Blogueros con el Papa

UN ROSARIO CADA VIERNES

Cada viernes, hora peninsular entre las 09, 30 y 10:30, en Canarias entre las 08:30 y 09:30, aproximadamente, y en cualquier otra parte del mundo la que mejor puedan elegir, nos unimos en el rezo del Rosario (VER AQUÍ) por la unidad de todos los creyentes, por la familia natural, hombre - mujer, por la vida y por la libertad de educación de los hijos.

Desde tu casa, online, desde tu trabajo, desde tu hospital y enfermedad, desde myfeeling, desde todas los colectivos y asociaciones, desde donde quieras que estés, tú también puedes unirte en este clamor al Padre, unidos a María Santisíma, para que el Espíritu Santo nos dé la capacidad y la luz de salvaguardar la vida y los valores morales y naturales que la dignidad de las personas demanda y hemos recibido de nuestro Padre Dios.

También estamos rezando un rosario cada día que hacemos normalmente en las primeras horas de la mañana aunque a veces, por premuras de tiempo, lo hacemos en otras horas del día. En el icono de la Virgen, debajo del rosario de todos los viernes, puedes encontrar el rosario correspondiente a cada día.

viernes, 20 de marzo de 2015

¿ME OCURRE A MÍ LO MISMO HOY?



HOY A LAS 09:00 HORA PENINSULAR, 08:00 HORA CANARIA, REZO DEL SANTO ROSARIO POR LA UNIDA Y DEFENSA DE LA FAMILIA. ÚNETE A LA HORA QUE PUEDAS Y DESDE DONDE PUEDAS




Igual pensamos que eso ocurrió allá cuando, pero que hoy no ocurre. Tendríamos que decir que, caso que no ocurriera, se debería a que fue Jesús la primera voz que defendió la igualdad y libertad del hombre, y que hoy el hombre tiene hoy unos derechos porque Jesús los enseñó, defendió y proclamó.

Pero desafortunadamente ocurre. Ocurre porque el hombre se ha entregado al pecado, y, a pesar de su naturaleza caída, no ha luchado, asistido por el Espíritu Santo, confiando en su poder. Se ha sometido al poder de las tinieblas y se ha dejado llevar por ella. Por eso, desconoce la voz del Señor y no la escucha.

Y es más, lucha para borrarla del mundo y alejarlo de la salvación, que trae Jesús, el Hijo de Dios hecho Hombre. Por eso le buscan para matarlo, y Jesús ante tal amenaza trata de pasar inadvertido, pero llegado el momento proclama el Mensaje de salvación, pues ha sido enviado para eso.

Danos, Señor, la sabiduría y la paciencia para escucharte y superar todas las dificultades y temores que nos acechan. No permitas que el mundo nos desvíe y nos silencie tu Palabra, y que te rechacemos alegando conocerte y saber de dónde vienes. Danos, Señor, la humildad y la fortaleza de perseverar, a pesar de las dudas y tropiezos que el mundo nos pone para que no te sigamos.

Quizás no notamos tu presencia; quizás observamos que el mundo se desmorona; quizás experimentamos fracasos e incapacidad de enderezar el camino; quizás notamos desfallecer y que nuestra esperanza se disipa, pero, a pesar de todo, Tú, Señor estás ahí. Sostén nuestra fe.


jueves, 19 de marzo de 2015

CAMBIAME, SEÑOR, EL RUMBO DE MI VIDA



Posiblemente nos pensamos libres, y nos creemos dueños de hacer nuestra voluntad. Y no percibimos, cada día, las enormes cadenas con las que vivimos y a las que estamos sometidos. 

En un instante nos vemos dominados por la soberbia, por la incomprensión, por nuestras ideas y lo que nosotros pensamos. Son nuestros derechos y nuestra manera de ver e interpretar los hechos de los demás lo que prevalece y alrededor de los que debe girar el mundo. Y se nos viene abajo en un momento.

De repente nos vemos en una situación incomprensible, irrazonable e inexplicable. Así me encuentro ahora. No se comprende sino de la poca cosa que somos, del pecado que habita en nosotros y la falta de humildad de la que carecemos. Sólo en Ti, Señor, podemos encontrar refugio, comprensión, perdón y consuelo. Pero también propósitos de enmienda y de convertir nuestra situación.

Supongo que san José pasó por estas experiencias. Experiencias que se repinten una y otra vez en nuestras vidas. Es la lucha de cada día, doblegar nuestra humanidad soberbia donde reside el pecado, y entregártela, Señor. Porque todo se derrumba en mi interior y experimento lo débil y frágil que soy y la miseria que habita dentro de mí. ¿A quién puedo dar ejemplo y convertir? 

Gracias Señor porque estas experiencias, a pesar de lo sangrantes que son, nos sirven para purificarnos, para darnos cuenta de nuestra pequeñez, de nuestras miserias, debilidades y fragilidad. Nos sirven si somos capaces de comprender que sólo Tú eres santo y sólo contigo podemos vencer nuestra soberbia y pecados.

¡Señor!, estas experiencias no están previstas en nuestras vidas. Pienso que a san José le ocurrió igual. Tenemos nuestros planes y, en unos segundos, toda cambia y se vuelve al revés. Y nos quedamos sorprendidos, atormentados, molestos. ¿Qué hacer?

Líbranos, Señor, de nuestra soberbia. Danos paz y paciencia. Purifica nuestro corazón y despójanos de nuestras propias ideas y prejuicios. Aléjanos de nuestros respetos humanos, de nuestra soberbia y llénanos de humildad. Humildad para decir, amén, hágase tu Voluntad.

miércoles, 18 de marzo de 2015

EN LA HORA DE LA TRIBULACIÓN CUESTA MANTER TU CONFIANZA, SEÑOR



Hay momentos difíciles y que todo se vuelve negro. No se ve camino ni tampoco esperanza. Todas las teorías y consejos se vienen abajo y nada parece importar o tener valor. Sólo nos queda la fe, y yo, en esos momentos donde todo parece perdido, recurro a Ti, Señor y me abandono en tus brazos. Porque sólo Tú tienes Palabra de Vida Eterna.

Escucho tus Palabras, Señor, y creo lo que me dices. Tú eres el Hijo de Dios Vivo: «En verdad, en verdad os digo: el Hijo no puede hacer nada por su cuenta, sino lo que ve hacer al Padre: lo que hace Él, eso también lo hace igualmente el Hijo. Porque el Padre quiere al Hijo y le muestra todo lo que Él hace. Y le mostrará obras aún mayores que estas, para que os asombréis. Porque, como el Padre resucita a los muertos y les da la vida, así también el Hijo da la vida a los que quiere. Porque el Padre no juzga a nadie; sino que todo juicio lo ha entregado al Hijo, para que todos honren al Hijo como honran al Padre. El que no honra al Hijo no honra al Padre que lo ha enviado. En verdad, en verdad os digo: el que escucha mi Palabra y cree en el que me ha enviado, tiene vida eterna y no incurre en juicio, sino que ha pasado de la muerte a la vida. 

Creo, Señor, en quién te ha enviado, porque, por su Amor, has entregado libremente tu Vida  en la Cruz para salvarnos. Y a pesar de nuestra pobreza, de nuestras dudas y pecados, Tú me esperas y das tu Vida por la salvación de todos los hombres. No se entiende tanto Amor ni tanta Misericordia.

Te doy gracias, Señor, por esta hermosa oportunidad de salvación, y te pido sabiduría y fortaleza para perseverar confiado y abierto a tu Amor.