problemas.
Sin embargo, somos conscientes que más tarde vendrá la tormenta. Sufriremos las consecuencias de nuestros propios desordenes, de nuestros a abandonos y desidias. Sabemos que el mal engendra males y que lo bueno, el mejor camino es hacer las cosas bien. Pero, para ello se necesitan obreros, porque son pocos los que se avienen a construir el Reino de Dios y a practicar la justicia y la paz.
Pocos son los que están dispuestos a trabajar en la Viña del Señor por el bien de todos los hombres. Y necesitamos a muchos, pues somos pocos. Por eso, hoy te pedimos Señor que envies obreros a tu mies para que la Verdad se haga Luz para todos los hombres, y tu Reino de justicia y Paz se establezca en la tiera.